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Médica atención primaria: Veo a pacientes con mucha ansiedad y angustia

Una doctora atiende a un paciente en un centro de salud.

EFE

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Pacientes con angustia y ansiedad por las decisiones que ha tenido que adoptar durante la pandemia, en paro o con problemas económicos, con familiares ingresados... son consultas que están llegado a los centros de salud, a los médicos más cercanos, que en el estado de alarma filtran a los pacientes más graves de los menos para evitar la sobrecarga hospitalaria.

La doctora Rita de Pablo Chinchetru es una de las profesionales de Atención Primaria que ha mantenido diariamente esa atención cercana y continua con sus pacientes. En la puerta del centro de salud La Guindalera de Logroño, que ella coordina, hay colgados unos carteles con las palabras “respeto” y “amor”.

Son un equipo de 24 trabajadores: 10 médicos, 9 enfermeras, una trabajadora social, una auxiliar de enfermería y tres administrativos y ninguno se ha contagiado de coronavirus durante el trabajo en el centro de salud, situado en un barrio nuevo residencial de la capital riojana, con población mayoritariamente joven.

En una entrevista con Efe, cuenta que siguen llegando cada día al ambulatorio casos de contagios por COVID-19, pero también muchas citas médicas por cuadros de ansiedad.

“Hay muchos pacientes con miedo, por la enfermedad, por el confinamiento de tantos días, por problemas laborales, por la situación económica o que está mal porque tiene familiares ingresados; es una enfermedad que aísla mucho, no te puedes despedir de las personas que se mueren, ni acariciarles, todo eso desde casa genera mucha ansiedad”, explica De Pablo.

Opina que los pacientes van a necesitar más atención psicológica y apoyo emocional por la ansiedad que ha generado la enfermedad y por los problemas que se derivan de ella, sobre todo a nivel económico.

“Hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo, pero también tengo pacientes angustiados y ansiosos porque son profesionales que tienen a su cargo a otras personas a las que les ha tocado despedir o que han tenido que tomar decisiones laborales muy fuertes”.

Pero por otro lado, también hay pacientes que tiene esa ansiedad por sobrecarga de trabajo, por ejemplo “los que tienen asesorías que ahora están gestionando casos de despidos colectivos y recortes salariales”.

Explica cómo ha cambiado la rutina de trabajo en el centro de salud. Cuando los sanitarios entran a las 8.00 de la mañana y hasta las 10 se dedican a llamar a todos los pacientes citados ese día y, en función de esa primera charla, se decide si es necesario que se acerquen al centro de salud, si se le va a realizar un seguimiento telefónico o si es necesario desplazarse a verlo al domicilio.

“En el centro tenemos varias consultas aisladas y cuando vemos que puede ser un paciente COVID-19, por lo que nos ha contado por teléfono, los llevamos directamente a esas salas, que están más apartadas; les atendemos totalmente protegidos, con batas impermeables, gafas o pantallas y guantes”.

Ahora se tiene más información sobre la enfermedad, pero recuerda que los primeros días, los últimos de febrero y los primeros de marzo, se atendió a los pacientes sin esa protección. “Una señora nos hizo batas impermeables, que se podían lavar con lejía”. Ahora, desde hace unas semanas disponen de material de protección suficiente.

La atención primaria ha sido el dique de contención a la avalancha de pacientes que han llegado a los hospitales. “Nuestra labor principal ha sido la de recibir a los pacientes y, como hacemos con cualquier enfermedad que llega a Atención Primaria, evaluar lo que se debe derivar al hospital y lo que se puede mantener en casa; hay muchos casos que se han resuelto en los domicilios, pero otros, por la evolución de la enfermedad han tenido que ingresar en hospitales”.

Incluso, en casos que requerían hospitalización, hubo unas semanas en las que evaluó si podían esperar unas horas o si el ingreso debía ser inmediato. “Hubo momentos en que había un día de espera para ingresar y nosotros valoramos quien podía esperar en su casa con control médico y con llamadas de seguimiento para ver su evolución”.

“Ahora que conocemos más enfermedad y que sabemos cómo evoluciona, hacemos mucha labor de explicar a las familias y tranquilizarlas y de decirles 'te vamos llamando todos los días, pero ahora no necesitas ir al hospital', que noten que estamos pendientes de ellos y sobre todo abordar todas esa patología de nervios, de ansiedad, de angustia y de miedo, relata.

“A los 7 u 8 días es un momento critico de evolución de la enfermedad; desde que el paciente llama y te dice tengo tos, fiebre, le pides que se controle la fiebre, les llamas al día siguiente, a los 3, a los 5 días, cuando llega el séptimo unos lo pasan bien y suelen mejorar y otros se ponen a morir, y hay que ingresar, es cuando aparece el componente inflamatorio; por eso ahora nos adelantamos y en función de las circunstancias, ya hacemos una radiografía al cuarto o quinto día”, señala.

Cree que muchas personas habrán pasado la enfermedad sin saberlo, sobre todo si ha habido algún contagiado en el domicilio, porque no todo el mundo tiene la misma sintomatología. “Por ejemplo, uno de mis primeros pacientes por COVID-19: él ha estado bastante mal, su mujer con un cuadro gripal, la hija adolescente con síntomas tipo catarro y un hijo pequeño no ha tenido nada”.

¿Qué lección sacaremos de este periodo? A la doctora De Pablo le gustaría que una de ellas fuera la de distinguir lo que es verdaderamente urgente o importante, de lo que no lo es y puede esperar al día siguiente, a la consulta de tu médico.

“Tenemos un servicio de urgencias en Logroño, que se hace en CARPA (Urgencias Centro de Alta Resolución) desde las 3 de la tarde hasta las 9 de la mañana del día siguiente. Normalmente vemos entre 130 y 140 pacientes en una tarde noche, ahora que hay mucha más patología vemos menos de 20 pacientes -la mitad por COVID y la otra mitad por otras enfermedades graves-. Esto no tiene sentido, ¿dónde están el resto de los pacientes? Está claro que la mayoría de los casos no eran verdaderamente urgentes y podían esperar a su medico al día siguiente”.

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