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Herramientas para rescatar la economía real

El indicador de estrés de los mercados financieros, en niveles bajos en 2018

Economistas Sin Fronteras

Carlos Lázaro —

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Cuando usamos el dinero para ganar más dinero estamos hablando de economía financiera, un mundo en el que intangibles como la expectativa de precios futuros se mercantilizan y se monetizan, un mundo donde las tasas de interés, las agencias de rating, las primas de riesgo y la especulación reinan y suponen más del 90% de todas las transacciones mundiales, lejos de lo que llamamos mundo real.

Sin embargo, es en el mundo real donde se producen las transacciones que tienen que ver con la vida de la gente, la compra de bienes y servicios, el comercio, el pago de impuestos, salarios, las fábricas, la agricultura, la ganadería, la pesca, etc. Esto es la economía real, en la que personas físicas o jurídicas intercambian bienes y servicios tangibles por su valor económico en dinero real, y que suponen un escaso 5-10% del total de las transacciones en el mundo.

Es importante no olvidar que las políticas presupuestarias, las políticas fiscales y las políticas monetarias al servicio de los gobiernos, no distinguen entre uno u otro tipo de economía, de hecho, se utilizan las mismas herramientas y las mismas divisas independientemente del tipo de transacciones de que se trate.

La experiencia de los últimos años nos enseña que la economía real está siendo estrangulada por el hecho de que el dinero se siente más a gusto en la economía financiera generando burbujas y grandes beneficios, y esto provoca una huida permanente de dinero, desapareciendo de la circulación y dificultando las operaciones en la economía real. Si un emprendedor necesita invertir para lanzar una actividad empresarial se encuentra con dificultades de acceso al crédito y además con un mercado de consumo deprimido por la falta de dinero en circulación, cuyo resultado es el imparable aumento de la desigualdad entre ricos y pobres.

En el caso de Europa se entrecruzan los caminos de ambas economías debido a las reglas del euro y la ortodoxia del Banco Central Europeo, aumentando la desigualdad de las economías del norte y sur de Europa, disparando su endeudamiento y su viabilidad en beneficio de la banca privada.

Teniendo en cuenta que los mercados financieros constituyen un entorno creado para beneficiar a un número limitado de grandes corporaciones de capital privado gravitando alrededor de instituciones pantalla como los bancos centrales, el Banco Mundial, el FMI y las Bolsas nacionales, con un marco regulatorio cada vez más laxo, no es ilusorio pensar que su desmedido afán de lucro pueda poner en riesgo a toda la humanidad.

Es sabido que la crisis de 2008 fue provocada por la economía financiera, que consiguió recuperarse gracias a las ayudas públicas pero nos dejó en muy malas condiciones, hoy agravadas por la gran crisis inminente, consecuencia de la pandemia COVID-19. El planeta, la vida, las personas, los salarios y la mayoría de los bienes y servicios de la economía real están en peligro en estos momentos.

¿Cuál es la solución? Rescatar la economía real separándola de la economía financiera.

¿Cómo se hace esto? Creando un cordón sanitario que proteja la economía real de los continuos vaivenes de la economía financiera mediante la puesta en marcha de herramientas como las siguientes:

  1. Usar instrumentos que operen únicamente en la economía real como la Banca Ética y las Monedas Complementarias de Intercambio. De esta manera estaremos a salvo de los vaivenes de las divisas y de las crisis financieras.
  2. Invertir en la economía local: crear comunidades con soberanía alimentaria, energética y monetaria. Poner nuestros ahorros en empresas que operen en estos entornos
  3. Legislar para que no se especule con bienes de primera necesidad como la alimentación, el agua, la energía, la salud o la vivienda, regulando precios máximos y poniendo estos bienes al servicio del bien común.
  4. Drástica separación de los negocios bancarios: por un lado, los bancos de inversión, manejando ahorro y productos financieros, y por otro los bancos operativos manejando transacciones reales y dando prioridad a la Banca Ética, de forma que la quiebra de unos no pueda arrastrar a los otros como sucedió en 2008. (ver propuesta en Finance Watch Report 10YA)
  5. Separar el dinero real del dinero financiero, creando monedas complementarias sólo para intercambio de bienes y servicios en la economía real, monedas no convertibles en divisas, que no sea interesante almacenar (oxidación). Si operamos en divisas (dólar, euro, yen), estas tienen tendencia exógena, es decir, a salir de la economía real buscando ganar dinero con el dinero. De hecho, el Mercado de Divisas FOREX es, por gran margen, el mercado financiero más grande del mundo, llegando a mover un volumen diario de transacciones de alrededor de cinco billones de dólares estadounidenses (USD), más que todos los demás mercados bursátiles del planeta combinados.
  6. Una idea para Europa sería resucitar las antiguas monedas (marco, franco, lira, dracma, peseta, escudo,) y reconvertirlas en monedas de intercambio no convertibles en divisas, y usarlas para financiar una renta básica universal (RBU), hacerlas circular en la economía real y recogerlas de vuelta como impuestos, controlando la masa monetaria para que no sea inflacionaria.
  7. Luchar contra la economía sumergida (en el estado español 200.000 Millones de euros 18% del PIB), eliminando las transacciones en metálico y favoreciendo los medios de pago electrónico, siguiendo la tendencia internacional (Suecia y China están en 2020 haciendo ya pruebas piloto de sus monedad digitales, la e-Krona y el e-Yuan respectivamente).
  8. Fiscalidad justa orientada a una redistribución de la riqueza y a evitar el fraude y la elusión fiscal. Ver el documento de las 67 PROPUESTAS DE MEDIDAS PARA LA REFORMA DEL SISTEMA TRIBUTARIO (mayo 2020), presentadas por la Plataformas Estatales por una Fiscalidad Justa a la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica tras la COVID-19.
  9. Crear zonas libres de paraísos fiscales (ZLPF), de forma que las administraciones públicas se comprometan a no contratar ni aceptar licitaciones de grupos empresariales que operen en paraísos fiscales (directamente o a través de filiales). Actualmente el 10% del PIB mundial (NBER National Bureau of Economic Research) y el 75% de los casos de corrupción económica se encuentran en paraísos fiscales, y en el Estado español se estima que entre el 30% y el 40% de la fortuna de los más ricos permanece oculta en paraísos fiscales. El Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) sitúa por encima de 75.000 millones de euros anuales (7% del PIB) lo que no acaba en las arcas públicas por estar escondido a la tributación. Asimismo 30 de las 35 empresas del IBEX35 tienen actividad a través de filiales en dichos paraísos, según el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa.

Dicho así parece factible, pero el mundo “no es como es” por casualidad, y la puesta en marcha de las herramientas descritas arriba va a tener que enfrentar la resistencia de los beneficiados por el Orden Económico Mundial, que no van a permitir perder sus privilegios actuales. Por tanto, hay que ser conscientes de que va a hacer falta una enorme acumulación de fuerzas a nivel internacional para generar la presión necesaria a los órganos políticos y legisladores para que actúen en esa dirección.

Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión del autor y esta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.

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