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Jóvenes exiliados laborales

Eduardo Azumendi

Bilbao —

Más de 17.000 jóvenes entre 18 y 34 años salieron de Euskadi en busca de otros horizontes profesionales en el año 2012. Se trata de jóvenes en su mayoría formados y que se han visto obligados a abandonar el país desalentados por la falta de oportunidades laborales. Con una tasa de paro juvenil del 36,9%, al afectar a 18.100 jóvenes activos de 16 a 24 años, buscarse la vida en el extranjero se abre como una opción. Pero se trata de una opción incierta y que debido a la dureza de la crisis puede resultar definitiva. Los recortes que, por ejemplo, se han hecho en investigación han convertido lo que antes era una oportunidad para formarse en el extranjero en una obligación. Y España, y por extensión Euskadi, se enfrentan a una auténtica 'fuga de cerebros' que repercutirá tanto social como económicamente.

Estos recortes en investigación es lo que llevó a Manu Romero a irse a Chile. Actualmente es investigador postdoctoral en la Universidad de Santiago, en el país andino. “Postulé a un contrato de investigación postdoctoral de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile y me lo concedieron por una duración de tres años. Llevo aquí desde diciembre del pasado año”, comenta.

Manu decidió salir porque actualmente las oportunidades en el campo de la investigación en España son “muy pequeñas”. Tras obtener el grado de Doctor en noviembre de 2012 estuvo un año buscando trabajo en España y el extranjero hasta que me surgió la posibilidad de venir a Chile.

“Mi intención es volver a España, pero a la vez no descarto que mi futuro esté fuera de mi país ya que no sé si en los próximos años se invertirá en investigación o continuarán los recortes como hasta ahora”.

Iñaki García Andoain, de 30 años y residente actualmente en México DF desde hace cuatro, tiene claro que su futuro no pasa por España. “Todo comenzó en el año 2008 cuando me encontraba estudiando la carrera de Administración y Dirección de Empresas en Bilbao. Allí conocí a una chica mexicana. En el verano de 2008 hicimos un viaje a México y me encantó”.

Un año después y debido a la falta de oportunidades que existían en España debido a la crisis económica (ya se notaban los efectos) decidió partir a México en busca de mejores opciones. “Unos meses después de mi llegada y tras trabajar como vendedor ambulante de seguros de riesgos mínimos encontré mi actual trabajo en una empresa dedicada a asesorar a los restaurantes para que logren los estándares que la normativa mexicana dicta en torno a la higiene y a la correcta manipulación de alimentos”. En la actualidad ejerce como director comercial de dicha empresa.

La vida en México DF (con más de 20 millones de habitantes) le resulta “un poco estresante”, pero “a todo se acostumbra uno”. En cuanto al pueblo mexicano, “lo único que puedo decir es que me acogió muy bien desde el primer momento haciéndome sentir como en casa. Tanto es así que la relación con la chica que vine al comienzo finalizó hace más de un año y por aquí sigo”.

El futuro

El futuroTanto Manu como Iñaki contemplan el futuro con optimismo. Lo mismo que Jorge García, quien no se exilió de una manera forzosa. “Yo estaba trabajando en Vitoria, en una farmacia. Tenía un contrato de un año y la posibilidad de renovar por otros seis meses. Coincidiendo con la finalización del contrato de un año, un amigo que vivía y trabajaba en Suecia contactó conmigo para ofrecerme un puesto de trabajo en su misma empresa, relacionada con la farmacia”.

Desde el primer momento le sedujo la idea y no tardó en dar preferencia a los aspectos de la propuesta que consideraba positivos. “Se trata de un trabajo diferente a todo lo que yo he hecho y, además, tengo la posibilidad de conocer otro país, otra cultura y practicar el inglés, que se me estaba olvidando”.

“Nunca sabes lo que te puede deparar el futuro”, añade, pero su intención es “la de cumplir con el contrato actual de un año y una vez terminado volver a poner pros y contras sobre la mesa. Ya habrá tiempo de decidir entonces”. De momento llevo solo lleva tres meses en Suecia y aunque las cosas “no siempre son fáciles cuando estás lejos de tu casa y de los tuyos, creo que la valoración es positiva”.

En cambio, María G., que vive en Londres desde hace varios años, sí tiene claro que su meta es volver a España, aunque de momento no tiene prisa por hacerlo. “No voy a negar que a veces me planteo el volver a mi país, con mi gente, mi cultura y mi familia. Y es verdad que esa opción siempre es descartada debido a la crisis. Así que mi planteamiento es seguir exprimiendo esta interesante experiencia en el extranjero y esperar el momento en el que pueda volver a España con las mismas perspectivas, ilusiones y oportunidades que tengo ahora mismo en Londres”.

El exilio de María G. no es exactamente producto de la crisis, porque su marcha se remonta a 2006, cuando acabó la carrera de Comunicación Audiovisual. Desde entonces ha pasado por varias ciudades (Londres, Dublín, Nueva York) hasta recalar, por ahora, en la capital londinense. Durante todo este tiempo, lo peor fueron los cinco meses que se quedó en paro. “Cada semana tenía una entrevista con un funcionario para demostrar que estaba buscando activamente trabajo. También era obligatoria la presencia a cursos impartidos gratuitamente para orientar en la búsqueda de trabajo”. Finalmente, en abril de 2011 encontró trabajo en la empresa Vubiquity. El trabajo de 'Service Delivery Coordinator' no era un trabajo de gran cualificación, pero decidió cogerlo porque “llevaba mucho tiempo en paro”. Con el tiempo fue progresando en la empresa hasta convertirse en analista de sistemas. “La promesa de futuro que esta empresa me ofrece es seguir creciendo y mejorando”.

La emigración de jóvenes vascos al extranjero también tiene una cara invisible. Preocupado por el aumento de emigración juvenil y con los mensajes institucionales animando a los jóvenes a marcharse fuera, el Consejo de la Juventud de Euskadi (EGK) desarrolló el proyecto 'SOS Gazte: emigración laboral juvenil'. “Frente a la idea generalizada de que irse al extranjero en busca de empleo es siempre una buena solución frente a la precariedad, la emigración juvenil por motivos laborales tiene una cara invisible que conlleva dificultades y pérdida de derechos”, advierte la presidenta del Consejo, Itsaso Andueza.

Y mientras el éxodo sigue, el fantasma de que la juventud esté condenada al desempleo y a vagar como un generación perdida flota en el ambiente sin que nadie se atreva a responder.

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