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¿Queda alguien dispuesto a apostar por Grecia?

Iñigo Sáenz de Ugarte / Iñigo Sáenz de Ugarte

De repente, nadie quiere apostar por Grecia. Pocos creen que sobreviva dentro de la eurozona. La portada de Der Spiegel esta semana es uno más de los muchos avisos de los últimos días.

Las declaraciones que vienen de Alemania, al calor de los problemas irresolubles para formar Gobierno en Grecia, son cada vez más coincidentes. Si Grecia no atiende a razones, tendrá que pensar en abandonar la eurozona. Si no quieren aceptar las condiciones del rescate --y el 68% de los griegos votaron en las elecciones por partidos que se niegan a aceptarlas--, sólo les queda coger la puerta de salida.

Hoy mismo, Angela Merkel ha dicho que Grecia “siempre” será miembro de la eurozona. ¿Pretende apaciguar la tormenta o no quiere que sus huellas dactilares aparezcan en el arma del crimen? Lo cierto es que lo que más preocupa a la UE no es la reaparición de la dracma, sino una salida griega tumultuosa y no pactada que convierta en inevitable el contagio a otros países.more

Impedir el contagio es un objetivo lógico, pero condenado al fracaso, según muchos analistas. La fiabilidad que ofrecía la eurozona era que ningún país dejaría de pagar sus deudas, porque en el peor de los casos recibiría el apoyo de los demás. De hecho, nunca se contempló entre sus normas la posibilidad de la expulsión de un país. Si Grecia sale del paraguas del euro y acto seguido se declara en suspensión de pagos, la eurozona habrá perdido su virginidad. Los inversores pensarán que si ha ocurrido una vez, podría volver a ocurrir una segunda.

Nadie va a prestar mucho interés a declaraciones del tipo 'España no es Grecia' o 'Italia no es Grecia'. La pregunta que se hará todo el mundo será: ¿quién es la siguiente Grecia?

La Grecia de verdad contempla hoy el último intento del presidente del país de que se forme un Gobierno estable. La única alternativa que parece estar sobre la mesa es un Gabinete formado por Nueva Democracia, Pasok e Izquierda Democratica, 168 escaños sobre 300. Los números tienen sentido, la lógica política, no tanto.

Izquierda Democrática se niega a formar parte del pacto a menos que Syriza también esté en él. Da por hecho que en unas segundas elecciones, que no pueden tardar mucho, Syriza se quedaría con buena parte de sus votantes mientras ID sólo podría presumir de su relación con los dos grandes partidos que son los principales responsables de la crisis.

Syriza, la más beneficiada por los sondeos si las elecciones se repiten en junio, se ha negado a apoyar este proyecto de Gobierno de unidad nacional. Ahora toda la presión política y económica, nacional e internacional, está sobre ID, para que al menos permita que se forme un Gabinete aunque sólo tenga unos tres meses de vida (o dos años, según otras versiones).

Hay que recordar que una buena parte de los nuevos votantes de Syriza e ID son antiguos votantes del Pasok, que no quedarían muy satisfechos si sus sufragios sirvieran para mantener en el poder al partido que consideran que traicionó su confianza.

¿Un Gobierno para qué? ND y Pasok están de acuerdo en que se renegocien las condiciones impuestas por Bruselas y Berlín, pero pocos creen que tengan éxito. ID se opone con más firmeza aún a ese 'diktat', pero no parece que tenga mucha fe en la capacidad alemana para conmoverse por la dramática situación griega.

Lo que no pretenden los griegos es salirse del euro. Curiosamente, muchas de las declaraciones de los ministros europeos van en ese sentido cuando en realidad sólo los comunistas del KKE y los neonazis de Amanecer Dorado piden la huida de la UE.

“El precio si (Grecia) decide dejar el euro sería muy alto”, ha dicho el ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble. Para añadir más confusión, la ministra austriaca Maria Fekter comenta que los griegos no pueden abandonar la eurozona, pero sí la UE. Nadie se para a pensar que Grecia no quiere ninguna de las dos cosas. Lo que no quiere es cumplir las condiciones que por otro lado para la UE son irrenunciables.

El problema es que Grecia rechaza las imposiciones de la UE, pero necesita su dinero. Aún no tiene superávit principal en sus cuentas (es decir, sin contar el pago de la deuda). Cuando lo alcance, tendrá más opciones o al menos una bastante contundente: declararse en suspensión de pagos, pero al mismo tiempo intentar continuar en la eurozona. Esa es una opción que pone los pelos de punta en Berlín y Bruselas.

La interpretación más original la ha dado a Reuters un diplomático europeo de forma anónima. ¿Qué ocurre si Grecia no puede seguir dentro?: “En teoría, no puede, pero esto es un poco como el batería de una banda. Si a la banda no le gusta, hay formas de deshacerse de él. Estoy diciendo que puede hacerse, pero también puede ocurrir que la banda se rompa y no vuelva a tocar más”.

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¿Están calientes los ánimos en Grecia? No saben hasta qué punto. En este debate televisivo, Petros Tatsopoulos, de Syriza, y Stelios Stavridis, del partido liberal Drasi (sin representación parlamentaria) están a punto de acabar a golpes (en especial a partir del minuto 4.30).

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