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Giros en las encuestas, escándalos... la campaña portuguesa se agita en su final

EFE

Lisboa —

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Los giros de última hora en las encuestas -que recortan inesperadamente la ventaja socialista- y la irrupción del mayor escándalo militar de la historia democrática del país sacuden la campaña electoral de Portugal, que concluye en apenas 48 horas con pronósticos cada vez menos sólidos.

Si durante meses los sondeos apuntaban a una victoria del gobernante Partido Socialista cercana a la mayoría absoluta y con su rival, el PSD (centroderecha), hundido a casi veinte puntos de distancia, ahora las mediciones casi se han invertido.

Los socialistas “derrapan” y el PSD resurge, apuntan las últimas encuestas, que se publican diariamente durante la campaña y actualmente reducen la distancia entre ambos a apenas siete puntos.

El primer ministro, el socialista António Costa, baja cuatro puntos y obtendría ahora entre el 35 % y el 37 % de los votos, lo que se traduce a entre 97 y 107 diputados, lejos de los 116 con los que se consigue la mayoría absoluta.

Costa se desinfla mientras sube el líder del PSD, Rui Rio, que escala del 23 % de los sufragios que le auguraban hace un mes a hasta el 30 % esta semana, lo que le daría un máximo de 87 diputados.

La tercera fuerza sería el marxista Bloque de Izquierda, socio parlamentario de Costa, que puede pasar de sus actuales 19 escaños a 24, seguido de la coalición entre Verdes y comunistas, la CDU, que bajaría y podría aspirar a un máximo de 13 diputados.

Aunque los sondeos no ofrecen posibles explicaciones de estos cambios, muchos en Portugal apuntan como detonante la irrupción en campaña del caso Tancos, un robo en un arsenal militar ocurrido hace dos años y que es considerado el mayor escándalo de las Fuerzas Armadas desde la Revolución de los Claveles de 1974.

La cuestión ha vuelto a la primera línea política después de que la Fiscalía acusara de prevaricación al ministro de Defensa en 2017, José Azeredo Lopes, a quien Costa defendió en su momento a capa y espada.

La factura de ese apoyo llega al final de campaña, con la insinuación del PSD de que el primer ministro debía conocer los tejemanejes de Azeredo Lopes, y una petición para que el asunto se debata de forma extraordinaria en el Parlamento antes de abrir las urnas.

“Este caso tiene suficiente gravedad como para ser discutido en una campaña”, aseguró el líder de la bancada del PSD, Fernando Negrão, para justificar la premura.

Pero no será posible, debido al voto en contra de los socios de Costa, que consiguieron atrasar el debate en la que puede ser la última acción de la ya famosa “geringonça”, toda vez que es manifiesta la tensa relación que mantienen entre ellos y los pocos deseos del primer ministro por repetir la alianza.

Con el PSD apretando cada vez más este asunto -ha lamentado hoy que el Parlamento se quede “ciego, sordo y mudo en relación a uno de los casos más graves de las últimas décadas”-, Costa quiso escapar de la tormenta ayudado por un huracán: Lorenzo, que llegaba al archipiélago luso de las Azores esta madrugada.

Suspendió actos de campaña y prometió acudir a las islas, pero los escasos efectos de Lorenzo, que redujo su intensidad a la mínima categoría, le han obligado a quedarse en Lisboa y retomar hoy su agenda, en la que busca evitar más sobresaltos y convencer a los ciudadanos para que vayan a votar.

El reto es mayúsculo en algunos municipios, como Ribeira Grande, en las Azores, donde la abstención hace cuatro años fue del 64 %, y donde a 48 horas del cierre de campaña muchos confiesan que no se interesan por la política que se decide en Lisboa.

Cynthia de Benito

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