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Una medalla judicial con cierta discordia

Juan Luis Ibarra, en el reciente homenaje al juez Lidón, asesinado por ETA.

Aitor Guenaga

Bilbao —

En principio, conceder una medalla a alguien no debería ser motivo de discordia. Reconocer la labor de alguna persona, siempre que ese reconocimiento esté debidamente acreditado, es algo normal. Incluso positivo. También es cierto que muchos de nosotros hemos visto cómo también a veces se premia las trayectorias de personas que bien podían haberse quedado sin reconocimiento alguno y nadie lo hubiera echado de menos. Y que la envidia suele ser también mala consejera casi siempre.

En los últimos años, se aprovecha la apertura del año judicial en Euskadi para distinguir y reconocer la labor de determinados colectivos que, por una u otra razón, han tenido una aportación singular. Durante el mandato del actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, se ha distinguido con diplomas por ejemplo la labor de los escoltas privados o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en su defensa de la integridad de jueces y magistrados ante la amenaza de ETA. Una amenaza que se llevó por delante la vida del magistrado José María Lidón, un juez “profundamente constitucional” como a las 24 horas de su asesinato, el 7 de noviembre de 2011, destacó el propio Ibarra. En 2012, las medallas de San Raimundo de Peñafort, la mayor distinción que puede llegar desde el sector judicial, fueron a parar a manos de tres jueces, un secretario y un ertzaina de la policía judicial. Un año después, los distinguidos con “las 'raimundas'” fueron tres representantes de Policía, Guardia Civil y Ertzaintza y los diplomas, para jueces sustitutos y magistrados suplentes, por la labor que realizan para mantener el nivel de la justicia en Euskadi y sin cuyo concurso otro gallo cantaría también en territorio vasco en la calidad de la Administración de Justicia..

Pero no todas las 'condecoraciones' parece que devienen pacíficas. Eso parece al menos en relación con la decisión adoptada en esta ocasión por la Sala de Gobierno del alto tribunal vasco: la distinción del magistrado de lo Mercantil encargado de un caso tan complicado como el proceso concursal de Fagor Electrodomésticos, el andaluz Pedro Malagón. Un año más tarde, estamos asistiendo a la reapertura de dos plantas -Garagarza y Eskoriatza- en lo que no deja de ser todo un renacimiento en tiempo récord de la mano de la catalana CNA Cata que todo el mundo espera llegue a buen puerto de forma que se consoliden los más de 700 empleos previstos en el plan industrial de CNA.

Algunas voces desde la Audiencia de Álava han cuestionado que se reconozca a ese juzgado, pero “se hayan olvidado de los casos que están vivos ahora en esta provincia: el caso de Cegasa o el más reciente de la empresa Cablenor. Olvidémonos del nombre del magistrado, la pregunta es ¿tienen más importancia unos empleos que otros. Además, el juzgado ha conseguido un refuerzo durante todo este año, mientras que aquí cada uno se tiene que ventilar casos tan complicados o más como puede: ahí está el 'caso de Miguel', el mayor caso de corrupción en Euskadi en las últimas décadas, u otros. ¿Tal vez el problema real es que es más fácil premiar determinados casos, como por el ejemplo el de Fagor Electrodomésticos, que otros que pueden levantar mas ampollas?”, se preguntan las mismas voces.

Edmundo Achútegui, el magistrado que ha reforzado durante este año el juzgado de Malagón en San Sebastián, no comparte las críticas, ni ve agravios por ningún lado. Recuerda que la magistrada que lleva el 'caso Cegasa' tiene un refuerzo en el juzgado de lo Mercantil igual que en San Sebastián, en concreto el juez decano, José Luis Núñez. No sin cierta ironía, Achútegui cree que parece que aquí solo se pueden hacer reconocimientos a jubilados o a la altas esferas judiciales. Y recuerda además que el caso de Malagón era complicadísimo “y lo ha sacado en menos de un año”. Mientras otros como los de Forum, Afinsa, Martinsa, diez años y pudriéndose en los juzgados, enumera.

¿Será entonces problema de envidias?

Pues dejémonos envolver por la Biblia y sus palabras. Y dejémoslo correr.

“Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. (Romanos 13.13)

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