Ayer fue el Día Mundial por el Medio Ambiente y quizás por ello sea el momento de reflexionar sobre qué estamos haciendo y cómo tenemos que afrontar la emergencia ambiental en la que se encuentra la Región de Murcia.
Una de las señas de identidad del proyecto que los socialistas estamos construyendo en Cartagena se cimenta sobre la férrea defensa del medio ambiente. Estamos construyendo un partido identificado claramente por la defensa de los valores ecologistas y la sostenibilidad medioambiental.
En este punto encontramos un Mar Menor agonizante, con un Gobierno Regional incapaz de asumir la responsabilidad que le compete y un Gobierno Municipal más pendiente de los focos, las luces y el personal de attrezzo que de lo que realmente importa.
Veo con estupor como de repente surgen los que yo denomino, ‘salvadores de sí mismos’. Esos personajes que con el único fin de conseguir la atención mediática organizan todo un teatro rodante para hacer creer a los vecinos y vecinas que les preocupa y ocupa el estado de nuestra laguna. Aquellos que son capaces de movilizar a más de 50 personas, solo para hacerse una bonita foto, (mascarilla mediante, eso sí) junto a trabajadores de todas las contratas habidas y por haber de nuestra (clientelar) administración regional, traídos de cualquier lugar de esta región solo para la función preparada.
Nuestro querido Mar Menor está como ese boxeador al que le han dado una paliza en el ring, pero quiere seguir, quiere acabar la pelea, y aún sueña con ganarla. Ha revivido mil veces, pese a la incompetencia y absoluta dejadez del Gobierno Regional y Municipal. Pero sus constantes cada vez son más débiles, cada vez vuelve con menos fuerzas.
Tenemos un Gobierno Regional incapaz de gestionar la crisis medioambiental del Mar Menor, poniendo palos en las ruedas a la administración nacional por lo que tampoco permite que esta pueda actuar. Llevan 25 años derogando leyes de protección, permitiendo todo tipo de agresiones y ahora les echan las culpas a otros... en la línea de todo lo que hacen. Gobierno incapaz e irresponsable. En definitiva, sin ningún interés en solucionar el problema, pero eso sí, llorando, llorando mucho, todo el día pidiendo que vengan otros a hacer lo que ellos tienen la obligación de realizar.
Pero si alejamos la vista de la laguna y viramos hacia tierra nos encontramos a la Sierra Minera, esa que fue fuente de prosperidad para el municipio, pero que las empresas que la explotaron, con la connivencia de la administración regional, no incluyeron en la balanza el respeto al medio ambiente. Existen multitud de terrenos contaminados, muchos de ellos bien podrían pasar por una ubicación de exteriores para cualquier película ambientada en Marte, el planeta rojo. Terrenos colmatados de restos mineros, con balsas llenas de metales pesados, tóxicos y dañinos para la salud. Y lo peor, sin control ni medidas de seguridad puestas por los dueños de los terrenos. De nuevo el Gobierno Regional no toma medidas para evitarlo, de nuevo la irresponsabilidad y el clientelismo.
Y el problema no es lo que se ve, que también, sino que todo lo que se ve, cuando llueve, acaba en el Mar Menor arrastrado a través de ramblas, cauces y roturaciones legales e ilegales. Terrenos que antes servían para frenar la llegada de estos restos a nuestra querida laguna, hoy han sido roturados a favor de pendiente, lo que provoca que lo que antes era una barrera natural, ahora sea una autopista hacia la laguna. Y de nuevo me acuerdo de la irresponsabilidad y falta atención de la administración local y regional.
Solo espero que de una vez el Ministerio de Transición Ecológica actúe poniendo negro sobre blanco. Demostrando la incapacidad de estos ‘salvadores de sí mismos’, evidenciando que son negados para gestionar el problema que ellos han creado, que no quieren solucionar por miedo a perder su tradicional caladero de votos, que apliquen la máxima de ‘quien contamina paga’ y quien es responsable político, hoy y en los últimos 25 años, responda de este desastre.
Es necesario tomar el control de las medidas de protección, es indispensable remangarse y poner coto a la irresponsabilidad. Precisamente hace unos días que el Gobierno de España ha marcado el camino enviando a las Cortes el primer proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que seguro ayudará a frenar estos desmanes.
Hasta que la norma sea aprobada, es necesario que la autoridades locales y regionales sean responsables y acometan las medidas necesarias para salvaguardar nuestro medio ambiente, porque el futuro debe de ser verde, o no lo será.
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