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Unidas Podemos marca distancias con el PSOE y plantea iniciativas al margen del acuerdo de coalición

Pedro Sánchez atiende una intervención del portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique.

Irene Castro / Iñigo Aduriz

28 de febrero de 2022 22:42 h

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La cohabitación en el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos ha sido compleja desde el inicio de la legislatura, aunque ambos partidos hacen un balance positivo de la primera experiencia de un bipartito a nivel estatal desde la restauración de la democracia. En sus 25 meses de vida, los socios han tenido sus más y sus menos, pero en los últimos tiempos los choques han pasado más desapercibidos que en otras ocasiones. No obstante, el temor a que el pez grande acabe devorando al chico ha llevado a Unidas Podemos a marcar distancias y un perfil propio respecto de los socialistas. 

La sensación que tienen en Moncloa es que los aciertos del Gobierno al final se acaban atribuyendo a Pedro Sánchez -también los errores- y, por si hay dudas, han intensificado las campañas desde el partido sobre leyes que, a priori, podría anotarse como tantos el socio minoritario, tales como la reforma laboral o la subida del Salario Mínimo Interprofesional. En los dos años de este mandato, el PSOE también intentó sacar la cabeza en materia de igualdad, que ha sido tradicionalmente una de sus banderas y ahora ha cedido a Irene Montero. Los socialistas impulsaron una ley de igualdad de trato al margen del Ministerio, que aún está en tramitación, y también se han comprometido a impulsar una norma para abolir la prostitución, aunque hay discrepancias en el espectro de la izquierda sobre cómo abordar el asunto.

Pero el ala socialista lleva tiempo sorteando algunas de las pugnas internas bajo el pretexto de dar algo de oxígeno a Unidas Podemos, al que ven a la baja con cierta preocupación. En el PSOE asumen que su permanencia en el poder depende en buena medida de que la formación a su izquierda tenga un buen resultado. El socio minoritario, por su parte, ha incrementado sus exigencias al margen del acuerdo programático, pero sin mucho éxito.

Uno de los ejemplos en los que el PSOE evitó el choque fue esta misma semana, cuando Unidas Podemos se arrogó el mérito de la ampliación del denominado ‘escudo social’ con la prórroga de medidas como la prohibición de cortar los suministros a familias vulnerables o la suspensión de los desahucios. “Unidas Podemos lleva semanas negociando con el PSOE para que se apruebe la extensión de ambas medidas, si bien no ha logrado que el socio de Gobierno acepte incluir también en el paquete la prórroga de los contratos de alquileres”, se lamentaban desde el sector minoritario de la coalición. Los socialistas evitaron entrar en el choque. Hasta hace poco, la estrategia de Unidas Podemos era precisamente filtrar las discrepancias como método de presión durante las negociaciones, pero una vez superados los grandes enquistamientos en leyes como la trans o la de vivienda ese tipo de choque se ha reducido sustancialmente. 

Lo que está haciendo Unidas Podemos, sin embargo, es marcar un perfil propio en el Congreso a través de iniciativas parlamentarias que van más allá del acuerdo programático que suscribieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en diciembre de 2019. Frente a la disputa ideológica que en los años 2015 y 2016 libró Pedro Sánchez con sus hoy socios por ocupar el espacio más progresista, el PSOE es consciente ahora de que tiene la hegemonía de ese espacio y las ha rechazado sin problemas.  “A mí no me da nadie carnés de izquierda y menos ustedes”, le espetó hace diez días el presidente al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que es uno de los socios habituales del Gobierno que le reclama más ambición en las políticas progresistas para combatir el auge de Vox

“Hay un intenso debate en el espacio progresista sobre qué hacer para frenar a la extrema derecha. Desde mi punto de vista, la solución no pasa por intentar establecer cordones sanitarios que son imposibles, sencillamente porque olvidan que la derecha española, a  diferencia de la alemana, no es antifascista. Lo que puede frenar al monstruo trumpista lleno de odio que vimos este domingo rodeando la sede del PP es que hagamos medidas valientes que mejoren la vida de la gente”, defendió Echenique en el Pleno del Congreso este martes.

Una de esas iniciativas en las que Unidas Podemos se desmarcó del PSOE fue la propuesta de reforma fiscal para subir impuestos a las grandes fortunas y a las eléctricas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que es una de las que tiene mejor sintonía con el socio minoritario, mostró su enfado al tachar la medida de “inoportuna”. El Gobierno ha encargado a un comité de expertos que hagan una propuesta que será la que tomen como base para los cambios en materia de fiscalidad. En el debate parlamentario, los socialistas acusaron a Unidas Podemos de “oportunismo político”

La decisión de llevar esa proposición no de ley al Pleno llegaba después de que PSOE y Unidas Podemos marcaran distancias respecto al debate de las macrogranjas y a la posición sobre Ucrania en plena precampaña electoral. “Se equivocan al ir contra el PSOE”, se lamentaban en las filas socialistas. 

La estrategia se ha repetido esta semana cuando el grupo que pilota Pablo Echenique planteó una proposición de ley para crear una empresa pública (Producción Energética Española) para generar energía asumiendo las concesiones de las centrales hidroeléctricas que vayan caducando con el objetivo de reducir los precios disparados. El PSOE rechazó la toma en consideración de la iniciativa al defender que ya se están poniendo en marcha medidas para abaratar el precio de la energía y reprochó a su socio que fijara en la exposición de motivos “altos objetivos” como el horizonte verde, la rebaja de la factura o la promesa de que nadie sufrirá pobreza energética cuando, a su juicio, no se cumplirían con esa norma. “En estos nueve artículos lo único que dicen es que se creará una empresa pública de energía. Punto y final”, resumió el diputado socialista Germán Renau. 

“En muchas ocasiones, no muchas, pero en algunas sí, somos dos formaciones diferentes, tenemos muchos matices, y a veces votamos diferente, pero créame, lo importante es lo que hace el Gobierno de España, que es lo que estamos presentando aquí”, expresó la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del martes interpelada por esa divergencia en las iniciativas parlamentarias de los socios de la coalición. “Aquí sí que hay unidad de criterio, no hay divisiones, hay un camino único y estamos trabajando en una misma dirección”, zanjó la ministra de Trabajo, que distinguió el plano partidista en el Congreso de la gestión del Consejo de Ministros. 

El mismo día que Díaz pronunció esas palabras y que el Congreso tumbó la iniciativa de crear una empresa energética pública con el voto en contra de los socialistas, Unidas Podemos pedía una semana de plazo a su socio para analizar la propuesta de investigación de los abusos en la Iglesia que la exvicepresidenta Carmen Calvo pactó con el PNV. Socialistas y nacionalistas vascos registraron la nueva iniciativa -que apenas difiere de la inicial de Ferraz, ya que los trabajos se pilotarán a través del Defensor del Pueblo- sin el visto bueno del grupo confederal, que considera que esa investigación es “complementaria” a la que quieren impulsar en el Congreso, un escenario que los socialistas quieren evitar para que el asunto no derive en un “espectáculo”. 

Ese fue precisamente uno de los asuntos que abordaron los portavoces parlamentarios de PSOE y Unidas Podemos, Héctor Gómez y Pablo Echenique, respectivamente, en una reunión que mantuvieron el jueves para “el fortalecimiento de las relaciones de ambos grupos parlamentarios”. La intención fue, además, abordar las leyes que pretenden sacar adelante en el Congreso en este periodo de sesiones y que en algunos casos llevan meses bloqueadas en el Parlamento, como la derogación de la ley mordaza o la ley del 'solo sí es sí', o la ley de vivienda, que se demoró por las discrepancias en el seno del Gobierno.

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