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El PP convierte la campaña de vacunación en un nuevo campo de batalla política

Casado, este lunes, durante la visita a un centro logístico de Barcelona.

Iñigo Aduriz

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La colocación de pegatinas con el logotipo y la inscripción del Gobierno central en los primeros lotes de la vacuna del coronavirus llegados a España el pasado fin de semana ha motivado una nueva campaña del Partido Popular de Pablo Casado contra el Ejecutivo de coalición, al que acusan de “politizar” el inicio de la vacunación y de hacer “propaganda” para obtener réditos políticos. A esas críticas se suman las dudas sembradas por líderes autonómicos y municipales sobre la estrategia de vacunación.

La iniciativa supone un paso más en la estrategia del PP para deslegitimar al Gobierno que se puso en marcha desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y que se agravó con la emergencia sanitaria. Ahora los populares han conseguido abrir una nueva batalla política con la izquierda, que dificulta las relaciones entre el Gobierno y el principal partido de la oposición cuando está a punto de comenzar el segundo año de la XIII legislatura y sigue siendo necesaria la interlocución entre ambas partes para renovar órganos como el Poder Judicial, bloqueado por el PP desde 2018, el Tribunal Constitucional o el Consejo de RTVE.

La campaña que el PP desplegó el sábado en las redes sociales, y que ha sido repetida desde entonces por todos sus dirigentes en sus respectivas declaraciones a raíz de una instrucción explícita enviada por Génova 13 a los cargos del partido a través de sus argumentarios internos, llega después de que Casado lleve meses difundiendo la propaganda dirigida por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que desde marzo intenta utilizar su gestión de la pandemia y aprovechar cualquier medida y comparecencia pública para hacer oposición al Gobierno con intereses electorales.

Este martes, en rueda de prensa, Casado ha insistido en que la colocación de una pegatina del Gobierno en el primer lote de vacunas llegadas a España es “propaganda”, pero no así que Ayuso llegara dos horas tarde a una conferencia de presidentes para hacerse fotos con un avión de material sanitario llegado a Barajas, o que el Gobierno regional incluyera su logotipo en las mascarillas que repartió a la población madrileña.

“Una cosa es recibir los aviones que una comunidad autónoma ha tramitado y otra que las vacunas que vienen de la UE tenga un logotipo más grande que la caja”, ha asegurado en la rueda de prensa en la que ha querido hacer balance del año, con durísimas acusaciones contra el Gobierno. Casado ha añadido, además, que Ayuso “está realizando una excelente gestión de la pandemia”, aunque ha evitado concretar si será la candidata a la que apoyará para ser presidenta del PP de Madrid en el congreso regional del próximo año.

“Hay esperanza después de meses tan complicados y esa esperanza no se puede ver mezclada con propaganda”, aseguraba este lunes el propio Casado durante un acto de precampaña en Catalunya. El líder del PP acusa al Ejecutivo de “intentar vender éxitos que son ajenos” y atribuye el inicio de la vacunación exclusivamente a la “coordinación de todos los países europeos” y, sobre todo, “a una eficaz gestión de la presidenta Ursula Von Der Layen”, que pertenece a la familia política de los populares europeos.

El sábado fue el mismo PP de Madrid del que forma parte Ayuso el que, desde su cuenta oficial de Twitter, inició una campaña contra el Gobierno ante el comienzo de la vacunación. “Una pegatina tan grande como el número de fallecidos que han ocultado. Redondo producciones”, escribieron los populares madrileños, acompañando su tuit con una imagen de uno de los primeros lotes de las vacunas llegadas a España, con la citada pegatina con el logotipo y la inscripción “Gobierno de España”.

“El inicio de la vacunación contra el COVID es una gran noticia para superar pronto la pandemia. La UE coordina su adquisición, las CCAA la administran y el Gobierno debe garantizar su distribución equitativa sin propaganda para atribuirse un éxito que su nefasta gestión no merece”, apuntó, por su parte, Casado, el domingo, desde su cuenta oficial de Twitter.

El respaldo de la derecha mediática

A la campaña se sumaron de inmediato los medios afines a la derecha. El domingo, día en el que Araceli Hidalgo, de 96 años, se convirtió en la primera vacunada en España contra un virus que en los últimos meses ha causado solo en el país más de 50.000 muertes, ABC llevó a su portada la misma imagen difundida por el PP de Madrid y tituló: “Sánchez, a la cola en gestión y a la cabeza en propaganda”. Este lunes, al día siguiente de que se iniciara la vacunación, El Mundo encabezó su portada con un mensaje similar, que calca el argumentario del PP: “El 'show' del Gobierno empaña el hito de la primera vacuna”.

El domingo, la vicesecretaria de Política Social de los populares y vicepresidenta segunda del Congreso, Ana Pastor, hizo también suyas las consignas de la dirección de su partido y pidió al “Gobierno de la propaganda” que, “en lugar de poner unas etiquetas XXL” en las cajas de las vacunas, “dedique su esfuerzo a hacer una gestión eficaz de la distribución”. También le exigió que no se atribuyera “unos éxitos que no son suyos sino que se deben a sanitarios y científicos”.

Con argumentos idénticos, este lunes, el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, insistía en una entrevista en RNE en pedir al Ejecutivo que actúe “con transparencia y no con propaganda” en el proceso de vacunación. Él llegaba incluso a Almeida culpar al Gobierno de que haya personas que no quieran ponerse la vacuna. A su juicio, “la falta de información” del Ejecutivo “genera que haya un alto porcentaje de personas que dicen que no quieren ni siquiera vacunarse”.

También habló este lunes el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, uno de los barones con más peso dentro del PP –es el único que ha cosechado cuatro mayorías absolutas consecutivas– que criticó el “envoltorio publicitario” de las vacunas suministradas por el Gobierno aunque aseguró que le interesa “muchísimo más la prioridad y la entrega rigurosa” de las mismas a comunidades como la suya. Según insinuó, el Ejecutivo prima la distribución de vacunas a las autonomías “en función de sus necesidades parlamentarias”.

Génova 13 envió este mismo lunes a primera hora un argumentario a todos los cargos del partido –a los que tuvo acceso elDiario.es– con consignas claras para acusar al Gobierno de intentar utilizar las vacunas en su propio beneficio. En el texto, la dirección del PP pide a sus dirigentes que insistan en que el Ejecutivo progresista está realizando una “politización de la vacuna”.

“La campaña de vacunación es un triunfo de todos, y muy especialmente de la colaboración de la UE que coordina su adquisición. La función del Gobierno es distribuirlas equitativamente y la de las comunidades autónomas, administrarlas eficazmente. Nos enfrentamos a un gran reto en el que sobran actos propagandísticos del Gobierno”, señala el equipo de Casado en su argumentario. La dirección popular también considera que “el Gobierno tiene que ofrecer garantías a las comunidades autónomas para que las vacunas se puedan realizar sin contratiempos ni problemas. De las 17 navidades distintas no podemos pasar a 17 planes de vacunación distintos”.

La propaganda de la Comunidad de Madrid

Casado y su equipo no consideraron, en cambio, propagandísticas, algunas actuaciones del Gobierno de Ayuso dirigidas a obtener rédito político de la gestión de la pandemia. Es más, el líder del PP sigue poniendo como ejemplo de gestión a la presidenta madrileña, a la que el propio Casado eligió a dedo para optar a la Presidencia de la Comunidad de Madrid hace un año.

Génova 13 apoyó, por ejemplo, que el pasado 12 de abril –un momento en el que se registraban cerca de un millar de muertos diarios– Ayuso llegara dos horas tarde a una Conferencia de Presidentes que reunió a los máximos responsables de las comunidades autónomas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Desde el propio Gobierno de la Comunidad de Madrid explicaron entonces que la razón por la que se retrasó la presidenta autonómica fue que estaba haciéndose unas fotos con un avión cargado de material sanitario que había llegado al aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. Nueve presidentes ya habían hablado cuando Ayuso se incorporó al encuentro.

El mismo PP de Madrid que ahora tilda de “propaganda” que el Gobierno pusiera su logotipo en las vacunas no tuvo reparos tampoco en distribuir entre la población madrileña el pasado mayo mascarillas del tipo FFP2 con la bandera de la Comunidad de Madrid, que, según un análisis del que informó en exclusiva elDiario.es en su momento, no cumplían los estándares para ser consideradas FFP2 porque su capacidad de filtrado era insuficiente.

En el peor momento de la pandemia, con los hospitales madrileños completamente colapsados y unas previsiones pesimistas de la evolución del virus en la región, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento, el Ministerio de Sanidad y la Unidad Militar de Emergencias improvisaron en menos de 48 horas un hospital de campaña en el recinto ferial de Ifema. Pero este centro –un proyecto colectivo entre todas las administraciones–, fue denominado “hospital milagro” por Ayuso en cada comparencia pública, y en mayo lo convirtió en el eje central de una nueva campaña de propaganda.

Ayuso visitó Ifema en cuatro ocasiones. La última vez el día de su clausura, el 1 de mayo, cuando la presidenta madrileña llamó a evitar la relajación en un acto multitudinario. El cierre del hospital derivó en un mitin político, al que fueron invitados el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Ciudadanos), todo el Gobierno regional y los 132 diputados de la Asamblea. Almeida y Ayuso hasta repartieron bocadillos con unos clientes de excepción, entre ellos, la propia Villacís. Unos días antes de este polémico final para el hospital de campaña, la presidenta regional había paseado por las instalaciones con el líder de su partido, Pablo Casado, en una estrambótica gira del presidente del PP durante la crisis sanitaria. La visita fue criticada por la oposición por su uso partidista.

Algo similar sucedió con la inauguración, el pasado 1 de diciembre, de la medida estrella de Ayuso para hacer frente a la crisis de la COVID-19: un hospital de pandemias, el Enfermera Isabel Zendal. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, llegó a asegurar que en un futuro la población madrileña pediría que pasara a llamarse Isabel Díaz Ayuso por la “buena gestión” del PP en la Comunidad de Madrid.

El centro se abrió sin contratar a un solo sanitario y está ubicado en el entorno empresarial de Valdebebas, un páramo de oficinas y edificios a medio construir en el noreste de Madrid donde Esperanza Aguirre proyectó el fracasado proyecto de la Ciudad de la Justicia. La actual presidenta madrileña preparó una apertura por todo lo alto en una infraestructura inacabada, que suma además más de 50 millones de sobrecostes –se proyectó por 51 millones– y desde el Gobierno regional no aclaran si podrían llegar a ser más. “Un gran hospital público no puede ser una mala noticia para nadie a no ser que el sectarismo político lo vea así”, respondió entonces Ayuso a las críticas.

Dos meses antes, en octubre, la presidenta madrileña organizó otro acto propagandístico a costa de la pandemia: celebró en la Puerta del Sol de Madrid un acto de homenaje a las víctimas de la COVID-19 al que solo asistieron miembros de PP y de Ciudadanos, los partidos que gobiernan en coalición la región, gracias al apoyo externo de Vox. El Gobierno autonómico no invitó a ni un solo miembro de la oposición. Ni siquiera convocaron al portavoz del PSOE madrileño, Ángel Gabilondo, a pesar de que en las últimas elecciones autonómicas del 26 de mayo de 2019 la fuerza más votada fue la de los socialistas, si bien las derechas lograron sumar más apoyos que la izquierda, facilitando la investidura de Ayuso.

Ante las críticas recibidas en las últimas horas por parte del PP ante el inicio de la vacunación, desde el Gobierno han tratado de reclamar lealtad de Estado al principal partido de la oposición. “Hay quien está más empeñado en empañar los éxitos colectivos que en celebrar los pasos que vamos dando”, aseguraba este lunes el ministro de Sanidad, Salvador Illa. La vicepresidenta Carmen Calvo, acusaba por su parte al partido de Casado de estar en la “destrucción del ánimo de los sentimientos positivos que hay que tener ahora” con el comienzo del suministro de las vacunas.

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