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Con patinete y a lo loco
¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Una moto de carreras? No, es un adolescente en un patinete trucado, a 30 kilómetros por hora, por una acera llena de peatones en plena hora punta. ¿Te suena la escena? O en sentido contrario por mitad de la calzada con ese vehículo de dos ruedas que hace menos ruido que una batidora eléctrica. ¿Te resulta familiar esta otra? Desgraciadamente, son situaciones demasiado habituales en nuestra ciudad que generan un riesgo completamente innecesario y que no existiría si la normativa existente se cumpliera. El problema es evidente. La norma no se cumple ni nadie la hace cumplir.
Hace apenas mes y medio, falleció un conductor de un patinete tras chocar con otro vehículo similar en el que iban dos menores de edad, un chico y una chica. Este trágico siniestro no es algo extraño. Aunque con resultados menos dramáticos, los accidentes en los que hay un patinete involucrado se han convertido en la primera causa de atención sanitaria por siniestralidad vial en el Hospital Virgen del Rocío, tal y como refleja un trabajo fin de carrera publicado recientemente por la estudiante de Medicina Pilar Rojo.
Más de 3.100 personas han pasado por las Urgencias del Hospital Universitario Virgen del Rocío por accidentes con patinetes eléctricos desde 2012. Entre las causas más frecuentes figuran caídas, atropellos —especialmente a personas mayores y niños— y colisiones tanto entre patinetes como con automóviles. A lo largo de estos años, los siniestros no han dejado de aumentar. Tras un crecimiento progresivo en la primera etapa, el número de casos se disparó a partir de 2021, cuando se registraron 430 ingresos. Desde entonces, la cifra prácticamente se ha duplicado, alcanzando en 2024 los 850 accidentados, más de dos cada día.
Las lesiones más habituales entre los usuarios de patinetes son fracturas en extremidades, además de lesiones faciales y de cirugía maxilofacial y otras más graves, como hemorragias intracraneales. Entre los peatones atropellados destacan las fracturas de cadera en personas mayores.
A partir de primeros del próximo año, la intención del Gobierno municipal es que los conductores de patinete circulen siempre con casco y chaleco reflector, y la velocidad máxima permitida se reducirá a 15 kilómetros por hora
El patinete, curiosamente, también tiene su punto de clasismo. Mientras en los barrios más boyantes y prósperos suele ser regalo de cumpleaños o Reyes para adolescentes o preadolescentes, en las zonas menos favorecidas de la ciudad es un medio de transporte con el que mucha gente trabajadora sale de casa temprano para llegar a tiempo a su puesto. Curiosamente, suelen ser los usuarios de este segundo perfil los que circulan de forma más prudente y respetuosa con las normas.
El asunto vuelve a la actualidad estos días porque el Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado que revisará la normativa municipal de circulación para endurecer el régimen de uso de estos vehículos eléctricos.
La ordenanza actual establece, por ejemplo, que los patinetes tienen prohibido circular por las aceras, zonas peatonales o por vías con límite de circulación superior a 30 por hora; sólo tienen permiso para hacerlo por carriles bici o calles con velocidad muy restringida; sólo pueden ser utilizados por una persona, no compartidos; están obligados a llevar luces delantera y trasera de noche; no pueden conducirlos menores de 15 años salvo si van con un adulto responsable; está prohibido usarlos con auriculares o habiendo consumido alcohol u otras drogas. Preceptos todos que, desde mi posición de observador como peatón o ciclista, se incumplen en una gran mayoría de casos.
A partir de primeros del próximo año, la intención del Gobierno municipal es que los conductores de patinete circulen siempre con casco y chaleco reflector, y la velocidad máxima permitida se reducirá a 15 kilómetros por hora. Por normativa estatal que entra en vigor el 2 de enero, estos vehículos deberán disponer además de seguro de responsabilidad civil, certificado de circulación y estar registrados en la DGT.
Mi sensación es que, en esta década larga que hace desde que se popularizaran los patinetes eléctricos en nuestra ciudad, las aceras se han convertido en un lugar peligroso, especialmente para los más mayores y con menos reflejos
También se endurece el régimen sancionador, que incluye multas de hasta 500 euros según el grado de incumplimiento. Pero, ¿quién les va a multar? ¡Si en esta ciudad hay más policías locales de baja fraudulenta que patrullando las calles!
Por muy bien intencionada que sea la reforma que plantea el Ayuntamiento, el problema de esta normativa, como de cualquier otra, es asegurar su cumplimiento. Mi sensación es que, en esta década larga que hace desde que se popularizaran los patinetes eléctricos en nuestra ciudad, las aceras se han convertido en un lugar peligroso, especialmente para los más mayores y con menos reflejos.
Las situaciones de riesgo se multiplican, con cero respeto o prudencia por parte de muchos de los conductores (cuidado incluso con llamarles la atención, que se revuelven), y las cifras de siniestralidad así lo certifican. Más allá de que la norma se actualice, y de que haya o no policías locales para multar en caso de infracción, la clave está en la educación vial y urbana de los conductores. Ojalá avancemos en ese terreno pero yo, ahí, sólo veo retrocesos.
Sobre este blog
Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.
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