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Comer en el cole no es cosa de niños

Una mesa de comedor escolar en la Comunidad de Madrid.

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No es nuevo que una buena y equilibrada alimentación es algo imprescindible para el buen desarrollo de los niños y niñas desde antes de nacer y para toda su vida posterior. No es nuevo tampoco que uno de los elementos centrales a diario de la mayoría de las familias, como padre de tres hijos lo digo, es que sus hijos e hijas coman bien. 

Las evidencias científicas del impacto en la salud que tiene la alimentación en la infancia y en la adolescencia son incontestables. Junto a la salud también hay muchas otras que deben formar parte de las propuestas y decisiones relativas a la alimentación en los centros educativos. 

Los comedores escolares en Madrid y en España juegan un papel fundamental en cinco aspectos: obesidad infantil y salud, cohesión social, normas y convivencia, sostenibilidad y conciliación. 

En España, con cerca de un 18%, estamos entre los países de la Unión Europea con una mayor prevalencia en obesidad y sobrepeso infantil. Se trata de uno de los problemas de salud pública más cruciales no sólo para la salud, sino también en lo que afecta a la desigualdad. Diabetes, enfermedades cardiovasculares y renales pueden ser prevenidas en el futuro reduciendo la obesidad y el sobrepeso infantil. Hemos visto cómo personas de relevancia global como Michelle Obama o Pau Gasol se han puesto al frente de este asunto. Los socialistas pensamos que los comedores escolares son un espacio imprescindible para responder a este desafío. 

El segundo elemento es el relativo a la cohesión social. La obesidad infantil va por barrios. La prevalencia es mayor en las familias con menores rentas. El acceso a una alimentación de calidad, fresca y variada fuera del colegio no es igual para todas las familias. Por eso el comedor escolar tiene un protagonismo clave en garantizar al menos una comida completa, variada, planificada y de calidad una vez al día. 

El tercer elemento es el relativo a la convivencia y las normas. Las mesas de los comedores escolares deben formar parte del proyecto educativo de los centros, no sólo en lo relativo a las normas de comportamiento en la mesa, también en la sensibilización para una alimentación variada; el aprender que hay alimentos que gustan más o menos, pero hay que probarlos todos, o conocer las intolerancias alimentarias propias y del resto de compañeros. Comer en la misma mesa genera convivencia y eso es muy importante también en el proyecto educativo. 

El cuarto elemento se refiere a la sostenibilidad. En primer lugar, sensibilizando sobre alimentos de temporada y alimentos de cercanía. También con algo que no es menor; ¿Cuántos desplazamientos se ahorran a diario las familias de 900.000 alumnos de infantil y primaria que hay en toda la Comunidad de Madrid si todos comieran en los colegios? 

Por último, lo que se refiere a la conciliación. Los comedores escolares facilitan y ayudan a miles de familias a diario a encajar sus vidas familiares, personales y laborales. 

Por todos estos cinco aspectos hemos presentado una batería de propuestas en la Asamblea de Madrid para que los comedores escolares se conviertan en un aspecto vertebral del sistema educativo en la Comunidad de Madrid. Pocas inversiones con tan poco coste pueden conseguir una rentabilidad tan alta e importante para la sociedad madrileña. 

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