Los cuatro principales partidos acuden al debate con una estrategia pensada para los indecisos
Los cuatro principales partidos en pugna electoral vuelven a verse las caras ante las cámaras de televisión. Rajoy regresa a un debate a cuatro, después de despreciar este formato en la pasada campaña electoral. La presencia del candidato del PP es la principal novedad de una pelea dialéctica para la que su partido se ha preparado con la convicción de que cuando las cámaras empiecen a grabar la batalla “será un tres contra uno”. PP, Unidos Podemos, PSOE y Ciudadanos han preparado intervenciones sin estridencias. Todos buscan el disputado voto de los indecisos.
“Vamos a vender experiencia y gestión frente a un PSOE que asume que va a ser tercero”, señalan fuentes de la dirección del PP conocedoras de los planes para la contienda televisiva. En Génova han optado en esta campaña por negarle al PSOE la posibilidad de medir a Rajoy y a Sánchez en igualdad de condiciones. Los colaboradores del candidato del PP quieren ubicar al del PSOE en ese grupo de todos los que están en contra del actual statu quo.
Rajoy insistirá en la idea de que el resto de formaciones son las responsables de todos estos meses sin Gobierno. Evitará el cuerpo a cuerpo, si las circunstancias lo permiten, para insistir en la idea de que el 26J la decisión está entre votar al PP o volver a la ingobernabilidad.
Todos los candidatos, menos Albert Rivera, se han liberado la agenda del domingo para preparar el debate. La liturgia es de sobra conocida: papeles, reuniones con los asesores, más papeles...
Ciudadanos se asoma a la discusión con la intención de convencer al votante que duda. Los de Rivera están muy preocupados con unas encuestas que les señalan entre los principales perjudicados por la repetición de elecciones pero ven en los datos de indecisos del CIS su posibilidad de salvación. “Vamos a debatir con todos y a confrontar con todos”, aseguran en el equipo de Albert Rivera. La afirmación da la medida de lo necesario que es para Ciudadanos soltar del todo las amarras del pacto que les unió al PSOE tras el 20D. ¿Qué mejor lugar para hacerlo que la televisión?
En el PSOE aseguran que “Pedro hará un debate en positivo”. Los dirigentes de Ferraz se lamentan de aquel cara a cara en el que su líder puso en duda la decencia de Rajoy. Los cualitativos manejados por Ferraz aseguraban que aquella decisión de cargar contra el rival fue uno de los principales aciertos de la primera campaña de Sánchez. Sin embargo, el candidato socialista ya se ha arrepentido públicamente de aquellas palabras y no parece previsible que vuelva a abordar la corrupción en los mismos términos.
Sánchez sabe que esta vez su verdadero oponente es Pablo Iglesias. Los datos que manejan en Ferraz son claros: “La principal trasferencia de votos que se está registrando es entre Unidos Podemos y PSOE”.
Pablo Iglesias tiene un único objetivo: no cometer errores. El candidato de Unidos Podemos señalará a los socialistas como compañeros de viaje en un posible acuerdo. La amabilidad de Podemos hacia los socialistas en esta campaña se explica en la intención de no asustar a la parte de sus votantes a los que no les gustó las referencias a la cal viva de los gobiernos de Felipe González realizadas desde la tribuna del Parlamento por el líder de la formación morada.
Podemos llega al debate en igualdad de condiciones con el PSOE y frente al presidente del Gobierno en funciones. Una ocasión que en su dirección no quieren desaprovechar.