La historia de Darío Adanti con Esperanza Aguirre y los 200 seguidores que perdió
El ilustrador Darío Adanti nació en Argentina en 1971, aunque lleva más de 20 años viviendo en España. Es especialmente conocido por su trabajo en la revista Mongolia y gracias a sus apariciones televisivas y teatrales junto a Edu Galán. Juntos desarrollan un estilo provocativo y que juega a menudo con romper muchas de las convenciones que nos rodean. Curiosamente, Darío en el trato personal es todo lo contrario. Es extraordinariamente educado, respetuoso y bienhablado. Lo tiene claro: “Creo que en la vida diaria tenemos que ser respetuosos. Luego, la falta de respeto hay que hacerla en el arte, en un chiste, en un libro... Pero yo intento ser respetuoso y no ofender. Luego ofendo en mis chistes, en un contexto específico que es la sátira, la revista, el teatro”.
Estos últimos días, ha sido noticia por dos motivos. Por un lado, han sido condenados por el Tribunal Supremo por, según afirman, “vulnerar el honor de Ortega Cano” en un cartel promocional de su espectáculo cuando fueron a Cartagena. Tienen que abonar 40.000 euros de indemnización y además pagar las costas. Por otro lado, acaba de lanzar el libro El Mataburros. Se trata de una cuidada edición de un personal y divertido diccionario, acompañado de magníficas ilustraciones. En definitiva, un buen regalo de Reyes.
¿Cómo surge la idea del libro?
En realidad, el libro El mataburros de Mongolia empezó porque a Rapa Carballo, que es el director de arte y el fundador de la revista, se le ocurrió la idea. Me sugirió que hiciera una sección en Mongolia que fuera un diccionario satírico. Ahí mismo se le ocurrió que llamara Mataburros porque en Argentina, desde la época de mis padres y mis abuelos, cuando tú preguntabas qué significaba una palabra te decían: “¡Vete a ver al mataburros!” o “¡Agárralo que no muerde!”, porque mataburros significa justamente matar al burro que llevas dentro, es decir, la ignorancia.
¿Cómo definirías el tipo de sátira que utilizas en el libro?
La sátira supone pegarle a todos los bandos, incluso a ti mismo. En realidad, la función de la sátira es la de molestar a todos, porque es una forma de que juguemos con los conceptos y los discutamos. Por ejemplo, en el libro, con la expresión “corrección política” hemos hecho dos definiciones. Una, se refiere a que es el método que tiene la derecha para seguir siendo racista y homófoba y machista. La otra es el método que tiene la izquierda para ofenderse más por lo que dicen los de las izquierdas que por lo que hacen sus contrincantes.
Visto lo visto, vuestro estilo satírico parece que os cuesta un poco caro
En el caso Ortega Cano, el proceso judicial ha sido largo y caro para nosotros. Nos condenan a pagar 40.000 más los gastos, lo que podría haber llevado a cerrar la revista. Por suerte, tenemos suscriptores, socios y el crowdfunding que hemos montado que nos ayuda a pagar los diferentes procesos de abogados y eso. Esto demuestra lo cara que se ha vuelto la justicia. Tú tienes que presentar un recurso y hay que pagarlo… todo hay que pagarlo, ya no solo los abogados. Imagínate que le pasa eso a una familia desahuciada porque no tienen trabajo. Si quiere meterle un juicio al fondo buitre que le está echando tiene que gastarse un dineral. Si casi no tiene para pagar el alquiler, como para poder pagar el juicio.
Los espectáculos teatrales de Mongolia han sido objeto de polémica en otras situaciones, ¿no?
Con el espectáculo de Mongolia también estuvimos amenazados por España 2000, un grupo de ultraderecha valenciano que nos amenazó de muerte. Tuvo que intervenir el Ministro de Cultura, el Gobierno, e incluso tuvimos que hacer dos shows en Valencia con custodia y con arcos de seguridad. Nos llevaban con su furgoneta con cristales tintados y actuamos con policías armados detrás de la cortina. Era muy raro estar tú en el escenario diciendo una barbaridad sobre la monarquía y entrar y ver detrás de la cortina dos tipos armados.
Casi siempre es la misma historia: grupos reaccionarios que se sienten ofendidos por vuestra forma de hacer humor...
También pasó en Cartagena que tuvimos una manifestación en contra de ultraderecha religiosos por haber hecho un chiste con la Virgen de Cartagena. Hicieron una manifestación de 300 o 400 personas en la puerta del teatro insultando a los venían a vernos y no pudimos salir por Cartagena porque el comisario nos dijo que podíamos tener agresiones. Luego nos pasó también en Sevilla que la primera y la segunda que fuimos también estuvimos amenazados por un chiste sobre la Macarena. Vinieron a boicotearnos al show e intentaron subirse al escenario. El problema fue que el escenario estaba muy alto y ellos estaban fondones. La gente empezó a abuchearles y se terminaron marchando.
¿Cómo se os dan las redes sociales? ¿Sueles tener follones a menudo?
Yo soy súper fan de las redes sociales. Todo tiene su parte buena y su parte mala. La parte mala es que nos acostumbramos mucho a dar nuestra opinión y la damos sin ningún tipo de reflexión de fondo La damos automáticamente, por emocionalidad. Las cosas nos producen una reacción inmediata emocional y nosotros la volcamos en las redes. Creemos que nuestra opinión es respetable. Tú eres respetable como individuo, no tu opinión. Mi opinión no es respetable, mi opinión sale al campo público para enfrentarse con otra, y como dice un dicho en inglés, “de cada realidad hay mil opiniones y una sola verdad”. Yo creo que tenemos que educar en que esta compulsión de opinar todo el rato no sirve para nada. Que a veces es mejor callarse, informarse y después intentar formular una opinión, sin creer que tu opinión es la verdad.
¿Has padecido alguna campaña personal en contra?
Viví una curiosa experiencia hace unos años. Esto fue, si no me equivoco, en 2011 o 2012. Nosotros estábamos haciendo Mongolia pero no habíamos salido todavía a los quioscos. Sacamos el primer número, que decía “España tiene una salida: Barajas”, porque era justo en medio de la crisis de 2008. Se arma el revuelo de una nueva revista satírica súper salvaje. Nos hacen entrevistas en un montón de lados y, de pronto, empezamos a ganar un montón de seguidores. Yo venía antes de El Jueves, pero hasta aquel momento no había redes sociales. Así que empecé a tener un montón de seguidores de repente. Mientras arrancamos Mongolia, yo sigo trabajando como ilustrador y humorista gráfico freelance, con lo cual me llaman para hacer cosas. Ahí ya no doy mi opinión, sólo soy un trabajador. Entonces me llaman de La Noche de los Libros para que dibuje el escaparate de la librería Lé, una librería muy bonita donde se iba a presentar la iniciativa. Me contratan para que haga el escaparate. Hice una cosa de libros volando como si fueran OVNIS, algo que no era humorístico. Era una ilustración para un escaparate.
Pero más que polémica, aquí lo que tuviste es un montón de nuevos seguidores ¿no?
El problema empieza cuando me avisan de que en cualquier momento va a llegar Esperanza Aguirre, que entonces era la presidenta de la Comunidad de Madrid, con su séquito. En ese momento, yo pensé: “Ah bueno, a mí que me importa, yo estoy aquí haciendo el escaparate”. De repente, entra Esperanza Aguirre con mogollón de medios, con cámaras de TVE y con todo el mundo haciendo fotos. Entran por la puerta y yo estoy en el escaparate. Ella antes de bajar me ve y, como es muy lista, se viene directa a mí, que no sabe ni quién soy. Se acerca y me pregunta por lo bajo cómo me llamo. Y yo le digo que Darío Adanti. Entonces, me abraza, se da la vuelta ante todas las cámaras y dice: “¡Aquí estoy con el gran artista Mario Andante!”. Se tiró todo un speech delante de las cámaras hablando de mí como Mario. Yo no sabía cómo decirle que ese no era mi nombre delante de las cámaras. Yo estaba súper tímido y no sabía qué decir. Ese día era el 13 de abril, era mi cumpleaños. Entonces, yo por torpeza y por querer quedar medio gracioso, simpático y salir de la situación, le digo: “Por cierto, Presidenta, que hoy es mi cumpleaños” y dice en voz alta: “¡Hoy cumple años Mario Andante!”. Y va, me mete dos besos y me pregunta: “¿Qué estás haciendo, Mario?”. Y le respondo: “Pues nada, unos dibujos para el escaparate”. Entonces me pide un rotulador. Yo tenía uno negro, uno azul y uno rojo. Sin mirar le doy uno rojo. Ella lo agarra y, como vio que yo estaba haciendo un cielo con estrellitas, se pone a dibujar una estrella con el rotu rojo y pinta una estrella roja de cinco puntas. Ella misma se da cuenta y dice: “¡Pero qué hago yo dibujando una estrella roja!”. Así que me pide otro rotu y tacha la estrella. Me mira y me dice: “¡Te voy a dibujar un barquito!”. Y dibuja un barquito en medio del cielo que estaba ilustrando con OVNIS. Me dibuja un barquito super cutre que ahí se quedó y se fue con todo su séquito a la presentación. ¡Qué momento más ridículo! Me cagó el dibujo, me dibujó un barquito y me llamó Mario Andante.
Una pena que no te guste, porque como nombre artístico, Mario Andante suena muy bien...
El lío es que, al otro día, en todos los periódicos no salía mi nombre, pero titulaban: “Esperanza Aguirre inaugura La noche de los libros”. En la foto aparecía ella a mi lado y yo, todo duro, sin saber qué decir. La imagen sale como promoción en todos los medios, incluso en Televisión Española. El vídeo aparecía sin audio. Se veía a Esperanza Aguirre hablando conmigo. Yo no lo subí por redes ni nada, pero alguien lo empezó a mover diciendo: “¡Miren éste, que va de izquierdas, con Esperanza Aguirre!” Perdí como 200 seguidores que empezaron a criticarme: “¡Haberle dicho que es una hija de puta! ¡Haberle hablado de lo que está haciendo en Madrid!” Yo pensaba: “¿Pero cómo voy a decir nada? Si yo estoy ahí trabajando como un empleado para la librería y, además, yo soy educado en la vida real”. Yo me enfrento a Esperanza Aguirre, igual que a Rajoy e igual que a cualquiera en mi revista satírica, no en la vida real. Si yo voy por la calle y se me aparece Díaz Ayuso, no le digo una barbaridad. Soy la persona más educada que hay porque como persona votada por muchos españoles yo le debo un respeto en esa situación. En mi revista no, pero en la vida diaria sí.
¿Y no tuviste oportunidad de explicar lo sucedido?
Me salvó un amigo, Maxi Gilbert, que empezó a ponerle mi cara en Photoshop a, por ejemplo, una foto de un tío saludando al Papa. Había otra foto de uno saludando a Obama y le puso mi cara. Empezó a mandar fotos mías saludando a gente y entonces se creyeron que todo lo de Esperanza Aguirre era un fotomontaje, que no había sido real y así me dejaron en paz. Eso es lo más friki que me ha pasado en la vida, te lo juro.
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