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La infanta se suma al giro de Urdangarin y apunta a Zarzuela: “Todo lo que hacíamos estaba controlado”

La infanta Cristina asegura que nunca ha tenido cuentas en paraísos fiscales

Pedro Águeda

Palma de Mallorca —

Los españoles escucharon este jueves, 3 de marzo de 2016, la voz de un miembro de la familia real sin el escudo de un discurso escrito por asesores o las preguntas condescendientes de un periodista seleccionado. Tuvo que ser ante un tribunal de justicia, el que decidirá a partir del 30 de junio si Cristina de Borbón, hermana del rey Felipe VI, es culpable o inocente de haber engañado a la hacienda pública en la antesala de la crisis económica.

Pero, aun sin ser un discurso, su intervención respondía a un guión perfectamente diseñado y acordado con la defensa de su marido, Iñaki Urdangarin. La infanta repitió una por una todas las líneas argumentales que desplegó hace un año ante el juez José Castro. A saber, que su marido se encarga de los negocios porque bastante tenía con su trabajo en La Caixa, los niños y el centenar de actos institucionales de media que tiene al año.

El argumentario incluye una confianza total en su marido, alguien que si ha cometido un error habrá sido por los malos consejos de sus asesores. Principalmente el de materia fiscal, Miguel Tejeiro. Pero para completar la línea de defensa expuesta por Iñaki Urdangarin faltaba algo: poner el acento en la supervisión que de todo hacía la Casa del Rey.

Un notario declaró que Tejeiro le había contado que Urdangarin y su socio Diego Torres habían decidido que la infanta tuviera el 50’% de Aizoon, la sociedad desde la que se cometieron los delitos de los que responde Cristina de Borbón, para que ésta hiciera de `escudo fiscal` ante Hacienda. Urdangarin lo había atribuido por la mañana a rencillas de negocios entre el notario y Tejeiro.

El abogado de la infanta le ha preguntado por ello. “Si me lo hubieran propuesto, no hubiera aceptado nunca. En mi situación hubiera estado sometida a mayor transparencia y control de la administración, puesto que todo lo que hacíamos estaba controlado”, ha respondido la infanta.

Esa estrategia es distinta en Urdangarin a la que llevó al exduque de Palma a señalar como responsable de los delitos a su exsocio Diego Torres. Los dos antiguos amigos, reconciliados según exhibieron en la primera jornada del juicio, han puesto el acento en los controles que la Casa del Rey ejercía sobre sus negocios, al tiempo que cargaban la responsabilidad de las decisiones en Miguel Tejeiro. El asesor fiscal dejó de estar imputado justo antes de que empezara el juicio porque Manos Limpias, única que le acusaba, retiró los cargos que valían 11 años de cárcel. Su declaración como testigo se revela, por tanto, como clave en el proceso.

En un momento del interrogatorio, el abogado de la infanta le preguntó: “¿En cuántas personas confiaba usted?”.“¿Confiaba o confío?”, respondió ella. El abogado le aclaró que se refería a la época de los hechos por los que se la juzga. Y la infanta respondió con una lista que ya permitía adivinar cuál sería la siguiente pregunta de su abogado. “Por supuesto”, en su marido, en el secretario de las infantas, Carlos García Revenga; en el asesor del rey en asuntos jurídicos, el conde de Fontao; en sus compañeros de trabajo; en su asesor en temas fiscales, también enviado de la Casa del Rey; y en el asesor fiscal de su marido, Miguel Tejeiro. “¿Y ahora confía en el que era el asesor fiscal de su marido?”, continuó Molins. “No, ahora no”, replicó ella.

Durante la declaración de Urdangarin había salido a relucir el nombre de Federico Rubio, el funcionario de Hacienda que se ocupaba de las declaraciones de la renta de la pareja hasta que se fueron a Estados Unidos en 2009. Urdangarin, sin embargo, dejó la puerta abierta a que el funcionario no recibiera de sus asesores toda la documentación necesaria para hacer correctamente los cálculos. Junto a García Revenga y el conde de Fontao, encargado de aconsejar al duque que dejara el Instituto Nóos en 2006, componía el equipo que les eximiría de cualquier responsabilidad en las irregularidades.

“Mi marido tomaba las decisiones, siempre asesorado”

La voz de la infanta, monocorde, se prolongó durante 25 minutos. La diferencia que hay entre ese espacio de tiempo y las seis horas que declaró ante el juez José Castro está en todas las preguntas que formuló entonces el juez y las 511 veces que ella respondió “no sé” o “no recuerdo”. Esa estrategia de desconocimiento y desmemoria no se dio porque la infanta se acogió a su derecho a no a contestar a las partes, solo a su abogado, el penalista José Molins, quien estuvo asistido por Miquel Roca, amigo personal del padre de la acusada.

Los dos delitos fiscales que se imputan a la infanta fueron cometidos en 2007 y 2008 –ejercicios no prescritos- a través de una sociedad, Aizoon, que comparte al 50% con el exduque de Palma. “Mi marido tomaba las decisiones, siempre asesorado por su asesor fiscal”, dijo la hermana del rey al tribunal.

La infanta resumió su historia con Aizoon en el deseo de su marido de implicarla en algo que le hacía ilusión. “Me lo pidió y yo acepté”, dijo este jueves. Y otra vez, la Casa del Rey: “Me asesoré con Carlos García Revenga y él, a su vez, con Federico Rubio”.

Ella firmó y se olvidó de todo. Ni tenía poderes, ni hizo gastos con la tarjeta de la empresa, a pesar de que hay nueve constatados en seis años de asuntos que parecen muy alejados de la actividad de la mercantil, ya fueran libros de Harry Potter o flores. “Mi marido ha explicado el tema de la tarjeta, que se la ofrecieron y él la aceptó, pero la custodiaba él. Yo no rrecuerdo haber utilizado esa tarjeta, no recuerdo haber hecho un pago con esa tarjeta”, ha dicho, antes de afirmar que ni siquiera conocía el pin.

Ni pagos en negro, ni paraísos fiscales

Otra vez fue preguntada por la denuncia de que el servicio doméstico cobraba en metálico, o sea, en negro. “Rotundamente, no”, dijo la infanta. ¿Y el contrato de alquiler de su casa para que Aizoon tuviera allí su oficina? Ella era arrendataria y arrendadora. “Se debe a una equivocación”, aseguró.

Su abogado le preguntó si ella o el matrimonio han tenido cuentas en paraísos fiscales. Lo negó “absolutamente”. Y añadió que ahora tiene una en Suiza porque es donde reside y está declarada.

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