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Borrell, el último ministro en problemas

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, a su salida del Hemiciclo del Congreso.

Irene Castro

Josep Borrell es el último ministro de Pedro Sánchez en problemas después de que se haya hecho oficial la multa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por un importe de 30.000 euros por usar información privilegiada de Abengoa en la venta de unas acciones justo antes de que la multinacional se desplomara cuando era consejero. 

Moncloa muestra el “absoluto” respaldo de Sánchez al titular de Exteriores y resta importancia a la sanción. La vicepresidenta ha salido en su defensa al asegurar que Borrell ya lo “advirtió”: “Dijo que habría una multa y que lo que haría sería pagarla, discrepando de ella, por cierto. O sea, que no hay ninguna novedad porque ya sabíamos que esto era lo que en algún momento se produciría”, ha expresado Carmen Calvo. 

Borrell reconoció la multa de la CNMV, aunque negó que hubiera utilizado información privilegiada en la venta de 10.000 acciones por un valor de 9.030 euros, y explicó que no recurriría el castigo porque tendría que pronunciarse el Ministerio de Economía incurriendo en un conflicto de intereses ya que él forma parte del mismo gabinete. En su equipo aseguran que la multa es la más baja posible por ese reconocimiento.

En el Gobierno tratan de capear el temporal que ha provocado el fallo y que se suma a polémicas de otros ministros, como el uso de sociedades instrumentales para la compra de las viviendas de Nadia Calviño y Pedro Duque o la doble reprobación de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por sus conversaciones con el comisario José Villarejo y por la negativa inicial del ministerio a pagar la defensa del juez Pablo Llarena por la denuncia de Carles Puigdemont en Bélgica. Además, los jueces se han levantado contra el Ejecutivo con una huelga. 

Sánchez se ha enfrentado a una cascada de sobresaltos que le costaron la dimisión de dos ministros en un tiempo récord: Màxim Huerta dejó la cartera de Cultura una semana después de asumirla por un fraude a Hacienda en el pasado y Carmen Montón por su máster fraudulento en la Universidad Rey Juan Carlos. En el caso de la exministra de Sanidad, el presidente trató de resistir y esa es la tónica que se ha impuesto. Los socialistas creen que hasta cierto punto se ha elevado el listón con ellos. 

La oposición pide su cabeza

En el caso de Borrell, el presidente apoya a su ministro pese a que la oposición reclama su dimisión, incluido el PP, que le salvó de la reprobación en el Senado por este mismo asunto. “Está deslegitimado para seguir en el Gobierno”, ha expresado Pablo Casado. “El mismo baremo de exigencia que pedía Pedro Sánchez cuando estaba en la oposición, que lo aplique a su ministro –ha exigido Casado–. Señor Sánchez, ¿a qué espera usted para cesar a sus ministros?”.

Pablo Iglesias también considera que Borrell no debe seguir en el Consejo de Ministras: “No se puede permitir un ministro sancionado por vender acciones con información privilegiada. Respeto a Borrell por su inteligencia y su altura política y creo que dimitirá sin necesidad de que se lo exijamos. Hoy tiene la oportunidad de dar ejemplo”, ha dicho el líder de Unidos Podemos. 

Ciudadanos, que se identifica con Borrell por su posición en Catalunya, ha sido más laxo en su crítica, aunque ha reclamado su comparecencia en el Congreso. Inés Arrimadas ha considerado “muy grave” que “haya mentido a los españoles diciendo que no había cometido ninguna infracción”.

“Lo que habían hecho era matar cuatro indios”

Lo que sí ha despertado críticas del partido de Albert Rivera ha sido su afirmación sobre el exterminio en Estados Unidos: “Tienen muy poca historia detrás. Nacieron a la independencia prácticamente sin historia; lo único que habían hecho era matar a cuatro indios; pero aparte de eso fue muy fácil”, afirmó en un coloquio en la Universidad Complutense junto a su homólogo alemán. En el equipo de Borrell restan importancia al comentario y lo enmarcan en el “contexto” de la explicación de que EEUU no tiene una historia centenaria como Europa. 

ERC y PDeCAT ya habían reclamado la dimisión del ministro de Exteriores cuando de conoció la multa de la CNMV hace varias semanas. La tensión de los independentistas con Borrell llegó a su máximo nivel la semana pasada en el Congreso, cuando Gabriel Rufián le dirigió una pregunta en la sesión de control al Gobierno y le acabó acusando de ser un “hooligan” por su proximidad a Sociedad Civil Catalana, una organización que situó en la extrema derecha. 

“Ha vertido serrín y estiércol, que es lo único que es capaz de producir”, le espetó Borrell. La reacción de la bancada socialista fue ponerse en pie. Rufián se puso en pie y Ana Pastor terminó expulsándole del Hemiciclo. Le acompañaron los demás diputados de ERC y, al pasar por delante de Borrell, uno de ellos hizo un gesto que el ministro interpretó como un escupitajo: “¡Eh, eh, eh!”, le gritó. Algunas fuentes de la dirección socialista consideran que no debería haber entrado al trapo con el fin de calmar las aguas. 

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