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Casado hace los primeros guiños al feminismo y enfurece al sector más duro del PP

Casado, este miércoles, en el acto organizado por el PP por el 25N

Iñigo Aduriz

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Embarcado en el enésimo intento de abrazar la moderación y sobre todo en la búsqueda de votantes de Ciudadanos y desencantados del PSOE, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha hecho guiños al mismo movimiento feminista al que había descalificado con dureza en el pasado. El miércoles, 25N, Casado reconoció por primera vez que la de género es la violencia que sufren las mujeres “por el hecho de serlo”. Y cargó contra el “negacionismo” de la violencia machista que mantiene Vox, su socio de gobierno en comunidades y ayuntamientos del que trata ahora de distanciarse precisamente tras varias derrotas electorales.

Lejos de generar un consenso interno en torno a un tema tan sensible como es el de la violencia contra las mujeres, las palabras de Casado enfurecieron sin embargo a los sectores más derechistas del PP que, encabezados por la diputada y exportavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, se erigen como oposición interna al líder de los populares.

Estos dirigentes, proclives a una alianza de las tres derechas –PP, Vox y Ciudadanos–, no perdonan a Casado la ruptura escenificada con Vox en su durísimo discurso para anunciar el 'no' del su partido a la moción de censura presentada por Santiago Abascal contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Tampoco aceptan que Casado quiera realizar esa diferenciación de Vox dejando de asumir algunos de los postulados de la extrema derecha, como hizo en el pasado con la inmigración o el feminismo.

“Claro que hay violencia de género y las medidas [contra esta] son compatibles con las medidas que tomemos contra otras violencias. Hay violencia contra la mujer por el hecho de serlo. Esta lacra tiene un componente específico y terrorífico que hay que abordar. El negacionismo es letal”, aseguró Casado el miércoles, durante un acto en Madrid con motivo del Día Internacional de la Lucha contra la Violencia Machista, sin mencionar directamente en ningún momento al partido de Santiago Abascal.

“No existe ninguna prueba empírica, científica o fáctica de la existencia de una violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer”, le respondía horas después Álvarez de Toledo en un nuevo vídeo de su canal 'CATlinarias', una vía con la que desde su destitución, en agosto, del cargo de portavoz en el Congreso, trata de hacer oposición al líder de su propio partido, buscando además mantener la atención mediática. “Los maltratadores, asesinos y violadores no son delegados de genero, no son representantes de lo masculino, no son miembros de un presunto colectivo que tiene como seña de identidad el odio o la violencia hacia la mujer”, añadía en la grabación, que fue compartida por algunos diputados populares afines y que ha sido respaldada también por el periodista Federico Jiménez Losantos.

“Decir que las mujeres son víctimas de un terrorismo machista” es, en su opinión, “falso y absurdo”. Por ello, lamentó que Casado asuma la “agenda lingüística de la izquierda mas mendaz y oportunista” y animó a que, si el PP quiere buscar votos en el centro izquierda, busque en el “progresismo ilustrado” que rechaza “políticas identitarias porque promueven el colectivismo, el conflicto y la discriminación”.

En realidad, las palabras de Casado reconociendo la especificidad de la violencia machista supusieron un giro de 180 grados en la actitud mantenida por el líder del PP ante el feminismo desde su triunfo en las primarias, en 2018. Precisamente durante la campaña de ese proceso interno y, tratando de asegurarse el apoyo de los sectores más radicales del PP, el hoy líder de los populares descalificó lo que él llamó la “ideología de género”, término con el que las derechas suelen referirse al feminismo para tratar de desacreditarlo.

Casado consideró, en ese momento, que el feminismo era un “colectivismo social que el centro derecha tiene que combatir”. Añadió entonces la siguiente reflexión en la misma línea que Vox: “Si compramos que el género es un hándicap o un plus, no estamos haciendo honor a nuestros principios”.

Las “víctimas de otro sexo”

En enero de 2019, apenas un mes después de que las elecciones andaluzas permitieran al PP acceder por primera vez a la Presidencia de la Junta tras más de tres décadas de hegemonía socialista, aunque necesitando para ello el apoyo de Ciudadanos y Vox, Casado se plegó a las exigencias de la extrema derecha para garantizarse el respaldo de ésta a la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla. Aunque sin llegar a aceptar la eliminación de las partidas dedicadas especificamente a la lucha contra la violencia machista que pedían los de Abascal, el líder del PP sí equiparó la violencia que sufren las mujeres con la que padecen los hombres, planteando ayudas para estos últimos como las que recibían las víctimas del machismo.

En un gesto significativo, en ese momento el propio Casado se refirió a la primera asesinada por violencia machista del año, una joven de 26 años de Laredo (Cantabria), como a “la primera víctima de violencia doméstica” del 2019. Casado, además, vinculó a las víctimas de la violencia machista con las “denuncias falsas”, un fenómeno que, según las estadísticas de los juzgados españoles, solo suponen el 0,01% del total de denuncias.

Con estas otras palabras trató de justificar Casado sus acuerdos con Vox: “Cualquier partido que lo que proponga es que las víctimas de otro sexo también tengan esa protección, que se intenten limitar las denuncias falsas, que se intente delimitar claramente que estas ayudas no sean susceptibles de crear chiringuitos, agencias vinculadas a partidos para lucrarse de las ayudas y los partidos que pidan consagrar el artículo 14 de la Constitución que dice que hombres y mujeres somos iguales ante la ley, esos partidos dentro de la Constitución podrán sentarse a negociar esas políticas”.

El líder del PP insistió en que respetaba a un partido como el de Abascal, que antes y ahora asegura que además de proteger a las mujeres se debe proteger “a los niños o a los ancianos que siendo varones también sufren violencia por parte de familiares o por parte de cuidadores”. “El 75% de las víctimas en el entorno del hogar son mujeres, son las más vulnerables y en muchos casos tienen dependencia económica, pero también sabemos que un 25% no son mujeres sino que son niños, ancianos, pero también parejas hombres u homosexuales. Abordemos este problema, este drama humano, social y nacional con una perspectiva responsable”, zanjó Casado.

“No quiero que se enfrente a mi hija y mi hijo”

Los enfrentamientos del líder del PP con el feminismo le llevaron en marzo de 2019 a rechazar que su partido participara en las marchas del 8M por ser promulgadas por un “feminismo de izquierda” que, según él, buscaba “enfrentar a los hombres con las mujeres”. “Tengo una hija y un hijo y no quiero vivir en un país en el que se enfrente a mi hija y mi hijo o en el que se manifiesten las mujeres o haya colores de las mujeres o haya reivindicaciones de las mujeres y se contrapongan a las de sus compañeros, a las de la otra mitad del mundo”, afirmó. “Yo creo en un feminismo que lo entendamos como tal: la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, pero no en intentar colectivizar a la sociedad por su sexo, religión, orientación sexual o creencias”, añadía entonces.

A principios de este año, la dirección del PP trató de realizar un acercamiento al movimiento feminista y algunas de sus dirigentes, como la actual portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, sí participaron en las marchas del 8M, a pesar de que los populares han utilizado insistentemente esas movilizaciones previas al confinamiento por la pandemia para culpar al Gobierno de las cifras de contagios y fallecidos por coronavirus.

Aquel marzo, hace ocho meses, Álvarez de Toledo seguía siendo portavoz del PP en la Cámara Baja, y sus declaraciones sobre el feminismo, que chocaron de lleno con las defendidas por Gamarra y otras dirigentes populares, generaron un nuevo incendio a la dirección de Casado. La diputada por Barcelona se identificó como una “feminista amazónica de la escuela de Camille Paglia” –escritora y profesora norteamericana que, por ejemplo, considera que “sin el hombre la mujer nunca hubiera salido de la cueva”–, y recalcó que no acudiría a la manifestación del 8M.

En plena campaña de las generales del 28 de abril de 2019, Álvarez de Toledo también se situó en el centro de la polémica cuando, en un debate televisado con mujeres de otros partidos, criticó el programa electoral del PSOE por incluir la reforma del Código Penal para cambiar el concepto de consentimiento en la libertad sexual y que “si una mujer no dice que sí, todo lo demás es no”. “¿Si no es sí, también es no? ¿El silencio también es no? ¿Seguro que ustedes dicen que sí hasta el final? ¿Hasta el final?”, les preguntó Álvarez de Toledo a sus contrincantes.

Otra de las declaraciones más polémicas de Álvarez de Toledo tuvo que ver, en marzo de este año, con la violencia machista. La portavoz parlamentaria del PP llegó a asegurar que las mujeres “no son víctimas”, pese a los más de mil asesinatos contabilizados desde que en 2003 se empezaron a contabilizar las estadísticas. A diferencia de ahora, cuando el líder de los populares rebate ese discurso reconociendo la especificidad de la violencia machista, Casado, entonces, calló.

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