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Afectados por una hipoteca multidivisa: “Éramos mileuristas con dos niños y nuestra deuda subía pese a que pagábamos cada mes”

El Tribunal Supremo establece la nulidad parcial de las hipotecas multidivisa

Ángel Villascusa

En 2006, Ana y su marido Jaime (nombres ficticios) contrataron una hipoteca multidivisa con Bankinter. Pensaban que era una inversión inteligente y, sobre todo, segura. Con el estallido de la crisis económica, las cuotas de su préstamo, considerado “complejo” por el Banco de España, comenzaron a subir vertiginosamente. En este tipo de hipotecas se utilizaban, en lugar del euro, monedas con tipos de interés muy bajo, normalmente el yen o el franco suizo.

El problema, como sentenció en 2017 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, es que las entidades no explicaban a los clientes los riesgos que entrañaban este tipo de préstamos. En 2009, el matrimonio se percató de que a pesar de haber estado pagando durante tres años, debían a la entidad más dinero del que les habían prestado. Su préstamo inicial era de 180.000 euros, tres años después, había aumentado hasta los 185.000. Tuvieron que vender parte de sus propiedades para costearse el bufete de abogados. “Si no, no hubiésemos podido seguir luchando”, dice Ana.

La entidad no fue “diligente” ni “transparente”

En abril de 2018, la Audiencia Provincial de Madrid, declaró la nulidad de las cláusulas de su hipoteca, a pesar de que el Juzgado de Primera instancia había fallado a favor de la entidad bancaria. En la sentencia, se acusaba a Bankinter “de haber incumplido la obligación de comportarse con diligencia y transparencia para con sus clientes” y se condenaba a la entidad a recalcular el préstamo en euros, en lugar de en francos suizos, y a devolver la diferencia de lo que el matrimonio ya había pagado.

Un perito fijó la cifra en 81.177.051 euros que, junto a los intereses de demora, ascendía a un total de 128.483.000 euros. El banco tenía de plazo hasta el día 21 de septiembre de este año para alegar o para consignar el pago, pero no hizo ninguna de las dos cosas. Por ello, la defensa del matrimonio ha solicitado en el juzgado el embargo de una cuenta de la entidad en el Banco de España. Bankinter explica que todavía no ha recibido la orden de embargo del juzgado, pero asegura que devolverá el dinero antes de que este se llegue a producir ya que se ordenó el pago la semana pasada. Fuentes del banco dicen a eldiario.es que cumple con la ley y que los tiempos y retrasos son los habituales en este tipo de procesos judiciales.

“Es rocambolesco que un banco no se tome en serio las resoluciones judiciales”, explica por teléfono Juan Ignacio Navas, uno de los socios del bufete. “Al final, la entidad va a tener que pagar, pero, además, con intereses. No tiene sentido que hayan llegado a esto”, asegura. Según Navas, el plazo estimado desde que hay sentencia hasta que se embarga una cuenta particular suele rondar los dos meses. En este caso han pasado siete meses desde que se dictó sentencia y dos desde que expiró el plazo para pagar. Ana se lamenta: “Da la sensación de que la banca está mucho más protegida que cualquier ciudadano. A estas alturas, a cualquiera le habrían embargado la cuenta”, opina.

Desconocían qué era una hipoteca multidivisa

Ana y Jaime nunca habían oído hablar de las hipotecas multidivisa hasta que un conocido de buena posición solicitó una. Preguntaron en la sucursal de su banco pero las explicaciones no fueron del todo completas. “Nos dijeron que era seguro y que, aunque algunos meses pagaríamos más y otros menos, al final ahorraríamos dinero”, explica el matrimonio.

Llevaban casados desde 2003 y querían empezar una nueva vida después de que Ana se hubiese recuperado de una enfermedad. “En ese proyecto pusimos muchas ilusiones. Queríamos alejarnos del centro de Madrid, tener hijos y criarlos en una casa grande”, cuenta Ana. En 2009, nació su primer hijo, el mismo año que descubrieron que la deuda con el banco había aumentado a pesar de haber pagado las cuotas al día. El problema con las hipotecas multidivisa es que la fluctuación no solo afectaba a las mensualidades sino también al importe total de la hipoteca, y eso nadie se lo había explicado, según relatan. “En esa situación nos vimos: éramos dos mileuristas con dos niños y una deuda bancaria que aumentaba aunque pagáramos las cuotas”.

Ana y Jaime confían en que el banco pagará al final como dicta la sentencia. El camino ha sido tortuoso para este matrimonio. Además de su coche tuvieron que vender la casa, la misma cuya deuda llevan arrastrando desde hace más de una década. “Desprendernos de la casa nos supuso una pérdida patrimonial de 120.000 euros”, dicen. Cuanto más cerca parece el final, más difícil se les hace. “Psicológicamente ha sido un horror. Nos sentimos frustrados, engañados y desprotegidos”.

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