De saquear tierras gallegas y librar batallas sangrientas en el pasado a convertirse en fiesta popular: los vikingos invaden, de nuevo, Catoira
El 3 de agosto, Catoira da la bienvenida a los vikingos con el puño en alto. Llegan por mar en grandes barcos y los habitantes de esta localidad gallega los reciben. Ahora, sin armas.
¿Cuál es el origen de esta fiesta?
El 3 de agosto es el punto álgido de una romería vikinga cuya fama trasciende las fronteras de España y ha llegado a ser fiesta de interés turístico internacional.
Rememora la época en la que, en los siglos IX y X, llegaban a Galicia los vikingos con intención de saquear las tierras, pero se encontraron con la resistencia de las tropas del Castellum Honesti (Torres de Oeste), que impedían el ascenso por el río Ulla de los ejércitos normandos y de los piratas sarracenos. Defendían el territorio con tanto ahínco, que Catoira pasó a ser considerada “la llave y el sello de Galicia”.
Ahora, los papeles han cambiado, y catoirenses y miles de personas se juntan en torno a las Torres de Oeste para darles la bienvenida (pacífica) a los bárbaros. La violencia, el terror y el odio se ha transformado en una divertida fiesta de convivencia en la que los temibles guerreros nórdicos son actores o ciudadanos que invaden el castillo sin ánimo de dañar o matar a nadie.
En 1960 se celebró por primera vez esta fiesta profana gracias a los miembros del Ateneo do Ullán, un foro artístico y literario integrado por intelectuales de la zona. A partir de 1965, los trabajadores de una empresa local sustituyeron a estos amigos con inquietudes culturales comunes y durante casi 25 años asumieron la organización y el patrocinio de una romería que, con el paso del tiempo, se fue consolidando y fue adquiriendo cada vez más fama. En 1989, debido a la dimensión que iba adquiriendo la celebración y la creciente inversión necesaria para dar respuesta a las expectativas que generaba, el gobierno local asumió su organización e introdujo novedades, como una hermandad con Frederikssund, la villa de mayor tradición vikinga en Dinamarca.
Las embarcaciones vikingas
Una de las cosas que más llama la atención del desembarco vikingo son las embarcaciones, que por supuesto tienen nombre. Son el drakkar Torres de Oeste, el Frederikssund y el Ardglass-Catoira, resultados de los contactos establecidos con los países nórdicos.
El drakkar Torres de Oeste fue construido en 1993 después de que un grupo de expertos artesanos catoirenses viajasen a Dinamarca para estudiar los métodos vikingos de construcción de barcos de ribera y se decidiera hacer una copia del Skuldelev 5, encontrado en el fiordo de Roskilde (Dinamarca). El Frederikssund es una adaptación del Gokstad, un barco vikingo encontrado en Noruega que combina diseños decorativos inspirados en la hermosa nave Oseberg. Pero la cosa no se quedó aquí, porque en 2019 se construyó una nueva nave para dar respuesta a la creciente demanda de las personas que cada año desean participar en el asalto a la fortaleza. Esta última embarcación se llama Ardglass-Catoira, en homenaje a la asociación Ardglass Vikings, de Irlanda del Norte, con la que Catoira tiene estrechos vínculos.
El asalto a las orillas del río Ulla es el momento culminante de unas fiestas en las que también está presente el teatro, la música, el folklore y la gastronomía. Como en toda festa galega, ¡los mejillones y el pulpo no pueden faltar!
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