España de puente
Agosto es el mes más cruel y no perdona. España entera se ha ido de puente, pero tranquilos, tenemos cubierta tamaña contingencia. Todo está bajo control. Tenemos camareros de sobra.
Resulta ciertamente desconcertante. Primero nos meten todo el miedo en el cuerpo posible con las desgracias que sobrevendrían por causa de la falta de gobierno, como si esa carencia fuera culpa nuestra, por votar mal, y no responsabilidad suya, por no saber hacer política. Ahora se van a la playa, al monte, al sendero y al yate, como si fueran un suicide squad del veraneo.
Las Cazafantasmas en España no iban a dar abasto para cazar a tanto fantasma. Sobra material para varías decenas de secuelas. Pueden escoger entre las historias de terror que nos cuenta Rajoy por no hacerle presidente y los poltergeists que se escuchan en el PP, ese Albert Rivera que parece el fantasma de las navidades pasadas, las psicofonías que rodean a Pedro Sánchez o el misterio de la desaparición de Pablo Iglesias y Podemos. Nos íbamos a morir de la risa con tanto chiste.
Ni la corrupción, ni el paro, ni la precariedad, ni la desigualdad, ni las inciertas cuentas públicas va a desaparecer o a arreglarse solas pero en estos pocos días tampoco van a empeorar más. Sigan su ejemplo. Descansen y procuren relajarse. Ustedes se lo han ganado y nos merecemos un respiro.
En España sólo nos sobran los estrategas geniales y los políticos que creen que hacer política es dar ruedas de prensa, soltar frases ingeniosas en la televisión y hacerse putaditas en el Parlamento o en los juzgados. Padecemos una carencia angustiosa de verdaderos profesionales de la política. Esos que podrían irse de puente con todo el derecho porque habrían dejado hecho su trabajo. Pero eso tampoco lo vamos a arreglar ahora.