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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Esas miradas

Miradas

Mariano Cuesta

Una de las cosas que más me escuece de ser retrón es ese cierto aire, mezcla de condescendencia y desprecio, que tienen algunos cuando pasas por su lado caminando en la calle.

Estas navidades me ha pasado varias veces, sobre todo por ciertos barrios conocidos aquí por ser de postín. No sé si es que tener greñas, barba y tener una pinta de 'alternativo', ya ves tú, un jersey de cuello vuelto negro y unos vaqueros, supone una licencia para eso, pero lo cierto es que estoy bastante cansado. Sé que queda mucho aún por trabajar en esta sociedad nuestra, pero hay días que es agotador. Las miradas duelen, los juicios instantáneos, esos instantes eternos donde te revisan de arriba abajo con la consiguiente cara de ascopena…

Es una cosa que hace mucho tiempo no había sentido, pero ayer fue algo notorio. Creo que, en parte, es por ignorancia. Esa ignorancia que hace creer a la 'gente normal' que es intocable, que nunca estará en nuestro lado, que son superiores por la gracia divina. Y esto me da mucha pena. Ya he hablado otras veces de que ser retrón es jodido, pero como es jodido ser celiaco, o tener diabetes, u otras muchas cosas más. Hay que asumir que hay gente distinta en todos los ámbitos de la vida y no debemos sentir pena por nadie. Las circunstancias son las que son y hay que lidiar con ellas. Unos habrán salido más guapos o inteligentes que otros, pero eso no implica que haya que compadecer a nadie.

Porque sería iluso pensar que uno pudiera ir por la calle sin tener que sufrir esas miradas condescencientes que le recuerdan la situación en la que vive a diario y de la vida que otros disfrutan sin el más mínimo pudor.

Por no hablar, como ya hemos hecho otras veces de los aparcamientos para personas con movilidad reducida.

El juicio constante indica que hay algo en esta sociedad que no está bien, la necesidad de destacar por encima del otro, de sentirse superior, de querer ser más que nadie…

¿Qué necesidad hay de lanzar esas miradas? ¿Acaso estos que miran condescendientes tienen miedo de estar donde estamos nosotros? En teoría no deberíamos estar en un sitio distinto, pero hay gente que parece no querer, por todos los medios, coincidir en el mismo espacio mental. ¿Tanto molestamos? Hay gente que debería recibir una cura de humildad y entender que todos somos iguales, con nuestras diferencias, pero no somos ni mucho menos inferiores o necesitados de una actitud paternal o condescendiente. No necesitamos eso. Necesitamos una igualdad de oportunidades real y efectiva, que nos permita alcanzar puestos acordes a nuestra capacidad, sin importar nada más. Y por eso, desde aquí, vamos a seguir denunciando las actitudes que vayan contra eso. Porque no hay tiempo que perder y hay mucho crecido suelto.

Desde aquí os invitamos a llamar la atención de la gente que mira así al resto, ya sea retrón o no, y si da la casualidad de que alguno de vosotros lo hace… haced una pequeña reflexión.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

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