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Daniel Ortega concluye la fiesta sandinista en una estación policial y no en Monimbó

Daniel Ortega concluye la fiesta sandinista en una estación policial y no en Monimbó

EFE

Managua —

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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, concluyó hoy, por primera vez, una actividad conmemorativa al “repliegue táctico” que los sandinistas hicieron hacia Masaya (sureste), en una estación policial y no en la comunidad indígena de Monimbó, que se encuentra en rebeldía en medio de la actual crisis.

El mandatario llegó hasta la delegación policial de Masaya bajo un fuerte dispositivo de seguridad, donde además de saludar y tomarse fotos con policías y antimotines armados, ofreció un breve discurso en el que hizo un llamado a los nicaragüenses a la paz y a la reconciliación.

“Hoy estamos conmemorando el 39 aniversario del repliegue y dadas las circunstancias dolorosas que enfrenta nuestro país, nuestra patria, Nicaragua, este repliegue, en nombre de lo héroes y mártires de aquella gesta heroica, se lo dedicamos a la paz”, expresó el líder sandinista.

Ortega, quien estaba acompañado de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, y el jefe policial de Masaya, Ramón Avellán, y rodeado de centenares de policías y antimotines, dijo que la paz le ha costado alcanzar a Nicaragua.

Es la primera vez, desde 1980, que Ortega no llega hasta la comunidad indígena de Monimbó, en Masaya, donde los pobladores que se mantienen atrincherados en barricadas prometieron no dejar entrar al mandatario, a quien tildan de “dictador”.

En Masaya, la población indígena de Monimbó advirtió que boicotearía el “repliegue” si Ortega violaba su jurisdicción.

En su discurso, el mandatario recordó que cuando retornó al poder el 10 de enero de 2007, tras encabezar el primer régimen sandinista (1979-1990), habían alcanzado 11 años de paz y estabilidad que, según adujo, fue rota por “un grupo de nicaragüenses que llevan por dentro el veneno del odio, que no ponen en práctica el principio cristiano de amar a tu prójimo como a ti mismo”.

Asimismo, aseguró que el cuartel policial de Masaya sufrió 55 días de asedio y ataques perpetrado por personas, que no identificó, “que le pagaban para que vinieran a la policía”, que dejaron agentes muertos.

Afirmó que él llamaba al comisionado Avellán y le decía: “no les disparen a los que estaban atacando, porque sabía lo que significaba atacar con las armas que tienen”.

Masaya es una de las localidades más afectadas por los ataques de las “fuerzas combinadas” del Gobierno, que han dejado al menos 351 personas muertas desde el 18 de abril pasado, 35 de ellas en la llamada “ciudad de las flores” y en su mayoría civiles.

Según Ortega, su Gobierno ha logrado “finalmente ir venciendo el odio, convertido en ataques, en secuestros, asesinatos, destrucción de viviendas que no tiene sentido” después de casi tres meses de protestas, que calificó como “la violencia más irracional que nos podamos imaginar”.

El líder sandinista invitó a los nicaragüenses a que depongan la violencia, la confrontación, la muerte, “y nos unamos todos, para darle a las familias nicaragüenses, la paz que Nicaragua necesita”.

“Invitamos a todos los que tienen diferentes pensamientos políticos e ideológicos a que tomemos el camino de la paz, que es el único que nos va a dar tranquilidad a todas las familias nicaragüenses”, agregó.

La conmemoración sandinista se realizó hoy cuando el país está sumergido en la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente, que ha dejado al menos 351 muertos, según organismos humanitarios.

Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

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