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Ayuso y Feijóo fuerzan un choque institucional con el Gobierno en varios frentes a las puertas de la campaña

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, durante el acto cívico militar con motivo del Día de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol, a 2 de mayo de 2023, en Madrid (España). Y en primer plano, Isabel Díaz Ayuso.

Fátima Caballero / Pedro Águeda

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Alberto Núñez Feijóo lo advirtió con meses de antelación: el Partido Popular pretende que la moción de censura que no ha presentado contra Sánchez en el Congreso durante estos tres años largos de legislatura sea el 28 de mayo en las municipales y autonómicas. Y en su estrategia de guerra total contra el Gobierno los populares ya aprovechan todos los frentes, incluido el de las instituciones donde gobierna. Con todo, la fiesta del 2 de mayo en Madrid ofreció el martes una imagen inédita incluso para la convulsa política española: la responsable de protocolo de una comunidad autónoma vetando el paso a un acto oficial a un ministro del Gobierno. La secuencia de la alto cargo de Isabel Díaz Ayuso cortando el acceso a Félix Bolaños a la tribuna de autoridades es la versión televisada de una tesis que los populares y sus medios afines han desplegado desde el inicio mismo del mandato de Sánchez, la del Gobierno “ilegítimo”.

La estrategia que el Gobierno de Ayuso despliega públicamente la replica el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en reuniones clandestinas con asociaciones conservadoras de fiscales y policías que tienen obligación de mantener la neutralidad política y en las que el candidato del PP promete derogar leyes y en las que se arremete contra los socios del Ejecutivo. El último episodio conocido es la cena que mantuvieron los miembros de la Asociación de Fiscales, mayoritaria en el ministerio público, y donde altos representantes de la carrera profirieron graves descalificaciones contra el Ejecutivo y sus aliados parlamentarios. Antes ya se habían producido encuentros similares, alguno en la propia sede del PP, de colectivos policiales que pactaron en Génova 13 su calendario de movilizaciones contra el Gobierno.

A escasas cuatro semanas de las elecciones, la campaña electoral para las autonómicas y municipales en Madrid siempre tiene una fecha en el calendario de especial importancia: el Dos de Mayo, día de la Comunidad. Se trata de la jornada que cada año conmemora el aniversario por la revuelta de Madrid contra Napoleón, y que este año sirve de símil para explicar una nueva sublevación: la del Partido Popular contra el Gobierno en la víspera de las elecciones del 28M. Aunque Ayuso siempre ha usado este día para sus cuitas personales y como un instrumento de propaganda, la estrategia de confrontación contra el Gobierno escalaba un peldaño más este martes con el veto del Ejecutivo de Díaz Ayuso a Bolaños ocupase su lugar en la tribuna de autoridades durante el tradicional desfile cívico militar.

“Lo que pase aquí resonará en toda España”, decía Ayuso durante su discurso institucional este martes, como si anticipase lo que ocurriría apenas minutos después. La frase refleja hasta qué punto la dirigente del PP ha basado todo su capital político en la proyección nacional con el enfrentamiento con el Gobierno central. Este choque constante contra el Ejecutivo la llevó en 2021 a obtener el resultado en los comicios del 4M que la dejó a solo cuatro escaños de la mayoría absoluta, según defienden en su equipo. Ahora, a las puertas del 28M, la dirigente popular trata de repetir esa misma estrategia redoblando la apuesta. Y con ella ha forzado a Feijóo a copiarla, empujado por una derecha mediática que le pide más contundencia contra el Gobierno.

En ese contexto de choque constante contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el PP de Madrid se había encargado desde primera hora de la mañana de este martes de alimentar la idea de que Bolaños acudía a los actos institucionales del Dos de Mayo como un “okupa” porque no había sido invitado por el Gobierno regional. “Ha pretendido venir de okupa, ha forzado las costuras y la situación y tendrá sitio, pero no es bueno colarse donde no te invitan”, decía el alcalde de Madrid y candidato del PP al Ayuntamiento, José Luis Martínez-Almeida, a su llegada a la Puerta del Sol.

A esa hora, parecía que la polémica que había promovido el equipo de la presidenta regional durante todo el fin de semana se saldaría con pocos aspavientos. El Gobierno de Madrid había reservado un sitio en la primera fila del acto de entrega de medallas para Bolaños junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en lo que parecía un gesto de paz después de horas rechazando su asistencia, a pesar de que el ministro ya acudió en representación del Gobierno hace un año a estos mismos actos.

Pero el enfrentamiento, que no tiene precedentes en la trayectoria de este tipo de actos, llegaba poco después cuando desde el equipo de la presidenta regional avisaban de que Bolaños no tenía reservado un sitio en la tribuna de autoridades para el desfile cívico militar. Ayuso sí había guardado un lugar para la ministra de Defensa y para Feijóo, este último “en calidad de líder de la oposición”, argumentaron desde el equipo de la presidenta.

El Gobierno critica la “deslealtad” institucional

Desde el Gobierno acusan a la Comunidad de Madrid de “faltar al deber básico de lealtad institucional” y de incumplir el Real Decreto 2099/1983 no dejando a un ministro del Gobierno de España subir a la tribuna de la parada militar que conmemora la fiesta del Dos de Mayo. Dicha norma recoge que los ministros –en plural– tienen preferencia por delante de la figura del “jefe de la oposición” y que se dispondrán en función del cargo.

En 2018, con Ángel Garrido en la presidencia de la Comunidad de Madrid, estuvieron dos ministras en la tribuna del desfile del Dos de Mayo: como titular de Defensa María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría como vicepresidenta y ministra para las Administraciones Territoriales y Presidencia. En aquel acto, en cambio, el líder de la oposición —entonces Pedro Sánchez— no estuvo presente en la tribuna, aunque sí en la primera fila del discurso institucional del presidente de la Comunidad de Madrid.

El enfrentamiento entre el Gobierno central y autonómico esconde una segunda fricción, visible este martes cuando en plena confrontación, una ministra, Margarita Robles, se prestó a subir al atril de personalidades. Durante la anterior celebración del Dos de Mayo, hace un año, estaba en su punto álgido el choque entre Presidencia y Defensa por el espionaje a los móviles del jefe del Ejecutivo y al menos dos de sus ministros, un asunto que aún investiga la Audiencia Nacional. 

Robles, que evitó dimitir y terminó transigiendo con el cese de la directora del CNI, había intentado descargar la responsabilidad de la seguridad de las comunicaciones de los miembros del Gobierno de España en el departamento de Félix Bolaños. El choque fue frontal y tuvo una faceta pública, con reproches mutuos entre Bolaños y Robles, ésta última conocida por la determinación que muestra desde hace décadas con amigos y contra enemigos, ya antes de dedicarse a la política. 

Feijóo se reúne con fiscales conservadores

Al choque institucional por los actos del Dos de Mayo se sumaba una nueva polémica protagonizada por Feijóo y que de nuevo pone sobre la mesa el enfrentamiento institucional que desde todos los frentes está promoviendo el PP. “Fue una reunión correcta e institucional a la que fui tras una invitación oficial”, dijo Feijóo sobre su reunión clandestina con los fiscales, antes de participar en los actos con motivo de la celebración del Dos de Mayo. Para el Gobierno, el encuentro constituye un hecho “gravísimo” que explica, entre otras cuestiones, la negativa del PP a renovar el Consejo General del Poder Judicial.

“Hoy [por este martes] nos hemos enterado de que se reúne a hurtadillas con fiscales conservadores para asumir compromisos de derogación de leyes. ¿Qué quiere derogar? ¿La reforma laboral, la ley de vivienda, el pacto de Toledo?” se preguntaba el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, a última hora, durante un mitin preelectoral en Málaga, informa José Enrique Monrosi. “Esta es la oposición que sufrimos desde hace cuatro años. Una oposición que maniobra en la oscuridad con intereses ocultos y cuyo único objetivo es derogar, retroceder”, zanjaba.

La reunión de Feijóo con la asociación mayoritaria de fiscales, conservadora, se produce a escasos cuatro meses de otro encuentro controvertido del presidente del PP con funcionarios públicos que tienen rango de autoridad. Entonces fueron policías y guardias civiles, que igualmente deben guardar neutralidad política en el ejercicio de sus funciones. En esa ocasión, el encuentro en la sede nacional del PP con los sindicatos de Policía y la asociaciones de la Guardia Civil se produjo a propuesta del partido, según explicó la formación, con el argumento de que así lo hace siempre un nuevo presidente para presentarse. La reunión y su contenido solo se conocieron cuando fueron revelados por elDiario.es al día siguiente, el 21 de diciembre.

Durante la misma, Feijóo se cuidó de ser explícito en la llamada a la movilización callejera de policías y guardias civiles, pero algunos de los representantes de los agentes entendieron su intervención como una invitación a hacerlo. La publicación de la reunión influyó en que el resto de sindicatos y asociaciones no siguieran a Jupol y Jucil (ambas herederas de Jusapol) y la primera de las dos manifestaciones planeadas antes de las elecciones resultó un fracaso. La segunda no llegó a celebrarse porque no hubo acuerdo parlamentario para reformar la Ley Mordaza. 

Como ha ocurrido con la reunión con los fiscales conservadores, Feijóo trasladó a policías y guardias civiles que derogaría leyes del Gobierno como la del ‘solo sí es sí’ o la ley trans cuando llegase a La Moncloa.

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