El diagnóstico de la seguridad en Sevilla: faltan policías nacionales, pero no hay un problema de inseguridad “ni de lejos”
Sevilla se resiste a encender las luces rojas de alarma en relación con la seguridad ciudadana, de hecho el mensaje oficial es que la ciudad no es insegura “ni de lejos”. Los graves sucesos ocurridos la semana pasada en el Polígono Norte (con decenas de personas enfrentándose a la Policía Local) y San Jerónimo (con una reyerta multitudinaria con un muerto a puñaladas y a cuyo autor se sigue buscando) han agitado el patio social y político, pero se insiste en que son dos hechos aislados y sin conexión entre sí, por lo que “no pueden derivar en la generalización de una sensación de inseguridad que no es”.
Los entrecomillados los pone el alcalde hispalense, Juan Espadas (PSOE), cuya principal preocupación, de cara sobre todo a la ciudadanía pero también a la imagen exterior, es transmitir que Sevilla es una ciudad segura. Y para eso, tira de dos evidencias: los índices de criminalidad no son alarmantes (de hecho, la pandemia ha ayudado a situarlos a la baja) y no hay un caldo de cultivo que propicie manifestaciones violentas como las que se están produciendo en otras ciudades.
Desligar los hechos
Así que Espadas sacaba el extintor para enfriar los ánimos e intentar que no se grabe en la conciencia colectiva la imagen de que hay problemas graves. “En ningún caso los datos de criminalidad plantean que estemos en una situación de inseguridad. En la ciudad hubo dos incidentes violentos graves sin relación alguna, hay que desligar estos hechos por completo de lo que se está viendo en otras capitales”, martilleaba el regidor tras la junta de portavoces en la que daba detalles a los grupos políticos de lo ocurrido la semana pasada.
Y el que diga lo contrario, es un alarmista, fue el mensaje del regidor. Por eso, hizo un llamamiento a la responsabilidad para que no se transmitan sensaciones que, a su juicio y con las cifras de criminalidad en la mano, no se corresponden con la realidad.
Faltan policías nacionales
Pero hay algo en lo que todos sí tienen una misma percepción de la realidad: faltan policías nacionales. “Sevilla es deficitaria desde hace muchos años”, admite Espadas, que se compromete a reclamarle al Gobierno central urgencia en ponerle remedio a esto. ¿Y cuántos agentes en concreto faltarían? El gobierno local no entra en la puja porque afirma desconocer el dato, pero el PP exige que vengan 300 y Ciudadanos eleva la cifra a 400.
En cuanto a la Policía Local, si Espadas anunciaba que esta semana se firma la incorporación de 22 agentes más, el portavoz del PP, Beltrán Pérez, reclamaba 170. De paso, completaba su receta con la instalación de cámaras de videovigilancia en las zonas más conflictivas y una mayor dotación de medios y equipos tecnológicos, lo que incluiría pistolas táser, chalecos antibalas o la creación de una unidad de drones.
El portavoz de Cs, Álvaro Pimentel, centra por su parte el mensaje en la llegada de más policías nacionales, para lo que insta a Espadas a que “levante hoy mismo el teléfono y se dirija al ministro del Interior”. “Sevilla no puede ni debe normalizar este tipo de incidentes en la vía pública”, ya que “corremos el riesgo de que se repitan en nuestra ciudad los lamentables altercados a los que hemos asistido recientemente en Barcelona, Madrid, Valencia o Granada”.
Acabar con la desigualdad
Adelante Sevilla, por su parte, coincide en que sí, en que faltan policías, pero cree que si el alcalde se queda en eso “estaremos olvidando el problema de fondo”. ¿Y cuál es ese problema de fondo? Pues según su portavoz, Susana Serrano, la “conflictividad social” de los últimos días en la ciudad “tiene origen directo en la desigualdad, el paro y la pobreza”, por lo que hay que aplicar “políticas que pongan fin a la existencia de barrios de primera y de segunda”. “Sólo así evitaremos que la conflictividad social se expanda por las calles”, apostilla.
Y por último tenemos a Vox, formación para la que no estamos ante dos hechos aislados sino que sufrimos “un grave problema de inseguridad” generalizado. Una vez más, identifica a los que están “rompiendo la convivencia en la mayoría de los barrios” con los que “son premiados con ayudas sociales”, según su portavoz, Cristina Peláez, un cajón de sastre en el que mete a sus clásicos: ‘okupas’ en viviendas sociales y menas (menores no acompañados) e inmigrantes, para los que exige su expulsión inmediata si han cometido algún delito.
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