Plazos, tribunales y citas: cómo se redacta y defiende una tesis doctoral en España
La polémica generada en torno a la tesis doctoral de Pedro Sánchez pasa este viernes a una nueva etapa: el presidente ha autorizado a la Universidad Camilo José Cela (UCJC) a que digitalice y haga pública su obra en Internet –hasta ahora sólo se podía consultar presencialmente en la biblioteca del centro–. Las dudas sembradas por Ciudadanos en sede parlamentaria, su petición conjunta con el PP de que publicase la obra y las acusaciones de plagio del diario ABC han despertado un revuelo político y mediático sobre la obtención del título de doctor de Sánchez.
Una de las polémicas es el uso de la tesis para publicar un libro posterior. María Luisa Humanes, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), afirma que es habitual que los doctores publiquen su tesis en formato libro. En la misma línea, Antón Rodríguez Castromil, profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), dice que “no ve el conflicto” por “no citar en tu libro que partes de tu tesis”. “Una tesis doctoral no está dedicada al público de masas y que la publique una editorial es un orgullo”, añade.
Manuel Sánchez de Diego, profesor de la UCM, también valida la publicación de un libro a raíz de una tesis: “E incluso es normal que el doctorando divida el libro en varios artículos para publicar en revistas especializadas. El libro no tiene porqué citar a su propia tesis, pero lo normal es que al principio del libro se indique que el libro tiene como ”base“ una tesis doctoral. A veces si el director ha participado de forma muy activa en la tesis o en la reelaboración de la misma para su publicación se puede publicar con el nombre del doctorando, ya doctor, y el director de la tesis”
María Isabel Fernández, profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), defiende el derecho a no publicar una tesis en Internet para poder “explotar el trabajo inédito” en un libro posterior: “Si te cogen las ideas, te quitan la posibilidad de publicar algo posterior a tu nombre”. Sin embargo, Fernández dice que “es absurdo” que Sánchez no hubiera publicado la tesis posteriormente, viendo el revuelo causado, si las ideas sustanciales de la obra ya están recogidas en un libro, La nueva diplomacia económica española, publicado con Carlos Ocaña en 2014.
Obras propias y de otros autores
La edición de este jueves del diario ABC, al que el presidente ha amenazado con una demanda, afirma que la tesis carece de citaciones a obras ajenas y propias. Las investigaciones en cuestión están referenciadas, aunque de forma indirecta: sin entrecomillar el contenido porque no lo reproduce de forma literal. El ABC también acusa al presidente de autoplagio –no tipificado como delito contra los derechos de autor– por usar en la tesis fragmentos de otros artículos previos que él mismo había publicado sin citar que eran suyos.
El tutor y los directores de un doctorando recomiendan siempre la citación a otros autores para dar riqueza a la obra: “Puedes utilizar cualquier publicación académica, tuya o de otros, y es frecuente que los autores se citen a sí mismos”, comenta Fernández. También recalca que “hay que entrecomillar las frases ajenas escritas de manera literal” o “citar al autor” en el caso de que sólo se reproduzcan ideas y no frases.
El autoplagio es, para los profesores consultados, una especie de “zona gris”: “Es poco común, pero la gravedad de plagiar a otro es mucho mayor”, comenta Fernández. “Lo más honesto y correcto es siempre citar la fuente, aunque seas tú”, añade. Humanes también respalda que un alumno use artículos propios en su tesis o su tesis en otros libros, “siempre que se cite como autor”. “El autoplagio no es una buena praxis”, sostiene. Sin embargo, Castromil dice que no cree que el caso de Sánchez sea autoplagio: “Tus ideas son tuyas”.
La tesis: una aportación novedosa
También ha habido criticas hacia Sánchez por la falta de originalidad de su tesis. Fernández recuerda que la tesis “tiene que aportar elementos nuevos”. En la misma línea, Humanes recuerda que “la tesis no es una mera suma de textos anteriores porque si no, no sería un texto original”. Esta filosofía responde al doble objetivo que, para Fernández, tienen las tesis: “Demostrar que la persona tiene capacidad investigadora para hacer carrera universitaria y hacer una aportación relevante al mundo científico”.
A partir de la publicación del Real Decreto 99/2011, la nueva normativa para los estudios de Doctorado, es posible que el doctorando publique su tesis “laminada”: es decir, publica varios artículos en revistas académicas de impacto y, posteriormente, los recopila y da uniformidad para presentarlos en formato de tesis. Esta posibilidad comenzó a aplicarse para los nuevos doctorandos tras la aprobación del Decreto, habiéndose matriculado Pedro Sánchez antes, en el curso 2009/2010, según la Universidad Camilo José Cela.
Presión a los doctorandos
Los profesores consultados coinciden en que el tamaño de una tesis varía en función de la disciplina y de la tradición del país. En el caso español, oscilan desde las 200 páginas (propias de las ciencias básicas) a las 1.000 (una extensión más común en ciencias sociales, pero que cada vez tiende más a reducirse). “Lo importante es el contenido, nadie te obliga a que la tesis tenga un número concreto de páginas”, matiza Fernández, respaldada por Humanes.
Fernández destaca que la calidad de las tesis es baja en muchas ocasiones por las condiciones de los doctorandos: “Les presionan mucho para que terminen en un determinado tiempo. Lo normal es que el doctorando trabaje y que no pueda avanzar como quisiera”. También apunta un factor clave en la presión: “El éxito de los departamentos se miden también por el número de tesis presentadas”. Actualmente, los doctorandos pueden estar matriculados a tiempo completo (3 años) o a tiempo parcial (5 años, si bien puede pedir prórrogas y alargar la tesis hasta los 8 años).
“El camino para avanzar a tesis de calidad es que se sorteen los miembros y que se vigilen los cum laudes”, defiende Fernández, quien denuncia que la mayoría de tesis acaban teniendo la máxima calificación sin tener la máxima calidad. La del presidente del Gobierno es también una tesis cum laude. “El profesor acaba sintiéndose presionado, no vas a ir de justiciero y vas a ser especialmente dura con un alumno”, añade Fernández. La profesora aclara que los tribunales ante los cuales el doctorando defiende su tesis suelen estar conformados por profesionales propuestos por el director de tesis y el alumno.