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Apadrina a un alcalde del PP

Antón Losada

Mientras usted disfruta despreocupadamente de su veraneo y Rajoy y Merkel se estudian el decálogo de deberes que les ha puesto Pedro Sánchez, un terrible drama se gesta de manera silenciosa e inopinada. En un mundo cruel y despiadado donde sólo rige la lógica del más fuerte, otra especie desvalida se encamina hacia la extinción. Si, amigas y amigos, los alcaldes del PP pueden extinguirse a manos de una izquierda voraz e insaciable, bien financiada por el oro de Cuba y Venezuela y que además da muy bien en las tertulias de la tele.

A pesar del cariño de sus nobles gentes, ciudades como Málaga o Valladolid pueden verse privadas de sus sensibles alcaldes. La despreciable artimaña que podría utilizarse para un fin tan vil consiste en que candidatos que juntos suman más votos se pongan de acuerdo para formar gobiernos de coalición. Algo que, como todo el mundo sabe, acaba trayendo el fascismo, el comunismo, el turismo de borrachera y la sífilis. Como diría el regidor de Valladolid, el sabio León de la Riva, la democracia debería andarse con ojo, a partir de ciertas horas, las mujeres y la gente en general deberían mirar por donde votan.

Lamentablemente la Constitución de 1978 no prohibió expresamente los gobiernos de coalición. Como sí ha hecho con todo cuanto no le gusta o le va mal al Partido Popular, desde el referéndum catalán, a una consulta en Canarias sobre las prospecciones petroleras, que los gays se puedan casar y llamarle matrimonio, o que las mujeres puedan abortar si así lo deciden libremente.

Afortunadamente ese error histórico pronto podría quedar corregido. Para crear más empleó, salir de la crisis y regenerar la democracia, el gobierno estudia cambiar la ley y que mande el alcalde más votado. Sostiene Rajoy que sería lo más democrático. En pura lógica política esa afirmación es tan cierta como declarar que lo más democrático es que gobiernen las coaliciones si suman más apoyos. Sin embargo, desde una lógica estrictamente futbolera de la política resulta una verdad como un templo. Las elecciones no son como la Liga, donde gana quién sabe sumar más puntos en una competición de todos contra todos. Se parecen más a la Copa: gana quien suma más votos y los demás quedan eliminados .

El Partido Popular se ha lanzado a darlo todo para resolver este problema que angustia a millones de españoles, muy preocupados porque no gobierne en su ayuntamiento la lista más votada. Sus mejores espadas reclaman a la izquierda que no sea nenaza y deje hablar al pueblo. La izquierda pica y entra al trapo contribuyendo a fijar la idea de que la gente quiere y va a votar masivamente al Partido Popular, pero la democracia y la legislación vigente tal como está se lo impiden.

Si te gustan las causas nobles y las especies en extinción, tú también podrás contribuir con tu papeleta cuando llegue el día de las elecciones. Apadrina a un alcalde del PP con tu voto. Que no se pierdan ni el lince ibérico, ni los alcaldes del PP. Hagamos entre todos una España mejor.

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