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Navarra prorroga las restricciones para frenar los contagios y no descarta nuevas medidas

La presidenta de Navarra, María Chivite, en una comparecencia este lunes

Sol Gragera

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El Gobierno de Navarra prorrogará hasta el 31 de enero las medidas restrictivas para frenar el elevado ritmo de transmisión de contagios de COVID-19, que deja este martes nuevamente más de 3.500 positivos notificados y una incidencia superior a los 7.000 casos a los 14 días. A la espera de conocer el impacto que aún se pueda derivar del aumento de la interacción social en las fiestas navideñas, el Ejecutivo foral ha enviado este martes al Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) la solicitud para ampliar las restricciones vigentes en un principio hasta el 14 de enero, entre las que se encuentran el uso del pasaporte COVID, el cierre de bares y discotecas a la 1:00 horas, la limitación de 10 comensales por mesa o la prohibición de consumo en barra.

Con un 70% más de hospitalizados por la enfermedad en los últimos 15 días y tras reconocer este lunes la presidenta navarra que la situación es “más complicada”, la consejera de Salud, Santos Induráin, ha indicado en declaraciones a los medios que las restricciones “necesitan prorrogarse” por la situación epidemiológica y la “repercusión de todo el sistema asistencial sanitario, tanto de Atención Primaria como de atención hospitalaria, en hospitalización convencional y en UCI”. En concreto, en estos momentos Navarra registra 246 personas ingresadas, de las que 35 se encuentran en la UCI.

Respecto a la posibilidad de endurecer aún más las restricciones, Induráin no ha descartado ese escenario: “Lo que va a hacer el Gobierno, como lo está haciendo, es una monitorización y evaluación, porque aún está por verse el impacto de interacción comunitaria y de movilidad que ha habido en Nochevieja y en Reyes, y que sabemos que el año pasado se dio con la vuelta de los universitarios”.

En este contexto, la titular de Salud ha reconocido que no se ha logrado atajar el ritmo de transmisión con las restricciones actualmente adoptadas y tras la irrupción de la cepa ómicron, que está detrás de más del 80% de los contagios. “La situación epidemiológica, con las medidas que tomamos hace quince días, no ha inflexionado y está repercutiendo en unas cifras tan extraordinariamente llamativas de incidencia como no habíamos conocida nunca, aquí, en el resto del país, en el resto de Europa y en el resto del mundo”, ha manifestado.

Se ha mostrado preocupada por el aumento de ingresos hospitalarios y en UCI, que han alcanzado los niveles más altos del último año con una veintena diaria, “aunque el porcentaje de cuadros graves es menor que en otras olas”. Segú ha precisado, “la incidencia es tan elevada que la repercusión en cuadros graves está suponiendo un aumento progresivo de la hospitalización y de las UCI y probablemente repercutirá también en fallecimientos”. De hecho, en la última semana el Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea) se ha visto obligado a habilitar nuevas plantas hospitalarias para pacientes con COVID-19.

Tal y como ha explicado, en la orden foral remitida al TSJN “queda abierto que se pudieran tomar otras medidas”, siempre en función de la evolución y la evaluación sobre la transmisión comunitaria del Sars-Cov-2. Con estas restricciones, según reconoce el Ejecutivo foral en un comunicado, se busca preservar no solo al sistema sanitario, sino también incidir en el impacto que están teniendo los contagios en “la actividad social y económica por el elevado número de bajas laborales por contagio, que están poniendo en riesgo actividades económicas esenciales”.

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