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El subdesarrollo y la lenta reacción internacional, claves en la epidemia de ébola

El subdesarrollo y la lenta reacción internacional, claves en la epidemia de ébola

EFE

Ginebra —

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El subdesarrollo y las arraigadas prácticas socioculturales del África occidental y la falta de reacción de la comunidad internacional fueron las claves de la rápida expansión del virus del Ébola este año en esa región.

Esa ha sido la evaluación que hicieron hoy en rueda de prensa dos ministros y una responsable de Salud de los tres países más afectados por la epidemia -Guinea, Liberia y Sierra Leona-, que han registrado casi 18.000 contagios, un tercio de ellos mortales.

“Nuestra incapacidad de diagnosticar la enfermedad, la falta de capacidad de control epidemiológico con respecto a los decesos en la comunidad, las reticencias de la comunidad frente a las consignas que debían seguirse para evitar una enfermedad contagiosa y la movilización tardía de la comunidad internacional son las causas de la epidemia”, afirmó el ministro de Sanidad de Guinea, Remy Lamah.

“Tuvimos que esperar a que llegaran casos a Europa y a Estados Unidos para que se tomara realmente conciencia de la magnitud de la epidemia”, agregó Lamah.

El primer caso de ébola registrado en África occidental apareció en una remota área de Guinea hace ahora un año y de allí se expandió paulatinamente hacia Liberia y Sierra Leona.

“Nuestras fronteras son muy porosas, eso contribuyó a la expansión”, constató Bernice Dahn, doctora liberiana.

“Hay que entender que nosotros no teníamos la capacidad de luchar contra una epidemia de esta magnitud. No teníamos los centros de salud, ni el personal suficiente ni adecuado”, añadió Dahn.

El ministro de Salud de Sierra Leona, Abu Bakarr Fofanah, recordó que, cuando comenzó la epidemia en su país, de 6 millones de habitantes, sólo había un laboratorio capaz de hacer los análisis para determinar si la persona enferma se había infectado con el virus del Ébola.

Los tres ministros participaron ayer y hoy en Ginebra en un evento organizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que se analizaron sus maltrechos sistemas de salud y cómo mejorarlos para que sean funcionales, puedan reanudar sus servicios regulares y, sobre todo, estén preparados para un nuevo brote de ébola o de cualquier otra enfermedad infecciosa.

Por ahora, la reunión no ha dado ningún resultado concreto, aunque la directora general adjunta de la OMS, Marie-Paule Kieny, dijo que se estaba elaborando una agenda de trabajo “que llevará tiempo y recursos poder implementar”.

Fofanah se refirió también al hecho de que la enfermedad era desconocida en la región -brotes anteriores afectaron a otras zonas de África-, lo que explica la falta de reacción inicial del personal sanitario y el desconocimiento de la población.

“En nuestros países, existe una arraigada desconfianza hacia el Gobierno. Y, de pronto, las autoridades les dicen que tienen que abandonar sus creencias y ritos tradicionales. Ha sido un proceso muy difícil”, aseveró.

Uno de los focos de contagio más importantes han sido los entierros tradicionales, que en la región implican lavar los cuerpos y abrazar y besar los cadáveres.

Además, durante muchos meses, las personas, por miedo a lo desconocido, escondieron a los enfermos en sus casas en lugar de llevarlos a los centros de tratamiento donde serían aislados, lo que no hizo más que propagar la enfermedad.

El virus del Ébola se transmite a través del contacto con los fluidos de una persona infectada y, cuanto más enferma está, más fuerte es el virus y más contagioso es el paciente, una peligrosidad que está en su punto álgido cuando la persona fallece.

Según el último informe de la OMS sobre la situación de la epidemia, los tres países cuentan con suficientes centros de tratamiento, pero el hecho de que no estén distribuidos exactamente donde son necesarios hace que muchas localidades no cuenten con suficientes camas para tratar a sus enfermos.

Lo mismo ocurre con los enterramientos “seguros” para contener la expansión del ébola: el hecho de que aún no se registren todos los enfermos y muertos por la enfermedad implica que aún se practiquen funerales tradicionales.

Los tres países aseguran que consiguen controlar el 80 por ciento de los contactos de los enfermos, pero la OMS asume que este control sigue siendo un desafío en zonas de alta transmisión y en comunidades que aún no colaboran en la lucha contra el ébola.

El último recuento elaborado por la OMS (que contabiliza los casos confirmados, probables y sospechosos) estima en 17.908 los contagios hasta la fecha, 6.373 de ellos mortales.

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