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The Guardian en español

Un asesinato, una huida en yate y un jefe de gabinete señalado: el escándalo que hizo caer al primer ministro de Malta

Manifestaciones frente al Parlamento maltés tras la dimisión de varios miembros del gobierno por las últimas investigaciones sobre el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia en 2017

Juliette Garside

Malta —

Esta semana de arrestos y dimisiones, de drama e indignación como nunca había visto Malta en varias generaciones, no habría sucedido de no haber sido por el buen olfato de un perro rastreador de la policía llamado Peter.

El miércoles 13 de noviembre, el spaniel [raza de perro] estaba controlando pasajeros en el aeropuerto cuando dio la alerta a sus cuidadores de estar oliendo dinero en efectivo. Mucho dinero.

Según informó el Servicio de Aduanas, encontraron 210.000 euros entre las pertenencias de un hombre que se preparaba para embarcar en un vuelo hacia Estambul. Llamaron a la unidad de delitos económicos y, un día después, el incidente llevó al arresto de un conductor de taxi, Melvin Theuma.

Tras ser interrogado por la policía, Theuma confesó que había actuado como intermediario en la contratación de los asesinos a sueldo de la periodista de investigación más famosa de Malta, Daphne Caruana Galizia. Ahora, como consecuencia de la confesión de Theuma, este pequeño país europeo está viviendo su mayor turbulencia política desde los años 60, cuando la excolonia británica se convirtió en un Estado independiente.

En el epicentro de todo está el asesinato de Caruana Galizia, cometido hace dos años con una bomba bajo el asiento de su coche de alquiler, detonada cerca de su casa en el pueblo de Bidnija. Ocho meses antes de morir, Caruana Galizia había revelado que el entonces ministro de energía, Konrad Mizzi, y Keith Schembri, jefe de gabinete del primer ministro, se habían convertido en beneficiarios de una opaca compañía offshore en un paraíso fiscal poco después de comenzar a trabajar en el Gobierno.

Ambos negaron haber cometido ningún ilícito y la periodista recibió críticas por quienes apoyaban al Gobierno laborista de Joseph Muscat.

Tres hombres acusados de colocar la bomba están a la espera del juicio. Sin embargo, hasta esta semana la investigación de la policía parecía estancada, aunque algunas personas creen que la policía sabía el nombre del intermediario desde la primavera de 2018. Entonces apareció Theuma con su confesión. Cuando Theuma pidió que llamaran a sus abogados, dio dos nombres que dejaron claro que estaba preparado para hablar. Pidió que llamaran a Jason Azzopardi, abogado de la familia de Caruana Galizia, y a su colega Simon Busuttil.

Ambos son miembros del Parlamento por un partido nacionalista de la oposición del que Busuttil fue el líder hasta 2017. Ellos han estado a la vanguardia de la lucha por probar la responsabilidad del Gobierno de Muscat en el asesinato. “En el momento en que fue arrestado dijo inmediatamente a la policía que no hablaría hasta que no llamaran a dos abogados: Jason Azzopardi y yo”, afirma Busuttil en una entrevista en su oficina en La Valeta.

“Cuando nos llegó la noticia, en seguida comprendimos no solo quién era este hombre, sino que estaba buscando protegerse tras ser arrestado. Obviamente, ambos nos negamos a reunirnos con él, pero luego sucedió todo lo demás”, añade.

El lunes pasado el fiscal general aceptó su testimonio y le ofreció a Theuma un indulto presidencial. En ese momento comenzaron los arrestos y las dimisiones a una velocidad vertiginosa. Theuma aseguró que el hombre que le pagó 150.000 euros por contratar al asesino de Caruana Galizia fue Yorgen Fenech, un empresario local con negocios inmobiliarios, de juego y un lucrativo contrato con el Gobierno para administrar una central eléctrica. Fenech fue arrestado cuando intentaba huir de Malta en barco.

Al ser interrogado, Fenech habló de Schembri, el hombre a cargo del Gobierno de Muscat desde las elecciones de 2013 y afirmó que el jefe de gabinete del primer ministro estaba vinculado al asesinato de Caruana Galizia.

Después de dimitir de su cargo el lunes de la semana pasada, Schembri fue detenido e interrogado por la policía hasta el jueves, cuando fue liberado. Los abogados de Schembri no han respondido a las numerosas peticiones para conocer su versión. Sin embargo, Schembri en persona rompió el silencio el viernes por la noche, cuando le dijo a un periodista del periódico Times of Malta que rechazaba todas las acusaciones en su contra.

A su dimisión le siguieron otras dos. Primero renunció Mizzi y después el ministro de Economía –otro político que fue blanco de las investigaciones de Caruana Galizia– pidió una excedencia a su cargo. Ambos han negado haber cometido ningún delito y ninguno ha sido arrestado. La noticia de la liberación de Schembri se supo durante una reunión maratoniana del gabinete de seis horas y media que comenzó el jueves por la tarde y se alargó hasta el viernes.

Esta reunión fuera de agenda fue convocada para decidir si se le concedía a Fenech el indulto presidencial a cambio de pruebas que según sus abogados podrían implicar a Schembri y otras personas. El gabinete decidió que no, pero los periodistas supieron, a medida que llegaban los coches con los ministros, que había otro tema sobre la mesa: la cuestión de si Muscat podía continuar como primer ministro. El viceprimer ministro, Chris Fearne, estaba haciendo campaña para quedarse con el cargo.

Fearne había roto filas unos días antes, señalando que el daño causado por el escándalo era “prácticamente irreparable” para la reputación de Malta. Gracias al drama de las últimas dos semanas, las personas que trabajan en las oficinas del primer ministro dentro del edificio de arenisca del siglo XVIII conocido como el Albergue de Castilla, habrán notado que los ojos de todo el mundo están depositados sobre sus decisiones.

Lo que sucede en Malta es importante para Europa y para aquellos que ven amenazas al Estado de derecho dentro de sus fronteras. Esto fue señalado el jueves por Manfred Weber, parlamentario europeo y director del grupo de centroderecha PPE, en un discurso cuidadosamente oportuno.

“La situación en Malta traerá consecuencias para todo el proyecto europeo”, dijo Weber. “Creo que este Parlamento debería señalar ahora más que nunca a las autoridades que el asesinato de una periodista con vinculaciones claramente políticas debe tener consecuencias políticas rotundas”.

Malta es el Estado más pequeño de la Unión Europea y tiene una población de menos de medio millón de personas, pero en el Consejo Europeo su voto tiene el mismo peso que el de las mayores economías del bloque. En estos últimos años, ha disfrutado de un auge económico, gracias a las apuestas por internet, el intercambio de criptomonedas, la venta de su ciudadanía a cambio de grandes sumas de dinero y un sistema financiero con fama de tener controles laxos respecto al blanqueo de capitales y la evasión fiscal. El país ha sido utilizado como la puerta de entrada a Europa de dinero procedente de Libia, Azerbaiyán, Rusia e incluso Venezuela.

En 2018, el Banco Central Europeo revocó la licencia a un banco llamado Pilatus. El banco fue sujeto de investigación de Caruana Galizia después del arresto de su propietario, un ciudadano iraní, por orden de fiscales estadounidenses acusado de violar sanciones que tenía impuestas.

A pesar de la creciente alarma por los sucesos en Malta, la gran familia laborista europea no ha condenado los hechos. Muscat logró obtener apoyo de, entre otros, Tony Blair, quien envió un mensaje de vídeo apoyando su campaña de reelección de 2017. Blair y su mujer, Cherie, fueron fotografiados luego ese mismo año con los Muscat, vestidos con ropa de verano durante una visita a la isla. Muscat incluso lanzó una campaña para suceder a Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo.

Desafiante hasta el final, el pasado viernes por la mañana Muscat dijo que sólo dimitiría una vez que “finalice” la investigación. Su decisión fue recibida con consternación, sobre todo por los dos hijos de Caruana Galizia, que estaban esperando frente al Palacio de Castilla.

En la otra punta de la ciudad, se llevaba a cabo un ritual nocturno. Contratistas del gobierno recogían flores y velas, desarmando un homenaje para Caruana Galizia improvisado frente a los Tribunales. Unas horas más tarde, como lo hacen cada mañana, las hermanas y los amigos de la periodistas volverían a montar las flores y velas en su memoria.

Finalmente, el primer ministro anunció el lunes por la tarde su intención de dimitir en enero tras las protestas que se estaban produciendo en las calles por los últimos avances en las investigaciones. 

Traducido por Lucía Balducci

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