La Asamblea Ciudadana que tenemos abierta en Podemos nos enfrenta ante el dilema que afecta a toda organización incipiente cual es no romper sus costuras, no dispersar su capital humano y político, no destejer lo ya tejido.
Vistalegre 2 definió un camino organizativo que todos respetamos, y alumbró una hoja de ruta política que nos debe servir para fijar el horizonte en los próximos años. Pero también en Vistalegre 2 cristalizó un proyecto político definido, orientado a expulsar democráticamente al Partido Popular de las instituciones de gobierno.
Las continuas apelaciones a esos lugares comunes llamados transparencia, participación o acción de las bases no deberían capitalizarse de ningún lado porque hacer girar el debate organizativo y político exclusivamente sobre esos conceptos lo único que consigue es esquivar la certera articulación de una fuerza política transformadora.
Resulta curioso comprobar cómo algunos candidatos a la nueva dirección de Podemos RM apuestan radicalmente por la democracia horizontal, circulante y cooperativa, pero transaccionan con aquellos que practican el verticalismo organizativo e ideológico. Eso es circular en torno a una cúpula, por más que a la circunvalación se la denomine construcción popular y a la cúspide “coordinadora”.
Resulta curioso que determinadas candidaturas se arroguen la representación de las bases y la circularidad de la organización cuando los inscritos aún no han votado.
Resulta curioso que la incisiva y revitalizante labor efectuada por nuestros parlamentarios regionales sea definida bajo el patrón de la moqueta, mientras que los europarlamentarios, tenientes de alcaldes y concejales aparezcan como políticos vacunados de moquetitis y tocados por ese halo invisible de ser portadores del grial de las bases.
Resulta curioso que se acuse a los diputados integrados en “Más Podemos Más Profundización Democrática” de subalternidad al PSOE por aquellos que gobiernan con ese mismo partido o le otorgan apoyo institucional a cambio de una meliflua influencia en su acción de gobierno.
Resulta curioso que algunos candidatos –autoungidos como pablistas- critiquen la dirección política del actual Grupo Parlamentario por su apoyo a la moción de censura contra PAS, e incluso votaran en contra del pacto alcanzado con el PSOE para su materialización, mientras el propio Pablo Iglesias utilizaba ese pacto como ejemplo de actitud responsable para acabar con el partido que ha inundado de corrupción nuestra comunidad durante 22 años.
Resulta curioso que el debate político se llene de términos como “soberanía alimentaria”, “remunicipalización de servicios” “soberanía hídrica” “infraestructuras sostenibles” “modelo productivo”, entre otros, sin reconocer la labor de aquellos que han dotado de contenido preciso y carnal esos conceptos elevándolos a la categoría de proyecto político con vocación de gobierno.
Resulta curioso que se atribuya en exclusiva el mérito a la lucha en las calles -en la que ninguno hemos faltado- obviando el trabajo institucional y judicial que modélicamente ha conseguido colocar al Partido Popular contra las cuerdas.
Resulta curioso que cuando la realidad contradice el relato prefijado por una candidatura y sus candidatos, expulsemos a la realidad de la ecuación, empobreciendo el proyecto común y dilapidando dos años de convulsa e ilusionante consolidación de una alternativa política capaz de forjar un gobierno que devuelva la dignidad a una Región orillada y maltrecha tras 22 años de monopartidismo.
*Rafael Esteban, integrante de la candidatura “Mas Podemos Mas Profundización Democrática” al CCA de Podemos Región de Murcia liderado por Óscar Urralburu
