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La borrasca Daniel muestra la cara más feroz del calentamiento: “Lo de Grecia es absolutamente insólito”

Coches y casas bajo el agua en Volos, Grecia, tras la borrasca Daniel.

Antonio Martínez Ron

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El “monstruo meteorológico” que ha azotado Grecia, Bulgaria y Turquía en las últimas horas ha dejado en algunos puntos una cantidad de lluvia mayor que la que cae durante todo un año en una ciudad como Pamplona. En el pueblo griego de Zagora, este miércoles se batió el récord con 754mm de lluvia en 18 horas y se espera que llegue a los 1.000mm. Esto significa que por cada metro cuadrado de terreno ha caído una cantidad de agua que alcanzaría un metro de altura, una lluvia torrencial que ha causado al menos 12 muertos y cinco desaparecidos en Grecia y otras siete víctimas mortales en Turquía y Bulgaria, además de daños catastróficos por toda la región.

“La verdad es que impresiona”, admite el veterano meteorólogo Ángel Rivera, que lleva años analizando este tipo de lluvias torrenciales. “Lo de la borrasca Daniel es algo absolutamente insólito”, añade Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). El récord de España se produjo en noviembre de 1987 en la zona de Gandía, en Valencia, con alrededor de 800mm. “Pero más de eso no ha caído nunca, y mira que tenemos gotas frías”, apunta. José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored, recuerda un caso puntual y no oficial, registrado en Casas del Barón (Valencia) en octubre de 1982, donde se estimó una precipitación de 1.100mm. “Pero es una estimación, ya que con esas intensidades –asegura– los pluviómetros se desbordan antes de vaciarlos y seguir sumando milímetros”.

Un bloqueo sobre Europa

Esta situación extrema se ha producido por la suma de una serie de circunstancias y por una configuración atmosférica muy particular, que en parte explica la formación de la DANA sobre la península ibérica días atrás. Es lo que se conoce como “bloqueo” Omega, por su forma, una situación en la que un sistema de borrasca-anticiclón-borrasca se queda estacionario sobre una misma zona durante días o semanas. Por eso en el centro y norte de Europa se vive estos días una ola de calor y a ambos lados se han producido las “gotas frías” de la península y la de Grecia, de mucha más intensidad.  

Imagina qué hubiera pasado si la DANA de hace unos días se hubiera quedado estacionaria durante diez horas en Madrid y Toledo

Ángel Rivera Meteorólogo

“El problema es cuando los sistemas se quedan estacionarios, porque la misma perturbación se queda dando vueltas”, señala Rivera. “Si el sistema se mueve, esa lluvia se habría recogido en muchos kilómetros cuadrados, pero se acumula en una zona concreta y se convierte en una especie de noria, que precipita y sigue y sigue, mientras eso no se mueva”. Para hacerse una idea de las dimensiones, plantea, la pregunta que hay que hacerse es qué hubiera pasado si en las zonas de Madrid o Toledo donde sacudió la DANA hace unos días, en vez de estar una hora y media se hubiera quedado estacionaria durante diez horas. “Multiplica: 100mm x 10: 1.000mm”.

¿Es consecuencia del cambio climático?

La situación extrema llega cuando la Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de anunciar que el planeta ha vivido los tres meses consecutivos más cálidos desde que existen registros, según los datos confirmados por el servicio dedicado al cambio climático Copernicus. El último agosto también ha sido el mes más cálido de la historia en los mares del planeta, con 20,98 ºC, medio grado largo (0,55 ºC) por encima de la media. Y el Mediterráneo lleva todo el verano en cifras históricas.  

Aunque para ver si es consecuencia del cambio climático habrá que esperar a nuevos estudios, señalan los expertos, el contexto en que se ha producido este fenómeno es claramente debido al aumento de temperaturas inducido por la actividad humana. “El agua más caliente del mar, sin duda por el cambio climático, ha podido ayudar a que el fenómeno sea más violento”, explica Rubén del Campo a elDiario.es desde AEMET.

“Se está discutiendo si ha llegado a ser un ‘medicane’ [huracán mediterráneo], pero al fin y al cabo el agua caliente es su combustible”. Se trata de “sistemas con la cabeza fría y los pies calientes”, asegura, porque hay aire frío en altura y altas temperaturas en superficie, así que “cuanto mayor contraste, entre otros muchos factores, más va a contribuir a que la cantidad de agua que cae sea mayor”.

“Estas circunstancias, con el verano que hemos tenido, son el caldo de cultivo perfecto para que cuando se producen estas entradas frías de aire, que serían normales en esta época del año, adquieran este carácter tan extremo”, añade José Miguel Viñas. A su juicio, hay algo que estamos viendo de forma clarísima, en el contexto de calentamiento, y es la intensificación de los procesos que ya de por sí son intensos. “Ese plus de energía que proporciona ese aire cargado de humedad del Mediterráneo hace que al final se dispare de esa manera tan bestia la convección asociada a estas situaciones o a esta DANA”. 

Ángel Rivera también intuye que el cambio climático explica estos eventos extremos, aunque se necesita hacer los estudios que lo prueben. “Se están generando unas dorsales absolutamente alargadas responsables de las olas de calor”, explica. “Y todo esto está relacionado con circulación mucho más lenta del chorro polar, lo que implica que crea más meandros. Es otra hipótesis, pero por ahí van un poco los tiros: la base es que hay mucha energía disponible en la atmósfera, aire cálido y húmedo”. “Lo que nos dice el cambio climático es que este tipo de sistemas pueden ser más frecuentes, debido a que hay más energía en la atmósfera”, añade Del Campo, “así que la lluvia puede ser más torrencial”.

Para poder afirmar al cien por cien que se trata de un evento causado por el cambio climático antropogénico habrá que realizar lo que se conoce como un “estudio de atribución”, que consiste en utilizar diferentes modelos climáticos que sean capaces de reconstruir el fenómeno y probar qué sucede al introducir las condiciones preindustriales, antes de que el ser humano comenzara a llenar la atmósfera de gases de efecto invernadero y a aumentar la temperatura media global.

Pero como dice el dicho, empieza a ser “blanco y en botella”. Un trabajo reciente liderado por el meteorólogo de AEMET y experto en dinámica atmosférica Juan Jesús González Alemán ofreció recientemente la primera prueba contundente de que el cambio climático causó uno de estos eventos, el “derecho” que sacudió el sur de Europa en agosto de 2022 con vientos de hasta 200km/h hora y dejó 12 muertos en el sur de Europa. “Tenemos un modelo físico matemático que nos está diciendo que si no tuviéramos las condiciones actuales, el evento no se habría producido”, asegura González Alemán. “Si esto fuera un crimen, este estudio sería el equivalente a pillar al cambio climático con la ‘pistola humeante’ en la mano”. 

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