Senderismo en los Lagos de Covadonga: tres rutas de distinta dificultad para hacer solo o con niños
Los Lagos de Covadonga, ubicados en el Parque Nacional de los Picos de Europa en Asturias, son un destino habitual para quienes buscan disfrutar de la naturaleza a través del senderismo. Este entorno, que combina lagos glaciares, bosques y formaciones rocosas, ofrece una amplia variedad de senderos que se adaptan a diferentes niveles de dificultad y duración.
El parque dispone de infraestructuras y señalización que facilitan el acceso y la orientación a los visitantes, convirtiéndose en un lugar apto tanto para familias con niños como para excursionistas experimentados. La cercanía a localidades como Cangas de Onís permite combinar la visita al espacio natural con otros servicios turísticos y actividades culturales.
Además, la diversidad de rutas permite recorrer el paisaje desde distintos puntos de vista, explorando sus principales atractivos y conectando con la biodiversidad y el patrimonio que caracterizan a este espacio protegido.
Ruta circular de Los Lagos: fácil y accesible para familias
La Ruta Circular PR-PNPE-2, conocida como la ruta de los Lagos de Covadonga, es una de las opciones más accesibles y concurridas dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa. Su trazado, de aproximadamente 6,2 kilómetros, permite recorrer los emblemáticos lagos de Enol y Ercina en un recorrido circular que facilita el regreso al punto de partida sin necesidad de repetir camino.
El itinerario comienza en el aparcamiento de Buferrera, donde se ubica el Centro de Visitantes Pedro Pidal, desde el que parte un sendero que asciende suavemente hasta el Mirador del Príncipe, desde donde se obtienen amplias vistas del lago Ercina y el paisaje montañoso que lo rodea. El recorrido continúa hacia el lago Ercina y luego desciende hasta el lago Enol, el mayor de los dos, para finalizar completando la vuelta a la zona inicial.
El desnivel acumulado es mínimo, y la duración aproximada del recorrido oscila entre dos y dos horas y media, lo que convierte a esta ruta en una alternativa ideal para familias, personas con movilidad reducida y visitantes que buscan una experiencia de senderismo sencilla y cercana a la naturaleza.
Ruta a la Cruz de Priena: dificultad media y vistas panorámicas
La ruta que conduce a la Cruz de Priena es un recorrido lineal que comienza en el aparcamiento cercano al Santuario de Covadonga y se extiende aproximadamente 5,6 kilómetros entre ida y vuelta. El trayecto supone un desnivel positivo de alrededor de 600 metros, por lo que su dificultad se considera media-baja, apta para senderistas con experiencia básica y familias con niños acostumbrados a caminar por senderos irregulares.
El itinerario discurre por una pista forestal bien señalizada que atraviesa zonas de bosque y matorral bajo. A medida que se avanza, las vistas panorámicas sobre el Santuario de Covadonga y los Picos de Europa se amplían, convirtiendo esta ruta en una opción interesante para quienes buscan un equilibrio entre esfuerzo y paisaje. El sendero no presenta tramos técnicos complejos, aunque es recomendable utilizar calzado adecuado y llevar agua, dado que algunas partes del recorrido quedan expuestas al sol.
Se desaconseja realizar esta ruta en condiciones meteorológicas adversas, como lluvia intensa o niebla, debido a la posibilidad de resbalones. Asimismo, no está recomendada para personas con movilidad reducida por su pendiente y terreno irregular.
En conjunto, la ruta a la Cruz de Priena constituye una alternativa accesible para quienes desean explorar los alrededores de los Lagos de Covadonga sin emprender trayectos prolongados o de alta dificultad.
Ruta del Cares: recorrido largo para senderistas con experiencia
La Ruta del Cares, es uno de los senderos más emblemáticos y visitados del Parque Nacional de los Picos de Europa. Se trata de un recorrido lineal que conecta los pueblos de Poncebos, en Asturias, y Caín, en León, y que tiene una longitud aproximada de 24 kilómetros, repartidos en 12 kilómetros por trayecto.
Este sendero, construido originalmente en la década de 1950 para facilitar las obras de un canal hidroeléctrico, discurre por un estrecho desfiladero con paredes verticales que ofrecen vistas panorámicas del río Cares y las montañas circundantes. A lo largo del camino, los excursionistas atraviesan más de setenta túneles excavados en la roca y cruzan puentes como los de Los Rebecos y Bolín.
El desnivel acumulado ronda los 1.000 metros, con 500 metros de ascenso y otros 500 de descenso, por lo que su dificultad es media y exige una buena condición física. La duración estimada para completar el recorrido de ida y vuelta es de entre seis y siete horas, según el ritmo y las paradas de cada caminante.
Este itinerario no está recomendado para personas con movilidad reducida ni para quienes no estén acostumbrados a caminar por terrenos irregulares y desniveles continuos. Además, se aconseja evitarlo en condiciones meteorológicas adversas, como lluvia intensa o niebla, que pueden aumentar los riesgos de resbalones.
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