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Entre el abrazo y la traición

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, saluda a Pedro Sánchez (i), tras su intervención ante el pleno del Congreso de los Diputados en la primera jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

EFE

Madrid —

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La primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez ha dejado para la historia la imagen de su abrazo con el que será su nuevo escudero en La Moncloa, Pablo Iglesias, y el grito de la oposición de que el acuerdo sellado con ERC para facilitar el gobierno representa una “traición” a España.

Después de siete meses en funciones y tras el fracaso de julio, Sánchez otea ya la investidura para encabezar el primer gobierno de coalición de la democracia, aunque el volantazo al no de Coalición Canaria va a mantener la emoción hasta la votación definitiva del martes.

Con el día aún desperezándose, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, abrió con un “feliz año a todos” una sesión maratoniana para que mañana, domingo, se vote pronto y no se perturbe demasiado a las cabalgatas de Reyes.

El grosor de los folios con los que el candidato a la investidura subió a la tribuna fue indicativo de que su discurso sería prolijo, aunque reservó para el inicio uno de sus mensajes de más impacto.

“No se va a romper España, no se va a romper la Constitución. Lo que se va a romper es el bloqueo a un gobierno progresista elegido democráticamente por los españoles”, soltó el presidente del Gobierno en funciones nada más encender el micrófono y defender su proyecto para la “España tal y como es”.

Quizá por la rotundidad de la frase, por lo prolongado de la intervención o por el madrugón del debate, la prédica de Sánchez discurrió en un ambiente más calmado de lo esperado y engalanada con los aplausos de la matrimoniada bancada del PSOE y de Unidas Podemos.

ERC, con su portavoz, Gabriel Rufián, a la cabeza, se sumó a la ovación cuando Sánchez defendió la mesa bilateral de diálogo sobre el conflicto político de Cataluña.

Como prueba del sosiego, hasta el diputado de Vox Javier Ortega Smith 'desconectó' de Sánchez y se puso a leer un libro.

Pero el espíritu navideño se disipó tras el primer receso cuando el presidente del PP, Pablo Casado, tomó la palabra para descalificar la “desvergüenza” del “pacto de gobierno de pesadilla” del PSOE con “comunistas, dictadores bananeros, separatistas y blanqueadores de batasunos”.

“Usted es una mentira andante, es un presidente 'fake' (falso)”, zahirió Casado a Sánchez para dejar claro, a tenor de la retahíla de ataques que le lanzó, que no le va a poner las cosas fáciles en su nuevo mandato.

Con el debate agitado, el toma y daca entre el candidato y el líder de la oposición cogió temperatura e incrementó los decibelios en el hemiciclo, sobre todo a cuenta de la unidad de España y del 'y tú más' en materia de corrupción.

También por el terrorismo, lo que llevó a la diputada del PP Teresa Jiménez Becerril -cuyo hermano, dirigente de este partido, fue asesinado por ETA- a enfurecerse y reprochar a Sánchez su apretón de manos con EH Bildu a cambio de una abstención.

“No estamos ante el apocalipsis, ni ante el fin de España”, replicó el líder del PSOE a Casado, quien cerró su intervención con un contundente “el país no se merece un presidente como usted”.

Cómo sería la arremetida del presidente del PP, que Sánchez dio la bienvenida al líder de Vox, Santiago Abascal, destacando que su tono había sido “más moderado” que el de Casado, aunque con el mismo “mensaje de terror” sobre el futuro de España.

Tras pedir la detención del presidente de la Generalitat, Quim Torra, Abascal no escatimó mandobles para el gobierno “traidor” conformado con “los comunistas y los separatistas”.

Y como la cosa iba de 'fake news', también le acusó de recurrir a “trillones de mentiras para instalarse en la Moncloa”.

Como respuesta, Sánchez desempolvó sus apuntes para recitar cifras y datos con los que demostrar que Vox “miente más que habla” sobre inmigración y de violencia de género.

“Sus falsedades no pueden quedar sin respuestas, que es lo que le PP no se atreve a hacer”, reconvino Sánchez.

Con el estómago lleno, el debate se reanudó con Pablo Iglesias y los otros socios de Unidas Podemos con los que el PSOE va a gobernar.

Sus intervenciones certificaron el fin de la guerra mantenida por la izquierda desde 2015, escenificado con el abrazo que Sánchez e Iglesias se dieron ante el escaño del vicepresidente in péctore.

“Para nosotros, es un honor caminar junto a vosotros. Sí se puede, adelante presidente”, proclamó Iglesias para hacer méritos para el abrazo, después de agradecer la contribución de los independentistas que están “en prisión y en el exilio”.

Como fiel vasallo de su presidente, Iglesias repelió la felonía atribuida por PP y Vox a Sánchez: “Traicionar a España es robar a manos libres y financiarse ilegalmente en campañas electorales”.

El sobresalto de la tarde lo protagonizó la diputada de CC Ana Oramas, al anunciar que 'traiciona' la decisión de la dirección de su partido y que votará no a Sánchez por “pactar con quienes quieren la demolición del Estado”.

También Rufián quiso hacerse hueco arremetiendo contra PP y Vox por su “golpe de Estado de libro” por la decisión de la Junta Electoral Central (JEC) de destituir a Torra al frente de la Generalitat.

Carlos Pérez Gil

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