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La fortuna opaca de los Franco más allá del pazo de Meirás: palacetes, edificios y un pelotazo urbanístico en Madrid

La familia Franco y los entonces príncipes de España con sus hijos en la puerta del pazo de Meirás

Juan Miguel Baquero

  • En Chile, la justicia ordenó el decomiso de parte del patrimonio acumulado por los Pinochet en 17 años de dictadura. España no ha hecho ninguna investigación ni acción parecida

El Gobierno de España ha demandado a la familia Franco por el “fraude” en la compra de la finca gallega del Pazo de Meirás. Pero Meirás, el paradigma del expolio, no es el único rastro oscuro de la fortuna del dictador. Hay más, desde fincas a sueldazos con dinero público o toneladas de café de Brasil que acabaron en la hucha personal del militar rebelde.

Francisco Franco acumuló cientos de millones de euros gracias a una arquitectura que cimentó desde el golpe de Estado. Las cifras parten de diversas estimaciones de expertos en la materia como Ángel Viñas o Mariano Sánchez Soler. Un patrimonio que ahora disfrutan, con intereses, los nietos, en pleno litigio contra el Gobierno para que no saque el cadáver de su abuelo del Valle de los Caídos.

No hay datos oficiales sobre la fortuna de Franco porque la democracia española nunca ha hincado el diente al asunto. En Chile, como antítesis del caso español, la justicia ordenó el decomiso de parte de la fortuna acumulada por los Pinochet en 17 años de dictadura. España cerró una suerte de amnistía económica y, pese a los estudios e investigaciones de expertos, la opacidad sobrevuela un capital atesorado durante décadas y difícil de cuantificar en toda su extensión. Estos son algunos de los bienes con los que se hizo el dictador:

Pazo de Meirás

La Abogacía del Estado ha encontrado un acta notarial de 1938 desconocida hasta ahora que prueba el “fraude” en el caso de Meirás. Todo fue una compra simulada, denuncian, por lo que el Gobierno ha presentado una demanda en los juzgados de A Coruña para que los herederos de Franco devuelvan el palacio ubicado en Sada, que era del Estado y acabó en manos de la familia.

La finca era originariamente de los herederos de Emilia Pardo Bazán cuando los golpistas organizaron “donaciones” supervisadas por la Falange como regalo para el dictador. “Sin duda” Meirás debe pasar a manos del Estado porque fue una actuación “contra derecho”, según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El Parlamento de Galicia ya pidió al Gobierno en 2018 que actuara para incorporar el inmueble al patrimonio público y encargó un informe histórico-jurídico a la Diputación de A Coruña que demostraba los manejos de Franco en la fingida compraventa.

El pazo gallego ha estado envuelto en múltiples polémicas. Como la oferta de venta que los nietos del dictador mantienen activa por ocho millones de euros, o que los Franco hayan pedido 13 años de cárcel para activistas que entraron a reclamar su devolución. O las visitas a Meirás, que mantienen la apología del fascismo, por ejemplo, en la visita de una delegación del Parlamento Europeo, que tuvo como guía a un socio de la Fundación Franco y admirador del militar golpista.

Otros palacios

Los Franco siguen siendo propietarios de Casa Cornide, un palacete en el centro de A Coruña (tres plantas y 879 metros cuadrados). Y el pazo de Meirás (110.000 m2). La hija del dictador, Carmen Franco, vendió dos palacios en los años 80: el Canto del Pico (Torrelodones, Madrid) y el de caza en Castillo de las Navas (Córdoba), como publicó El País.

Una millonaria operación inmobiliaria

El gran pelotazo urbanístico de los Franco tiene nombre: Valdefuentes, 9,8 millones de metros cuadrados en Arroyomolinos (Madrid) dedicados a la agricultura y ganadería. La adquisición de la finca se hizo con donativos de guerra y a través de “testaferros”, según la revista Tiempo. Y fue una tierra muy rentable para los herederos, ya que un tercio acabó recalificada como urbanizable en 2003. La operación permitió construir casi 3.000 viviendas, varios polígonos industriales y un macrocentro comercial.

Las propiedades de los Franco incluyen también terrenos como La Piniella (San Cucao de Llanera, Asturias), a la venta el año pasado por 5 millones de euros. Y otra en Oleiro (A Coruña). Como un puñado más que pasaron a otras manos, en Pareja, Chillarón del Rey y Guadalajara, Torremolinos (Málaga) y dos en Cerca de los Monteros (Marbella).

Edificios y chalés

El centro neurálgico del clan está en el edificio que tienen en la calle Hermanos Bécquer, en el barrio de Salamanca de Madrid, uno de los más caros de la capital. En uno de los pisos murió Carmen Franco. En la capital suman la sede de la Fundación Franco, un chalet en La Moraleja y otros en la urbanización La Florida.

También la casa natal de Franco en Ferrol, una vivienda en la reserva marbellí de Los Monteros y otra en Entrepeñas (Guadalajara). Carmen Martínez Bordiú vendió un chalé en Puerta de Hierro (Madrid) que le había regalado su abuela, Carmen Polo. La herencia del dictador, como rastreó la investigación de Mariano Sánchez Soler, apunta además una villa en Miami (EEUU) y plantaciones en Filipinas (23.000 hectáreas).

Sueldos

El sueldo de Franco como militar en la República era de 2.493 pesetas al mes. En 1944, como jefe de Estado, alcanzaba 600.000 pesetas anuales, según los Presupuestos Generales del Estado. La nómina iba creciendo en un país con una renta per cápita de 5.765 pesetas por habitante en el 36.

La viuda de Franco, Carmen Polo, cobró hasta su muerte una suculenta jubilación por los “derechos pasivos” profesionales de su marido. Había que sumar pensión por una 'ley especial', como viuda de un capitán general, derechos de la cruz de San Fernando o pagas por medallas militares. Total: 894.960 pesetas mensuales en el año 1985 y más de 12,5 millones al año, superando los sueldos de expresidentes del Gobierno como Adolfo Suárez o Felipe González, desveló El País en 1992.

Acciones y 'mordidas'

Franco no perdió el tiempo. Practica las primeras 'mordidas' durante la guerra, arañando parte de los donativos golpistas. El destino era una cuenta en el Banco de España denominada 'Suscripción Nacional a disposición del General Don Francisco Franco Bahamonde'. Es “la punta de un iceberg colosal” que arranca en “su acceso particular a las suscripciones que se hicieron para sufragar el coste del esfuerzo bélico de los rebeldes militares”, apunta el hispanista Paul Preston.

En 1940, el golpista acumula una fortuna: 34 millones de pesetas de la época (casi 400 millones de euros de hoy, bajo métodos de actualización). Los fondos provenían, en gran parte, del dinero recaudado para “la causa nacional”, precisaba Tiempo tras investigar los archivos del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, el Archivo General del Palacio Real de Madrid y el Archivo Histórico del Banco de España. El historiador Ángel Viñas ahondó en estas cuentas en su libro La otra cara del Caudillo.

Franco, tras la guerra, recibía además una gratificación mensual de 10.000 pesetas de Telefónica. Pero las 'mordidas' en operaciones empresariales fueron una constante del franquismo, con empresas “agradecidas” que traspasaban “acciones gratuitamente”, apunta el historiador.

“Nuestra Cruzada es la única lucha en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos”, dijo el dictador en un discurso (Lugo, 1942). Y así fue, para él y para los mecenas que le pagaron la guerra y el golpe fascista. “La corrupción estaba en el ADN de la dictadura”, explica Viñas.

El café de Brasil

El dictador de Brasil, Getúlio Vargas, donó 600 toneladas de café a los golpistas en octubre de 1936. Era “un regalo al pueblo español” y una muestra de apoyo al estallido golpista. Franco vendió la mercancía a la Comisaría de Abastecimientos y Transportes dependiente del Ministerio de Industria y Comercio, cobrando por adelantado su importe: 7,5 millones de pesetas.

La opacidad cubre la magnitud de los regalos que pudiera recibir el clan de El Pardo en 40 años de dictadura. El dictador, “y su mujer”, recibían “regalos de varios tipos, desde medallas de oro a fincas y hasta automóviles de lujo”, decía Paul Preston a eldiario.es. “Sin embargo, ha perdurado la convicción de que Franco era un hombre honesto y austero”, enlaza el hispanista.

Para la leyenda queda el apodo de la mujer de Franco, Carmen Polo, por su afición a las joyas: La Collares. O un caso especial y que sí forma parte de los bienes del Estado: el todoterreno que Adolf Hitler regaló a Franco el 24 de enero de 1940, custodiado hoy en la colección de la Guardia Real e inventariado por Patrimonio Nacional.

Obras de arte

Y las obras de arte. ¿Cuáles recibió? ¿Dónde están? No es fácil conocer el capital artístico en poder de los Franco. Como ejemplos, un par de casos.

Uno, la pila bautismal de Cervantes. El Ayuntamiento de Alcalá de Henares reclama un fragmento de la piedra que acabó en manos del dictador en 1947. La Fundación Franco dijo a este medio que ignora el paradero de la roca y Patrimonio que nunca fue depositada en esta institución.

Parecido sistema usurpador está detrás de las esculturas románicas del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela. Franco y su mujer las llevaron a Meirás en el 54. El Consistorio compostelano pide en los juzgados estas estatuas de los profetas Abraham e Isaac.

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