Cómo funcionaba la curiosa noria de este castillo medieval que abastecía de agua a la fortaleza
El castillo de Niebla, conocido históricamente como el castillo de los Guzmanes, constituye uno de los ejemplos de arquitectura defensiva mejor conservados de toda Andalucía. Situada en la provincia de Huelva, a poca distancia del río Tinto, esta fortaleza asienta sus cimientos sobre estructuras de origen romano, visigodo e hispanomusulmán, aunque su configuración actual responde mayoritariamente a las reformas del siglo XV. Bajo el mandato de Enrique de Guzmán, la antigua alcazaba islámica se transformó en un alcázar cristiano de planta rectangular con un doble recinto amurallado. En la actualidad, este monumento es reconocido como Bien de Interés Cultural y es un punto neurálgico para la actividad cultural de la provincia onubense.
Pero si hay algo que llama la atención de esta fortaleza es su noria, con la que se lograba abastecer de agua al castillo. Y es que uno de los aspectos más singulares de esta noria es su ubicación física, pues el pozo se encuentra directamente adherido a la barbacana exterior. Esta disposición impedía que se instalara una noria de sangre tradicional, donde el animal de tiro suele caminar en círculos alrededor del brocal del pozo. Debido a la falta de espacio lateral, los investigadores que han estudiado el castillo determinaron que el sistema empleado debía ser necesariamente un modelo poco convencional.
La solución adoptada para el castillo de Niebla se conoce técnicamente como noria movida por lo alto. A diferencia del modelo estándar, este sistema disocia la rueda que extrae el agua del mecanismo donde se ejerce la fuerza motriz. El animal camina por debajo del engranaje, moviendo un pilar central que hace girar una rueda de aire horizontal. Esta rueda transmite el movimiento a una rueda de puntería vertical, la cual finalmente hace rotar la rueda de agua que sostiene la maroma con los cangilones. Este diseño permitía elevar agua desde profundidades considerables y adaptarse a espacios muy reducidos. Los antecedentes históricos de este ingenio se remontan a tratados medievales de ingeniería hidráulica como los de Al_Jazari en el siglo XIII. En su obra, el ingeniero turco describió dispositivos donde el animal se ubicaba bajo el sistema de empuje para optimizar la altura de elevación.
Posteriormente, en el siglo XVI, figuras como Juanelo Turriano también documentaron prototipos similares que resolvían problemas de espacio en fortificaciones. La funcionalidad de esta noria estaba ligada al riego de una huerta de naranjos situada en el espacio entre la muralla defensiva y la barbacana. El agua extraída por los arcaduces se vertía inicialmente en una pileta o artesa situada a unos dos metros y medio sobre el suelo. Desde este punto, el líquido era conducido por gravedad, posiblemente mediante un sifón, hacia una alberca o reservorio adosado a la muralla interior. Este sistema permitía el mantenimiento de una zona verde productiva dentro del recinto militar, utilizando agua limpia captada de acuíferos locales. Todos estos testimonios documentales han servido de base teórica para la recreación fidedigna del mecanismo instalado actualmente en Niebla.
La restitución del mecanismo hidráulico en el castillo se basa en los hallazgos realizados durante las excavaciones de la barbacana entre los años 2019 y 2020. En esta intervención arqueológica se recuperó un pozo cuya estructura sugería la existencia previa de una noria para el riego de un huerto de naranjos adyacente. El departamento de Conservación del Patrimonio Histórico de Huelva impulsó un proyecto para definir soluciones constructivas que permitieran restablecer esta maquinaria de madera. Este esfuerzo busca no solo restaurar un elemento físico, sino recuperar el funcionamiento histórico y la imagen original del entorno.
El mecanismo restituido en la fortaleza está compuesto por piezas fundamentales como la rueda de agua, la rueda de puntería y la rueda de aire. La viga principal, también llamada árbol grande, sustenta las ruedas verticales y descansa sobre apoyos reforzados para permitir su giro constante. Por otro lado, el pilar central o árbol chico es el encargado de recibir la fuerza del animal a través del mayal. Cada una de estas piezas ha sido diseñada siguiendo las huellas de sustentación encontradas en los muros de la barbacana, asegurando que sus dimensiones se ajusten a la estructura histórica.
24 metros de profundidad
Para garantizar la durabilidad y fidelidad técnica de la noria se emplearon maderas nobles como el roble europeo y la encina. El roble se seleccionó para las ruedas principales por su gran resistencia al exterior, mientras que la encina se utilizó para los dientes de los engranajes debido a su capacidad para soportar el desgaste por rozamiento. Además, la madera ha sido tratada con sistemas de autoclave y lasures para protegerla de la lluvia y el sol. El proceso constructivo se inició en un taller con el corte y ensamblaje de los aros laminados, antes de su montaje final en el recinto del castillo.
La excavación arqueológica reveló que el pozo alcanzaba una profundidad total de veinticuatro metros. Su estructura interior es rectangular, con dimensiones de cuatro por dos metros, y cuenta con arcos de medio punto que reducen su anchura en profundidad para dar estabilidad a la construcción. En la superficie, el brocal presenta un ensanchamiento en su esquina noreste que servía como plataforma de trabajo para los operarios. Aunque actualmente el pozo no eleva agua debido a su colmatación, el mecanismo de la noria ha sido diseñado para ser totalmente funcional en caso de futuras rehabilitaciones.
La relación de Niebla con el agua ha sido objeto de estudio durante décadas, destacando investigaciones sobre pozos de noria en sus alrededores como el yacimiento de la Ollita. Estos trabajos arqueológicos han documentado sistemas de captación hidráulica de cronología islámica que utilizaban arcaduces para la extracción de agua. La recuperación de la noria del castillo de Niebla no solo enriquece el valor patrimonial de la fortaleza, sino que ofrece una herramienta educativa y turística de primer nivel. A través de esta recreación, los visitantes pueden comprender mejor los desafíos de la ingeniería antigua y la vida cotidiana en una ciudad milenaria. Al devolver el movimiento a estos engranajes de madera, se logra que el monumento recupere su latido histórico, funcionando como un reloj antiguo que marca la conexión entre el ingenio del pasado y la preservación del futuro.
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