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“He vuelto a estudiar porque no me quedaba otra salida”

Marta terminó sus estudios universitarios y busco trabajo sin éxito. Ahora empieza un máster. / Foto cedida

Sofía Pérez Mendoza

Más de 1.640.000 jóvenes españoles (el 22,8%) no encuentran su hueco en el mercado laboral. O este último no se lo ofrece. Son los llamados 'ninis', personas de entre 15 y 29 años que ni estudian ni trabajan. La OCDE daba a conocer la cifra el jueves en su último informe y advertía de una tendencia para explicar la reducción en un punto y medio del porcentaje de chicos y chicas en esta situación: “La dificultad de acceso al mercado laboral ha propiciado la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo”.

A Marta Puerto, de 25 años, no le quedaba otra opción. Terminó Bachillerato como primera de su promoción y estudió un doble grado. Empezó a trabajar de becaria mientras terminaba la carrera y consiguió un contrato temporal de tres meses. Luego, la nada, salvo algunos trabajos temporales sin cualificación. “En octubre empiezo un máster. He vuelto a estudiar porque no me queda otra salida. Si no hago esto, ya no sé qué hacer”, explica a eldiario.es.

Se planteó dos opciones: o matricularse en el postgrado o marcharse fuera de España. Para lo primero, que le cuesta 7.000 euros, ha tenido que recurrir a la ayuda económica de sus padres. “Con esto espero poder especializarme, pero estoy tan decepcionada que sé que un máster no te asegura un trabajo”, reconoce.

En España, el 49,7% de las personas entre 15 y 29 años son estudiantes, una cifra superior a la media europea (48,8%) y de la OCDE (47,5%). El porcentaje ha crecido en una década cinco veces más (en 10,4 puntos) que la media europea (2,2). Pero, ¿una mayor formación te blinda contra el desempleo?

Los datos dicen que sí: la tasa de empleo entre los jóvenes españoles con educación universitaria es del 79%, 11 puntos más que si abandonas los estudios tras finalizar Bachillerato. Aunque la realidad –una tasa de desempleo juvenil del 46,48% en el segundo trimestre de este año– les lanza al escepticismo.

“Los alumnos y alumnas han tenido que reducir sus ambiciones. Estudiar una carrera ya es un ascensor social en un país donde ser mileurista en un éxito. Ellos y ellas saben lo difícil que lo van a tener, pero son conscientes de con titulación tendrán más posibilidades”, argumenta Capitolina Díaz, profesora de Sociología de la Universidad de Valencia. 

Del más de medio millón de jóvenes que ni estudian ni trabajan –un porcentaje muy superior al 14% de media en la OCDE y la UE– el 29,7% son personas bastante o muy cualificadas que, pese a ello, no encuentran trabajo. Esta situación es más cruda para las mujeres tituladas, con menor tasa de empleo que los hombres de su mismo nivel de formación (76% frente al 84%).

“Las tasas son más altas para Ingeniería, Producción Industrial y Construcción (88%) [...] y las más bajas se dan en Humanidades, Artes y Educación (82%)”, dice el informe de la OCDE. “Estos últimos son ámbitos profesionales más elegidos por mujeres que los primeros”, interpreta la experta consultada, que recuerda que la brecha de género no solo se percibe en el acceso a un empleo, sino también dentro de la empresa. Las mujeres, de acuerdo con los datos del citado informe, cobran un 18% menos que sus compañeros varones con la misma cualificación.

Volver a estudiar a los 30

Álvaro Martín tiene 29 años. Al contrario que Marta, no estudió pero encontró trabajo a los 16, cuando terminó la ESO y dejó los estudios. “Como no me motivaba demasiado estudiar, preferí trabajar y ganar dinero. Tener 900 euros de sueldo al mes con esa edad era para mí una pasada”, cuenta. Su sector, como el de muchos otros chicos que encontraron su primer empleo al calor de la burbuja inmobiliaria, es el de la construcción.

Con casi 15 años de experiencia, se dedica a hacer proyectos de motores industriales, un trabajo para el que estaría mucho más cualificado con una ingeniería. “He ido aprendiendo cosas de forma autodidacta. Tengo mucha experiencia y ninguna titulación, y eso, si me falla la empresa en la que estoy, me cierra muchas puertas”, admite. Así que, con casi 30, está preparando el examen de acceso a la universidad para poder matricularse en la UNED.

“Hay estudios parciales en comunidades como Baleares, donde se ha producido en momentos situaciones de pleno empleo (gracias a la industria del turismo), que relacionan el abandono escolar temprano alto con una menor tasa de paro”, sostiene la profesora de sociología Capitolina Díaz. Álvaro apoya esta tesis con su experiencia y la de sus vecinos de pupitre: “Muchos compañeros también dejaron los estudios a la vez que yo para seguir mi mismo camino”.

Ahora, cuando la situación se ha revertido, la tendencia es la sobrecualificación. “Se ha producido un repunte de las personas que hacen una tesis doctoral, a pesar de que hoy es bastante más caro que hace unos años”, concluye la experta. Estos estudiantes, antes de hacer el doctorado, pasaron por la carrera. Y por el máster.

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