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Una visita guiada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido con niños

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Jara B. Gavín

11 de agosto de 2023 22:41 h

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El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo oscense, atesora la mayor concentración de tresmiles del Pirineo y algunas de las mejores rutas de escalada de la península. Ordesa es el paraíso patrio de los amantes de la alta montaña y también el mayor macizo calcáreo de Europa.

Una joya geológica y natural que atrae, cada año, a cientos de montañeros llegados desde todas las partes del mundo con el objetivo de cumplir las que serán algunas de las gestas más importantes de su vida en la montaña.

Sin embargo, como ocurre en casi todas las zonas montañosas de España, existe también una Ordesa más accesible –no por ello menos bella– que nos permite disfrutar de uno de los parajes más exuberantes de Europa junto con los más pequeños. Y, si tenemos suerte, volver a descubrir la montaña desde los ojos de un niño.

Antes de empezar a planear las mejores rutas con niños en Ordesa, debes tener en cuenta que, como siempre que se va a la montaña y sin importar la dificultad de la ruta, la preparación previa de las excursiones debe ser exhaustiva y que hay que respetar, en todo momento, la normativa del Parque Nacional.

Las 'puertas' del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Es importante no caer en el error común de pensar que el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se limita, únicamente, al sector que rodea a su entrada principal, a la que se accede desde la localidad de Torla con los autobuses que parten, cada media hora, desde el parking público hasta la conocida Pradera de Ordesa.

Desde este punto, este espacio protegido que recibió el título de Parque Nacional en 1910 se extiende por la cordillera pirenaica hacia el este, donde su sección más oriental, a la que se accede desde el Valle de Pineta, se encuentra en la menos masificada comarca de Sobrarbe, y muy cercana al Parque Natural Posets-Maladeta, otra de las joyas montañosas de la geografía oscense.

Entre ambos extremos todavía existen otros dos accesos al Parque Nacional, los llamados sector Escuaín y Sector Añisclo. El de Escuaín es tal vez el más abrupto de los sectores que conforman el Parque, por lo que las opciones de rutas con poco desnivel son escasas. Para llegar al sector Añisclo, un impresionante cañón fluvial que ha dado forma a un paisaje como partido en dos por la fuerza de la naturaleza, hay que llegar a la población de Escalona y tomar el desvío hacia el Parque Nacional.

En Ordesa no hay fallo y cualquiera de sus sectores nos permitirá adentrarnos en una suerte de universo paralelo en el que el contacto con la naturaleza más salvaje y la vida pausada de los pueblos que lo circundan será tan constante como inolvidable.

Pequeños paseos por Ordesa

Si visitas Ordesa con bebés (en mochila de porteo) o niños menores de 3 o 4 años, los paseos más cercanos a las zonas de aparcamiento, con poco desnivel y sin dificultad técnica, serán un buen objetivo.

Además, las zonas más bajas del Parque suelen estar cubiertas por árboles y vegetación, lo que garantizará una buena sombra en los días más calurosos.

Algunos de los paseos con niños por Ordesa más bonitos que puedes encontrar son la Ruta Circular a la Cascada de Arripas, el Estrecho y La Cueva, el Paseo Botánico desde el Puente de San Nicolás de Bujaruelo, donde encontrarás algunas pozas de agua cristalina para disfrutar de un refrescante baño (ambos en el sector Ordesa), la Ruta de los Miradores de Revilla, desde la que se pueden admirar los desfiladeros y las aves rapaces que lo pueblan, y la ruta circular a la Ermita de San Úrbez (las dos en el sector Añisclo) o el mágico y sombreado paseo por el bosque de Pineta.

Exceptuando la ruta a la Cascada de Arripas, el resto de opciones permiten aparcar el coche en las inmediaciones del inicio de las rutas, lo que garantiza el éxito de una logística infantil que, de lo contrario, puede resultar complicada.

Excursiones fáciles en Ordesa

Si los pequeños aventureros que te acompañan en esta visita están medianamente acostumbrados a caminar, las posibilidades y, sobre todo, las vistas de vuestras excursiones sencillas en Ordesa aumentarán notablemente.

La clásica entre las clásicas y una de las excursiones fáciles en Ordesa que nadie debería perderse, ya que está plagada de cascadas y bonitos miradores a las cumbres más altas del Pirineo, es la Ruta de la Cola de Caballo.

Esta parte desde la Pradera de Ordesa, y en un recorrido lineal que suma casi 18 kilómetros y unos 450 metros de desnivel, permite disfrutar de numerosos saltos de agua, avistamiento de marmotas y rebecos, una pequeña cabaña y, como guinda del pastel, la mítica Cola de Caballo, una cascada de 54 metros de altura que nace a los pies del mismísimo Monte Perdido.

En el sector Pineta, partiendo desde el mismo bosque de coníferas y hayas que mencionamos en el punto anterior, se puede acceder a otras dos imponentes cascadas: la del Cinca y la de La Larri.

La primera ruta tiene un desnivel de unos 600 metros, aunque la cascada comienza a vislumbrarse una vez se abandona el bosque, por lo que puede acortarse y, aun así, regalar unas vistas maravillosas de la cascada colgada sobre el majestuoso circo glaciar de Pineta.

La excursión a los Llanos de la Larri, en cuyo fondo se observa la cascada del mismo nombre, es algo más asequible y, tras remontar los 350 metros de desnivel que separan esta bonita explanada del parking de Pineta, te encontrarás en una extensa pradera en la que podrás observar vacas y caballos pastando apaciblemente y darte un baño en la cascada, ya que justo queda fuera de los límites del Parque.

Finalmente, en el sector Añisclo recomendamos elegir la ruta circular de la Ereta de Bies, un paseo de siete kilómetros y 400 metros de desnivel que te permitirá cruzar puentes históricos, visitar las ruinas de un antiguo molino harinero y entender por qué el pirineísta Lucien Briet se enamoró de este rincón del mundo.

Visitar los pueblos de Ordesa

En tu visita a Ordesa con niños no deberías dejar de lado la visita a los pequeños pueblos pirenaicos que existen en los alrededores, pues son también una parte importante de la cultura montañera y el patrimonio natural de la zona.

Además de por su indiscutible belleza, encarnada en casonas de piedra, tejados de pizarra y chimeneas con espantabrujas (piedras con formas curiosas que tradicionalmente se colocaban para impedir la entrada de las brujas a los hogares), en muchos de ellos encontrarás museos y centros de interpretación que os ayudarán, a pequeños y mayores, a entender mucho mejor el lugar único en el que os encontráis.

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