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La resaca postelectoral lastra los contactos entre los potenciales socios de Merkel

La resaca postelectoral lastra los contactos entre los potenciales socios de Merkel

EFE

Berlín —

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El arranque de los contactos entre los potenciales socios del nuevo gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, se ve lastrado por la crisis abierta en sus filas tras las elecciones, donde la victoria conservadora quedó empañada por una fuerte caída de votos.

Hace cuatro años, los cristianodemócratas tardaron casi tres meses en cerrar el acuerdo de coalición con los socialdemócratas y la esperanza es ahora contar con un gobierno antes de navidades.

Los tradicionales “sondeos” previos a la apertura formal de negociaciones entre posibles aliados aún no han empezado, aunque a la práctica ya existen contactos y se refleja en un cruce de declaraciones estratégicas.

El exministro de Medio Ambiente Jürgen Trittin, de los Verdes, delegado de los ecopacifistas para dirigir esos sondeos, pidió este jueves desde la televisión pública a las filas conservadoras que muestren cohesión para poder empezar con contactos serios.

Los Verdes y el Partido Liberal (FDP) son los potenciales aliados de Merkel para un tripartito inédito a escala federal, la única constelación posible para un gobierno con mayoría estable si los socialdemócratas insisten en descartar otra gran coalición, como la que dirigió la canciller en su primer y su tercer mandato.

Ya antes de los comicios del domingo se daba por hecho que las negociaciones entre conservadores, verdes, liberales iban a ser complejas.

Pero el problema mayor parece no proceder de los abismos programáticos entre esas tres formaciones, sino de las grietas aparecidas en la Unión Socialcristiana bávara (CSU), partido hermanado a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel.

El bloque conservador venció con un 32,9 % de los votos, frente al 20,5 % que obtuvo el Partido Socialdemócrata (SPD), pero perdió 8,5 puntos respecto a 2013 y se situó en su segundo peor resultado histórico.

Especialmente grave es la situación para Horst Seehofer, líder bávaro, que quedó en un 38 %, algo insólito para un partido acostumbrado a tener mayorías casi absolutas en el próspero “Land” (estado federado).

Mientras crecen las presiones sobre Seehofer, se suceden los reproches a Merkel, a la que se culpa de haber dejado espacio a la ultraderecha por su línea poco conservadora.

La crispación sigue a una legislatura marcada por las exigencias de Seehofer a Merkel de poner un límite a la acogida de solicitantes de asilo en el país, que ha recibido desde 2015 a 1,3 millones de refugiados.

Seehofer podría recuperar esa reivindicación como condición para un pacto de coalición, algo inaceptable para los Verdes.

Por el momento, la designación del ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, como futuro presidente del Bundestag (cámara baja) es la única señal de avance, ya que “libera” un puesto clave para un eventual socio.

El FDP estaría encantado de ocuparlo, aunque la perspectiva de que Finanzas recaiga en un liberal sería compleja para los Verdes.

La resaca postelectoral es dura también en el SPD, abocado a otra crisis tras haber encajado su mínimo histórico y decidir en la misma noche electoral su líder, Martin Schulz, el pase a la oposición.

Para el socialdemócrata y excanciller Gerhard Schröder, se trata de un error que le resta capacidad de maniobra.

Mientras, otro antiguo jefe socialdemócrata, Franz Müntefering, negociador de la primera gran coalición de Merkel, criticó que se haya elegido como jefa del grupo parlamentario -y líder de la oposición- a la exministra de Trabajo Andrea Nahles, por considerar que ese cometido le competía Schulz.

El descalabro del SPD acentúa la crisis del partido, que desde 1999 ha tenido ocho cambios en la presidencia y nunca se ha recuperado de la escisión de Oskar Lafontaine, quien rompió ese año con Schröder llevándose consigo a la militancia más izquierdista.

Tampoco la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) puede festejar como habría deseado su auge, tras haber logrado el acceso al Bundestag y además como tercera fuerza, bajo el impacto por el abandono del grupo parlamentario de su copresidenta, Frauke Petry.

En medios alemanes se estima que Petry y su esposo, Marcus Pretzell, líder hasta ahora de AfD en el “Land” de Renania del Norte-Westfalia, preparan la fundación de un nuevo partido menos radical.

Por el momento no les ha seguido ninguno de los 93 diputados que tendrá el AfD.

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