El pequeño pueblo aragonés en el que no entienden de olas de calor: es el más frío, en verano, de toda la península
Un verano más, no son pocos los ciudadanos que buscan un destino al que acudir para huir de las altas temperaturas. Un destino con playa o piscina o mucha sombra, para poder sobrellevar las horas de más calor durante el día y tratar de conciliar el sueño y descansar durante la noche. Pero hay unas 150 personas a las que no les hace falta moverse de casa para estar fresquitas. Son los habitantes de Griegos, un pequeño pueblo aragonés situado en la provincia de Teruel, que con el paso de los años se ha consolidado, datos en la mano, como el refugio ideal frente a las continuas olas de calor que azotan nuestra geografía. Un lugar donde no se ve el termómetro a 40 grados… ni mucho menos.
Y es que esta localidad es conocida por ser el pueblo más frío de toda la península en verano, un lugar donde el calor apenas llega y sus habitantes disfrutan de noches frescas que requieren el uso de mantas y edredones. El sueño hecho realidad para quienes buscan esquivar las altas temperaturas estivales. ¿La razón? La singularidad climática de Griegos se debe principalmente a su privilegiada ubicación geográfica, ya que está situado a 1.604 metros de altitud sobre el nivel del mar, siendo uno de los pueblos con mayor altitud de toda España. Esta elevada posición, en plena sierra de Albarracín y entre los montes Universales, le confiere un clima mediterráneo continentalizado que excluye el calor extremo.
Medias de 18 grados
El relieve y la abundante vegetación (bosques y dehesas), también contribuyen a la sombra y la brisa fresca que caracterizan el lugar. De ahí que las temperaturas en esta localidad de Aragón durante el verano sean excepcionalmente bajas en comparación con el resto del país. Según la Aemet, las medias estivales rondan los 18 grados, con máximas que no superan los 25 grados y mínimas que en ocasiones se acercan a los 10 grados. Por eso no sorprende que ni en pleno julio o pleno agosto en Griegos no se superen los 30 grados. Sus veranos son secos y templados, con la posibilidad de heladas tardías hasta junio y las primeras ya en septiembre.
Estos días, en plena ola de calor, mientras en la península se han registrado hasta temperaturas de 42 grados, en Griegos no han pasado de los 32. Y mientras buena parte del país subre noches torridas, en esta localidad aragonesa, las temperaturas nocturnas bajan hasta los 15 grados.
El entorno natural es impresionante, con frondosos bosques de coníferas en los Montes Universales y cercanía al Parque Natural del Alto Tajo, rico en flora y fauna autóctona. Pero, además de su frescor, Griegos ofrece a cualquier agradecido viajero que la visite un rico patrimonio cultural y religioso. Entre sus construcciones religiosas se encuentran la iglesia de San Pedro, edificada en el siglo XVI y reformada en el siguiente, destacando por su nave con bóveda de medio cañón y su torre cuadrada de dos cuerpos. También se puede visitar la Ermita de San Roque, iniciada en 1624 y objeto de diversas reformas, especialmente tras la Guerra Civil, y el Pairón de San Antonio Abad.
La historia de Griegos se remonta a asentamientos celtíberos. Destaca su yacimiento, que fue una necrópolis céltica durante la Edad del Hierro. Esta milenaria necrópolis, descubierta casualmente por un vecino y excavada en 1934 por el arqueólogo Martín Almagro, data del 300 a.C. y contiene 14 tumbas dispuestas en un círculo de piedras de unos 25 metros de diámetro. Los hallazgos incluyen objetos de barro, bronce (como un escudo que probablemente perteneció a un guerrero celtíbero, broches, hebillas, brazaletes y cadenas) y hierro (lanzas y tijeras).
El pueblo de Griegos es un destino perfecto para disfrutar de actividades al aire libre en su precioso entorno natural, un entorno que es fácil de disfrutar gracias a sus condiciones meteorológicas. Se pueden realizar diversas rutas de senderismo o ciclistas, como la de la Muela de San Juan o la de la Majada del Matapán, y visitar numerosas fuentes como la Fuente de los Novios y la Fuente de la Malena. El mirador de la Muela de San Juan también proporciona vistas impresionantes. En los meses más fríos, durante el invierno, Griegos incluso ofrece pistas de esquí para los amantes del deporte blanco.
Si uno quiere disfrutar de agradables temperaturas pero también quiere adentrarse en un más que recomendable museo, puede hacerlo en 'La casa de las mariposas', centro ubicado en el propio ayuntamiento de Griegos. Se trata de un museo con una exposición permanente dedicada a diversos insectos como coleópteros, dípteros, hemípteros, himenópteros y ortópteros, albergando unos 2.700 ejemplares. Concretamente está situado a 200 kilómetros de Zaragoza y 80 de Teruel. Y conserva la esencia de la vida rural, alejada del bullicio de las grandes ciudades, lo que lo convierte en un lugar ideal para desconectar y disfrutar de la tranquilidad. De una apacible, admirada y fresquita tranquilidad.
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