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La UE vuelve a dar un tirón de orejas a Twitter por arrastrar los pies en sus compromisos contra la desinformación

El multimillonario Elon Musk, en una fotografía de archivo.

Irene Castro

Bruselas —

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Nuevo tirón de oreja de la UE a Twitter. Esta vez, por la falta de implicación de la compañía de Elon Musk en los compromisos que ha suscrito en la lucha contra la desinformación, uno de los caballos de batalla de Bruselas en los últimos años y, más aún, desde la invasión rusa de Ucrania. El gobierno comunitario ha recibido los informes que han hecho las compañías tecnológicas, entre ellas las grandes, como Google, Meta, TikTok, Twitch o Twitter, sobre sus avances en el cumplimiento del código de conducta contra las 'fake news' que fue reforzado en 2022. Es un logro, según la Comisión Europea, porque aporta un detalle pormenorizado, incluso a nivel estatal, sobre los ingresos que se han evitado para los agentes de la desinformación, las cuentas falsas que han desaparecido o los anuncios políticos que se han rechazado, entre otras cosas. Excepto a Twitter, Bruselas da un aprobado generalizado a los 30 firmantes, aunque les pide un mayor esfuerzo en la accesibilidad a la información.

“Twitter proporciona muy poca información especifica y no da datos concretos en relación a sus compromisos”, expresa la Comisión Europea en un comunicado. La principal acusación para Twitter es que se “queda corto” y no aporta ninguna información sobre sus compromisos para empoderar a la comunidad de verificadores, que es una de las patas en las que se sustenta el combate contra las 'fake news'. En 2019, la advertencia de la Comisión Europea fue más amplia, al acusar a varias compañías, entre ellas Twitter, pero también Facebook y Google, de no cumplir sus compromisos en la lucha contra las noticias falsas.

Entre los hallazgos que han encontrado estas compañías en los últimos meses, están los 13 millones de euros en ingresos publicitarios que Google evitó hacia impulsores de desinformación en el tercer trimestre de 2022; la eliminación de 800.000 cuentas falsas en TikTok que seguían 18 millones de europeos en ese mismo periodo; o el bloqueo de 270.921 bots en Twitch, que eliminó seis cuentas que se dedicaban activamente a promover al movimiento conspiranoico violento QAnon.

En el caso de Meta, la Comisión destaca la importancia de la verificación, que es precisamente donde le saca los colores a Twitter. “Meta reportó que en diciembre de 2022, se aplicaron 28 millones de fact-check en Facebook y 1,7 millones, en Instagram. En cuanto a la efectividad, indica que, de promedio, el 25% de los usuarios de Facebook no reenviaron el contenido tras haber recibido la alerta de que era falso. El porcentaje se incrementa al 38% en el caso de Instagram”, recoge el comunicado.

“Twitter va a la zaga”

Pero las conclusiones en el caso de Twitter son menos prolijas. “Estoy decepcionada de ver que el informe de Twitter va a la zaga respecto a otros y espero un compromiso más serio en sus obligaciones derivados del código de conducta”, expresa la comisaria de Valores y Transparencia, Věra Jourová, que lanza un mensaje a Musk que va más allá del incumplimiento de lo que firmó al vincular directamente la labor contra las 'fake news' dentro de la defensa frente a Vladimir Putin. “Rusia también está involucrada en una guerra de desinformación en toda regla y las plataformas deben cumplir con sus responsabilidades”, remata la dirigente europea.

Youtube, por ejemplo, ha bloqueado más de 800 canales y cuatro millones de vídeos relativos a la guerra en Ucrania desde el 24 de febrero; Microsoft Advertising evitó, entre esa fecha y diciembre, 25.000 envíos de anuncios sobre la guerra y eliminó 1.328 dominios, y TikTok verificó 90 vídeos en los últimos dos meses, de los que 29 fueron eliminados, según los informes que han aportado esas compañías a la Comisión Europea.

La batalla de la UE con las plataformas digitales viene de largo y, en el caso de Twitter, el tono ha subido en los últimos meses, especialmente desde la compra de la red social por el magnate Elon Musk. “Twitter tendrá que reforzar la moderación del contenido, proteger la libertad de expresión, abordar la desinformación y limitar la publicidad dirigida”, expresó el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, a finales de noviembre, tras mantener una reunión virtual con el magnate tras la que concluyó que “a Twitter le queda mucho trabajo por delante para cumplir con las reglas europeas”.

Hace unas semanas, Breton mantuvo una nueva videollamada con Musk de una hora de duración en la que volvió a insistir en la necesidad de que Twitter avance hacia el cumplimiento de la ley de servicios digitales, que incluye medidas para poner freno el contenido ilícito, responsabilizar a las plataformas digitales de sus algoritmos y mejorar la moderación de los contenidos. Según informó The Wall Street Journal, el comisario recordó a Musk que le quedan solo unos meses para cumplir con sus compromisos.

También TikTok ha estado en el punto de mira de Bruselas -como lo está de EEUU- en los últimos tiempos, pero en este caso fundamentalmente por la utilización de los datos personales. Hace un mes, su CEO, Shou Zi Chew viajó a Bruselas para reunirse con varios representantes del gobierno comunitario, que le advirtieron que debe proteger a los usuarios europeos del acceso ilegal de terceros. “No puede haber ninguna duda de que los datos de los usuarios en Europa están seguros y no están expuestos al acceso ilegal de las autoridades de terceros países”, dijo Jourová, que se mostró convencida de que TikTok hará “un esfuerzo adicional para respetar la legislación de la UE” –en concreto las leyes de Servicios Digitales (DSA) y a la de Mercados Digitales (DMA) que fueron aprobadas en julio–. La compañía tiene que “recuperar la confianza de los reguladores europeos”, según admitía la responsable de Transparencia de la Comisión. 

La otra gran pelea tiene que ver con la publicidad. En diciembre, el Supervisor Europeo de Protección de Datos estableció que Meta no puede obligar a los europeos a ver publicidad segmentada en base a su navegación, como hacen Facebook o Instagram, y poco después, las autoridades de protección de datos declararon ilegal que las redes sociales fuercen a sus usuarios a aceptar anuncios personalizados.

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