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La victoria de Boric y un futuro de vidas buenas

Gabriel Boric, junto a su familia, después de su discurso a sus seguidores. EFE/Elvis González

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Vivir mejor. Esa es la promesa que Gabriel Boric le ha hecho al pueblo chileno y con la que se convertirá en presidente tras ganar este domingo las elecciones al ultraderechista José Antonio Kast. La victoria del candidato de Apruebo Dignidad simboliza un antes y un después para Chile, para América Latina y para todos los proyectos transformadores internacionales. Los chilenos y chilenas han marcado con claridad el camino hacia un nuevo ciclo.

El domingo pasado Chile no solo decidía el futuro de su país, sino que también era el escenario de una competición entre las dos salidas a la crisis del neoliberalismo. Por un lado, se presentaba la internacional reaccionaria, el nuevo proyecto de las élites económicas que apuesta por el nacionalismo excluyente y la persecución del diferente. Pero por otro, se ha construido un proyecto ilusionante de unidad popular basado en la igualdad, los derechos humanos, la protección del planeta y el ensanchamiento de los horizontes democráticos. Un proyecto que ha logrado recoger el mandato de cambio que reclamaba el pueblo chileno desde el estallido social y que luego dio paso a la Convención Constitucional. Han sido los chilenos y chilenas los que han llevado la candidatura hasta la Moneda y han logrado frenar a la ultraderecha con una movilización masiva y emocionante.

El “vivir mejor” del que Gabriel Boric ha hecho su eje de campaña se alinea, precisamente, con los principios esenciales que sustentan la Agenda 2030. Ante un agotamiento evidente del modelo económico, existe una alternativa que tiene en su base la vida en común, el cuidado de las personas y el planeta y la dignidad de los pueblos. Los chilenos y chilenas han elegido un proyecto que trabaje por un futuro mejor para todos y todas.

Boric es también el representante de una generación que lleva años pidiendo paso. Ahora Sebastián Piñera tendrá que ceder el poder a uno de los muchos hombres y mujeres que se levantaron contra sus políticas, un líder que surgió de la protesta estudiantil. Es una potente lectura sobre los resultados a los que lleva la organización política y la participación popular. Hoy Boric lanza un mensaje a todos los ciudadanos y ciudadanas: si algo no te gusta, si no funciona bien, organízate para cambiarlo.

Apruebo Dignidad representa una lección poderosísima para todos los espacios y alianzas progresistas. Nuestros pueblos nos están demandando certezas y futuro ante el evidente fracaso de las políticas neoliberales. Chile ha demostrado que si logramos trenzar proyectos ilusionantes y amplios podemos derrotar a la desafección, que constituye uno de los ralentizadores más potentes del cambio político. Es el momento de construir juntos y mirando hacia delante. Como dice el nuevo presidente: “Somos unidad. Somos esperanza. Somos más cuando estamos juntos”. 

Por esta misma razón, sabemos que el camino más difícil de Boric empieza ahora. A la tarea de construir un sistema universal de salud, pensiones públicas robustas o la condonación de la deuda educativa se le sumará la de derribar resistencias sistémicas. La campaña electoral del ultraderechista Kast ha estado llena de difamaciones, noticias falsas, tensión inyectada en la sociedad y de nostalgia autoritarista. El objetivo era evitar el triunfo de Boric, incluso con falta de transporte público durante la misma jornada electoral.  Su victoria es un portazo al pinochetismo y la confirmación de que no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza, como dijo Salvador Allende.

El presidente electo ha ganado tejiendo para el pueblo chileno una esperanza, un proyecto de futuro que implica transformaciones profundas, un camino que Boric ha prometido hacer como se hacen todas las cosas importantes:peldaño a peldaño” y “con los pies en la calle”. No se lo pondrán fácil en un país que ha servido como experimento de las políticas neoliberales que se han exportado después a otras regiones. Todos y todas las demócratas estamos mirando a Chile, y sabemos que es el principio de una ola de cambio que llegará a Brasil o a Colombia en esta nueva página de la historia.

Una de las frases más representativas de la campaña de Boric ha sido que la esperanza iba a vencer al miedo. Nosotras decimos que esta es siempre una tarea cotidiana, algo que hay que construir cada día.  Este domingo, Chile ha demostrado que creer y construir esperanza es la única forma de ganar el futuro.

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