¿Es procedente conceder la máxima distinción de la Región de Murcia a un chaval de 19 años que está despegando en su carrera deportiva? El anuncio hecho este martes por el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, de la concesión el próximo 9 de junio de la Medalla de Oro de la Región al tenista Carlos Alcaraz ha generado opiniones encontradas. Entre los críticos con esta decisión, hay quienes la consideran precipitada para alguien que, aún habiendo ganado dos Masters 1.000, todavía no ha obtenido un Grand Slam. Se argumenta que la determinación puede tener un cierto tufillo electoralista, con los comicios autonómicos a un año vista. Alcaraz, brillante y prometedor deportista donde los haya, ha acaparado portadas y espacios en los medios en los últimos meses, como consecuencia de sus sucesivos triunfos en Miami, Barcelona y Madrid, en especial en este último caso, tras imponerse a Rafa Nadal, Novak Djokovic y Alexander Zverev y ascender al sexto puesto del ranking ATP. Es, sin duda, un buen reclamo para aparecer junto a él en periódicos, radios y televisiones nacionales y aprovechar la ola.
A nadie se le oculta que la progresión de Carlos Alcaraz es espectacular. No hay más que comprobar el salto impresionante que ha dado en apenas un año en la clasificación de los tenistas profesionales. De la mano de Juan Carlos Ferrero y su equipo ha deslumbrado al mundo de la raqueta con un juego directo, con golpes ganadores, una derecha prodigiosa y un revés a dos manos portentoso. Y sus antológicas dejadas en la red, que todos quieren imitar. Sin embargo, aún le resta mucho camino por delante, como él mismo reconoce, cuando dice que todavía tiene a cinco grandes tenistas por encima para llegar a ser algún día el número uno.
Una de las cosas que más sorprende de su carácter es la madurez de un chico con 19 años recién cumplidos, a la que sin duda ha contribuido bastante, aparte del entorno familiar y profesional, la labor llevada a cabo por un intenso trabajo de psicología. Como cualquier chaval de su edad, y con el carnet de conducir ya en su cartera, quisiera tener un coche. En una entrevista televisiva reconoció hace días que es su propia familia la que frena sus ímpetus a la hora de darse determinados caprichos. Y puso un ejemplo: “Me podría comprar cualquier palo de golf, un deporte que también me encanta, por caro que sea, pero no un coche deportivo”, dijo. Para eso, dejó entrever, precisa del visto bueno de su padres.
La Medalla de Oro de la Región le ha sido concedida a otros deportistas como Antonio Peñalver, plata en decatlón en los Juegos de Barcelona 92; Miguel Ángel López, campeón mundial de 20 km marcha o Alejandro Valverde, campeón del mundo de ciclismo. En el caso del atleta alhameño, se le otorgó tras su éxito olímpico, en 1993; en el del marchador de Llano de Brujas, en 2015, luego de su triunfo en Pekín; y en el del ciclista lumbrerense, en 2016, tras más de tres lustros de carreras por las carreteras de medio mundo. Quizá hubiera sido más prudente esperar a que Alcaraz ganara cualquiera de los cuatro grandes torneos del tenis mundial para reconocerle ese mérito en su tierra. Aunque ya se sabe que la prudencia es una virtud no siempre asociada a la política.
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