Cómo escoger la mochila de viaje perfecta

Viajar con mochila te permite una libertad de movimientos que nunca tendrías con una maleta.

Roberto Ruiz

Si quieres dejar la maleta en casa y lanzarte a viajar con mochila en tu próxima escapada es importante que hagas una buena elección. Una mochila te dará una facilidad de movimientos y traslados que ni de lejos conseguirás con una maleta, por muy buenas ruedas que tenga. Pero para que se convierta en una experiencia agradable y no en un suplicio debes tener en cuenta detalles como el tamaño, el peso, los ajustes, la ergonomía, los cierres, los accesos, los materiales y varias cosas más, así que toma nota y haz una compra inteligente cuando escojas tu nueva mochila viajera.

Tamaño y peso de una buena mochila

El tamaño de la mochila que necesitas lo marcará tu necesidad de carga, pero siempre dentro de unos límites. Más grande no siempre es mejor, sino quizá a veces todo lo contrario. Las mochilas se mide en litros de capacidad, cuantos más litros más cosas podrás meter, pero también más pesará el conjunto final. Ten en cuenta que el peso ideal de tu mochila debe rondar entre el 10 y el 15% de tu peso, y nunca más del 20. Por tanto, si pesas 60 kilos el peso máximo de tu mochila es de 9 kilos, y si pesas 80 será de 12. Por encima de esos niveles te costará moverte con soltura y tu espalda se resentirá.

Caer en un exceso de peso es uno de los errores más comunes al preparar tu mochila de viaje, por lo que no interesa elegir una mochila más grande de lo debido. Para cualquier tipo de viaje, incluso si estás preparando un gran viaje de varios meses, una mochila de entre 50 y 60 litros debería ser suficiente. Además, si das con una mochila que se asemeje a los requerimientos del equipaje de cabina en los aviones podrás ahorrarte el engorro, y en algunos casos el coste, de tener que facturarla.

Una mochila que se ajuste a ti

La clave es dar con una mochila que se adapte no solo a tus necesidades, sino también a tu propio cuerpo. Como hay hombros, espaldas y caderas muy diferentes una buena mochila debe permitir una buena regulación en estos tres puntos de apoyo para conseguir una buena distribución del peso.

Independientemente del tamaño de la mochila la altura de las hombreras debe ser regulable, así como el apoyo dorsal respecto al apoyo lumbar. En la parte interior de la espalda encontrarás un sistema de ajuste para adaptarlo a tu tamaño. Presta especial atención al cinturón, será el responsable de descargar todo el peso de la mochila sobre las caderas para así liberar hombros y espalda, por lo que uno firme y bien mullido es fundamental para tu propio confort.

Igualmente, ten en cuenta que una buena mochila ofrece diseños ergonómicos específicos para mujeres y para hombres, algo que se nota y se agradece, sobre todo en la forma y disposición de las hombreras y su apoyo en hombros y pecho.

Una mochila práctica y funcional

De viaje la mochila es algo que vas a abrir y cerrar cada día, que casi siempre apoyarás en el suelo, y que tendrá que aguantar bodegas de avión, maleteros de autobuses y quién sabe si el techo de algún todoterreno. Aquí es cuando descubres que lo barato sale caro, por lo que es conveniente elegir una mochila de calidad, de material resistente, buenas costuras y cremalleras robustas.

Verás que hay muchos tipos de mochilas, pero si buscas una hecha para viajar es importante que sea una con aperturas que te faciliten su uso. Además de la clásica apertura superior es muy útil contar con un compartimento inferior, destinado al saco de dormir o en su defecto a los objetos más pesados, y también con una apertura frontal que nos permita acceder a lo que está abajo del todo sin necesidad de tener que sacar todo lo que está colocado encima.

La seguridad de una mochila ante el robo no es tan fácil como en una maleta, aquí siempre hay demasiadas cremalleras y accesos que no se cierran con un simple candado. Necesitarás más de uno e incluso así es posible que alguna apertura no la puedas dejar asegurada. Existen redes metálicas de seguridad con las que puedes envolver toda la mochila, pero son pesadas y algo aparatosas, poco prácticas si se trata de un viaje largo.

Y por supuesto, cómo no, no olvides escoger una mochila que incluya una buena funda impermeable. Si no la incluye podrás hacerte con una por separado. Además de usarla en caso de lluvia también la podrás utilizarla en los transportes y así la mochila quedará algo más protegida.

La opción de llevar una segunda mochila

Si viajas con una mochila relativamente grande destinada al equipaje quizá no te venga mal una segunda mochila más pequeña para tener a mano lo más necesario. Una mochila de unos 20 litros puede ser muy práctica para llevar la documentación, la cámara de fotos, el portátil, una guía, un impermeable y esas cosas que siempre interesa tener cerca. Cuando cargues con las dos mochilas la pequeña la podrás llevar delante del pecho y una vez que llegues al alojamiento podrás dejar la grande y utilizar la pequeña en el día a día.

Es interesante que esta segunda mochila tenga varios bolsillos y compartimentos para poder organizar más fácilmente las cosas pequeñas. Además, mucho mejor aún si además cuenta con bolsillos laterales abiertos en los que poder llevar una botella de agua o incluso un trípode para la cámara de fotos. Y al igual que con la mochila grande, una funda impermeable es igualmente imprescindible.

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