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El PSOE aspira a que la movilización progresista mantenga rojo el mapa el 26M

Pedro Sánchez y la cúpula del PSOE en la primera reunión de la Ejecutiva tras el 28A.

Irene Castro

Tras la euforia por la victoria de Pedro Sánchez el 28 de abril, el PSOE tiene ya la mirada puesta en las elecciones autonómicas, municipales y europeas. Para miles de candidatos y para los barones regionales, las generales han servido de calentamiento y analizan ahora al milímetro esos resultados para preparar los comicios del 26 de mayo. Mantener la elevada movilización de la izquierda y aprovechar la clave local son los grandes retos de los socialistas para que el mapa rojo no destiña.

“El éxito del 28A no tiene una traducción directa para el 26M”, reconoce un diputado socialista. La principal tarea que tienen los de Sánchez es mantener la tensión tras una participación récord hace ocho días hasta los comicios de dentro de tres semanas.

Sin embargo, hay quienes son pesimistas con respecto a esa posibilidad porque consideran que buena parte del éxito del candidato a la presidencia del Gobierno ha sido airear el miedo a que la derecha gobernara gracias al empuje de Vox. “Decir que viene el lobo igual ya no es tan creíble cuando solo han sacado el 10%. Ya no se agita igual el voto contra Vox”, reflexiona un dirigente socialista. Si algo tienen claro en el PSOE es que la derecha siempre acude a las urnas y que eso esta vez les puede pasar factura.

A favor, juega que determinada movilización y voto de castigo contra las negociaciones con los independentistas ha quedado desactivada tras las elecciones generales.

Entre los temores que cunden en Ferraz, el cuartel general de los socialistas, está el sistema electoral que en las generales ha perjudicado a la derecha por el reparto de los 'restos', pero que puede no afectar en el caso de las autonómicas. La suma de PP, Ciudadanos y Vox podría imponerse al PSOE (y sus aliados) en algunos territorios en los que Sánchez ha quedado en primera posición. Las tres derechas suman más, por ejemplo, en Castilla y León, La Rioja, Aragón o Murcia, a pesar de que todas ellas han quedado pintadas de rojo el 28A porque los socialistas fueron la fuerza más votada.

Entre las principales preocupaciones está la Comunidad de Madrid. Tras décadas en la oposición, el PSOE está ahora cerca con Ángel Gabilondo como candidato para llegar a la Puerta del Sol, tras una legislatura horribilis del Partido Popular, que ha tenido tres presidentes, dos de ellos (Cristina Cifuentes y Ángel Garrido) ya fuera del partido. Hace cuatro años, la suma de PSOE y Podemos se quedó a un escaño de la mayoría absoluta. Ahora, las generales han evidenciado que PP, Ciudadanos y Vox aglutinan el 53,4% de los votos por lo que ganan a la izquierda, que se ha partido, además, en varias candidaturas. En una circunscripción bastante proporcional, los socialistas son conscientes de que Gabilondo lo tiene difícil.

En el caso del Ayuntamiento de Madrid, los resultados de las generales alejan a la izquierda del poder. Lo mismo sucede en Castilla y León, donde el PSOE, a pesar de haber sido la primera fuerza, no muestra euforia con respecto a las autonómicas porque la suma de las derechas supera al otro bloque notablemente al alcanzar el 57,25% de los sufragios.

“La extrapolación aquí es difícil. En esta tierra las municipales tienen muchas variables así que poco a poco”, señalan en la dirección regional, donde consideran, no obstante, que Luis Tudanca podría ser investido si el PP se mantiene en la segunda posición pese al bajón: “Aquí el fin del régimen es echar al PP”. Que además mantiene unas relaciones bastante tensas con Ciudadanos después de que este partido fichaje a uno de sus puntales, la exvicepresidenta de Las Cortes, Silvia Clemente.

Diferente voto en generales y autonómicas a su favor

En el PSOE advierten de que no se puede hacer una traslación directa de los resultados de las generales a lo que suceda en las autonómicas. Por ejemplo, en Extremadura las tres derechas superan ligeramente el 50% de los votos mientras que fuentes próximas a Guilllermo Fernández Vara se muestran convencidas de que remontarán el 26 de mayo. Lo mismo sucede en el caso de Castilla-La Mancha: “Si tuviéramos que extrapolar los resultados de las generales llevaríamos 25 años en la oposición. Es la primera vez que ganamos unas generales”, dicen dirigentes cercanos a Emiliano García-Page.

En ambos casos, el PSOE supera en las autonómicas tradicionalmente en varios puntos su resultado en las generales. Por ejemplo, en las elecciones al Congreso de 2015 el PSOE logró un 28,4% de los votos en Castilla-La Mancha mientras que en las autonómicas el porcentaje aumentó al 36,1%. “No se puede hacer una extrapolación directa”, señalan en el PSOE manchego, donde creen que “puede haber cierta desmovilización del electorado de izquierdas pero también en la derecha”. Esas mismas fuentes dan mucha relevancia a la “maquinaria” que activan los candidatos a alcaldes que “quieren que les vaya bien”: “A Ciudadanos eso todavía le falta”.

También en Extremadura creen que se vota distinto en las generales que en las autonómicas y que Fernández Vara obtendrá votos que el 28A no fueron a parar al PSOE. “En estas elecciones ha habido una movilización extra contra Vox, pero también contra Pedro Sánchez y hay mucha gente que no ve igual a Pedro que a Guillermo”, señala un dirigente extremeño, que ve factible una bajada de Vox que deje a Podemos por encima en esa comunidad beneficiándose en ese caso de los restos que le pueden dar un escaño que ahora no ha tenido.

En Aragón, Javier Lambán tiene riesgo de perder el poder, aunque la suma de las derechas ha superado por la mínima la mitad del electorado. En esa comunidad, como en Canarias, Baleares o Cantabria, entran en juego formaciones regionales que no tienen apenas incidencia en las generales, pero que dejan el mapa completamente cambiado en las autonómicas.

Confianza en que Ciudadanos apoye a algunos barones

“Está abierto”, reconoce un dirigente del PSOE aragonés, que calcula que a Ciudadanos –que ha quedado en segunda posición– se le irá mucho voto al PAR, que Vox también bajará mientras que los socialistas pueden perder en favor de la Chunta Aragonesista. Tanto Lambán como García-Page y Fernández Vara confían, no obstante, en que Ciudadanos les permita gobernar si no es la segunda fuerza en cada uno de los territorios. Lo mismo sucede en Madrid con Gabilondo, aunque la lucha entre PP y Ciudadanos es a cara de perro porque Albert Rivera ha superado a Pablo Casado.

En el caso de Francina Armengol, la izquierda ha ganado en Baleares pero el 26 de mayo entran en juego otros actores como MÉS o El Pi. No obstante, fuentes socialistas se muestran optimistas con respecto a que se reedite el pacto de Gobierno en las islas: “Nuestro reto es movilizar”.

El ejemplo más claro de que el electorado no se comporta igual en unas generales que en unas autonómicas es el de la Comunidad Valenciana, donde Ximo Puig obtuvo cuatro puntos menos que Sánchez y el 6,45% de Compromís para el Congreso fue diez puntos superior en el caso de la elección a las Cortes valencianas (también pescó de Podemos, que en las generales logró seis puntos más).

Las calculadoras también se han puesto en marcha en el caso de las municipales, donde fuentes socialistas advierten de que las tres derechas pueden hacerse con alcaldías y fían buena parte del éxito al tirón de sus candidatos. “Depende mucho de los candidatos”, comenta un dirigente territorial. Por el momento las federaciones no han enfriado las maquinarias que pusieron en marcha hace meses y, a la vuelta del Puente de Mayo que se ha tomado Sánchez, Ferraz reactivará la suya con el objetivo de que la victoria del 28A no desmovilice a los progresistas.

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