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HazteOír retuerce un informe de la ONU para hablar sobre sacerdotes forzados a “celebrar matrimonios homosexuales”

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Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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Nada ocurre por casualidad. Días después de que el sector más ultra de Vox impusiera sus postulados en la formación dirigida por Santiago Abascal al dejar el poder en manos de perfiles como el de Jorge Buxadé, Ignacio Garriga o Kiko Méndez de Monasterio –vinculados a ramificaciones cercanas a El Yunque, el Opus Dei o HazteOír–, esta última asociación ultracatólica, a través de su presidente, Ignacio Arsuaga, ha lanzado una campaña de recogida de firmas –vehiculada por Citizen Go– contra uno de sus últimos objetivos, que los ultras ligan a la Agenda 2030: “La ONU pretende imponer la visión LGTB a todas las religiones. Imagina lo que puede suponer, obligarán a los sacerdotes a celebrar matrimonios homosexuales y si se niegan, los denunciarán”, recalca la petición, que ya ha alcanzado las 270.000 firmas y que llega a sugerir que “España puede convertirse en un lugar inseguro para los cristianos”. Un escándalo... si no fuera porque la denuncia es absolutamente falsa.

La corriente de fondo que aviva este grupo de presión no se ha detenido. “Sabemos hasta dónde quiere llegar el lobby LGTBI”, perpetra la organización ultra. “Su objetivo es forzar a los sacerdotes a que oficien matrimonios entre personas del mismo sexo o arriesgarse a perder su privilegio de celebrar matrimonios que sean legalmente reconocidos”, insisten, citando un informe de propuestas presentado durante la 53.ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el que se lo que se hace es animar a “prestar atención a las voces y prácticas de las comunidades inclusivas” en las comunidades religiosas para, “ayudar a cambiar las narrativas que afirman que el ejercicio de la libertad de religión o creencias es incompatible con el disfrute igualitario de los derechos humanos por parte de las personas LGBT”.

Precisamente, HazteOír cae en esa práctica y narrativa al retorcer el texto de Naciones Unidas y utilizarlo para alimentar el arsenal ultra contra el colectivo LGTBI, que denominan lobby.

“También buscan que los Estados miembros de la ONU utilicen a distintos líderes religiosos para que defiendan públicamente las ideología LGBT, imponiendo así esta visión única a todas las religiones, incluida nuestra fe cristiana (...). Se trata de una intromisión directa en nuestra libertad religiosa y nuestras creencias”, ha añadido HazteOír agitando los puntos de guerra cultural que aplica también el partido Vox.

En realidad, lo que ha señalado la ONU es prácticamente a la inversa. El propio responsable del informe, Víctor Madrigal-Borloz, recalca que el único objetivo es denunciar cómo la violencia, la discriminación y la exclusión pueden tener consecuencias graves y negativas para la personalidad, la dignidad y la espiritualidad de las personas LGTBI. Madrigal-Borloz afirmó lo contrario de lo que muestra el grupo ultracatólico: “La libertad de religión o creencia no es incompatible con la igualdad para el colectivo LGTBI”.

“A menudo son marginados, estigmatizados y excluidos de las comunidades religiosas simplemente por ser quienes son”, señaló este experto independiente de la ONU en orientación sexual e identidad de género, quien añadió que, a lo largo de la historia, algunas formas de entender la religión “se han utilizado deliberadamente para justificar la violencia y la discriminación, a menudo desafiando la doctrina de esas religiones, y también más allá del alcance de la libertad de religión o de creencias”. 

Pero esas afirmaciones han dado igual a la hora de que HazteOír pusiera en marcha la maquinaria de la desinformación: “Por favor, firma nuestra petición para salvaguardar nuestras creencias cristianas frente a la agenda LGBT que promueven las Naciones Unidas”, finaliza la carta de Arsuaga, en la que se insiste en que “nuestra libertad religiosa está siendo amenazada desde la ONU por culpa de la presión del lobby LGTBI”.

“Dicho informe –apunta la organización ultra– sugiere que el Gobierno español debería ayudar a que las religiones fuesen más tolerantes con las personas LGBTI y penalizar a las organizaciones religiosas que no cumplan con esas directrices. podrían llegar muy lejos: desde el cura de tu barrio hasta tus hijos en la universidad, ¡e incluso tú mismo! Expresar tus opiniones basadas en tus creencias religiosas podría convertirse en un delito”, sacuden desde HazteOír,

Madrigal-Borloz señaló al presentar su trabajo que abrazar la espiritualidad y la fe es un camino que debe estar disponible para todos, incluidas todas las personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género. “El derecho a la libertad de religión o de creencias es un escudo para proteger la manifestación lícita de las convicciones personales, así como para proteger el derecho a no ser parte de una determinada creencia ni ser objeto de violaciones de los derechos humanos que se aleguen justificadas por ella”, concluyó.

Toda la información en www.religiondigital.org

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