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“Junts pel Sí sirve para lo mismo que el Partido Regionalista Cántabro”

Alfons López Tena pronostica que el Estado no hará ninguna oferta a Catalunya / SANDRA LÁZARO

Oriol Solé Altimira

Alfons López Tena (Sagunt, 1957) fue vocal del Consejo General del Poder Judicial entre 2001 y 2008 a propuesta de CiU, partido que abandonó para fundar Solidaritat Catalana per la Independència. Solidaritat irrumpió en 2010 con 4 escaños en el Parlament con una propuesta que hoy comparte todo el independentismo: Declaración Unilateral de Indpendencia (DUI), pero en las elecciones de 2012 se quedó fuera de la cámara catalana. López Tena fue uno de esos cuatro diputados. Antes promovió las consultas populares sobre la independencia que llevaron a CDC y a ERC a inclinarse definitivamente hacia el proceso soberanista.

Recientemente ha abandonado Solidaritat por discrepancias relacionadas con el apoyo a Junts pel Sí que ha dado la formación. Mantiene una visión muy crítica con el proceso soberanista, y considera que Junts pel Sí y la CUP no quieren la independencia, sino que tan solo la “desean”. Asimismo, pronostica que el Estado no hará ninguna oferta a Catalunya porque el PP de José María Aznar descubrió que se podía ganar en España gobernando contra Catalunya. López Tena es un independentista contra el proceso. Lo entrevistamos el día antes de la Diada del 11 de septiembre, que pasó fuera de Barcelona. No asistió a la Meridiana y tampoco votará el 27-S.

¿El 27 de septiembre será una cita que marcará un antes y un después en Catalunya?

No. Será una cita electoral más. De días históricos los procesistas llevan haciendo no sé cuantas docenas en los últimos tres o cuatro años. Para ellos será una jornada histórica más porque movilizan a su electorado, pero serán unas autonómicas como tantas ha habido y tantas habrá.

¿Los partidos y organizaciones independentistas han abusado de las citas históricas?

Es que esto no es independentismo, si entendemos por independentismo un proyecto político que tiene como objetivo conseguir un resultado. No lo es.

¿CDC, ERC, la CUP, Òmnium Cultural, la ANC... no son independentistas?

No, son otra cosa. Son una cobertura para el catalanismo de siempre, del que forman parte Convergència, Esquerra y la CUP, para seguir con lo de siempre, es decir, la queja continua, el victimismo, el quejarse de que no les dejan, el no hacer nada, no conseguir ningún resultado y agrupar a la gente en actos de autoayuda de grupo sin ningún objetivo político ni ningún resultado político. Ni Junts pel Sí ni la CUP quieren la independencia. La desean, pero no la quieren.

Pero Junts pel Sí tiene una hoja de ruta para conseguir la independencia, y la CUP también

Sí, pero prometen lo mismo que hace tres años. Exactamente lo mismo: construir estructuras de estado dentro de España. Desde 2012 no han hecho ninguna y tenían la mayoría parlamentaria para hacerlo. Llevan los últimos tres años sin resultados y por eso vuelven a prometer lo mismo.

¿Entonces, para qué sirve Junts pel Sí?

Para lo de siempre. Para lo que sirve el Partido Regionalista Cántabro, el PP, el PSOE, o Podemos, es decir, conseguir el control de los presupuestos públicos autonómicos o municipales y los cargos que permiten generar las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

¿Tampoco considera independentista a la CUP, pese que a presenta un programa de ruptura, no sólo con el Estado, también con la Unión Europea?

La CUP lleva tres años en el Parlament. En política siempre hay que mirar los discursos, los silencios, pero también qué es lo que se hace y qué es lo que no se hace. En estos tres años, la CUP, con respecto a la independencia, no ha hecho nada. Sí han conseguido cosas en el tema de las balas de goma. Pero la sandalia se la sacaron a un banquero español [Rodrigo Rato], no a ningún banquero catalán. A los de aquí, a los de Caixa Manlleu, Caixa Laietana, no les sacaron la sandalia.

Si todos lo hacen mal, ¿cuál es plan de Alfons López Tena para la independencia? A los lectores les interesará saberlo

Es posible que les interese, pero no lo van a saber. La independencia es muy fácil, pero para eso sería necesario tener un pueblo que quisiera la independencia, no que la deseara. La segunda condición es que hubiera una cultura política que exigiera resultados en vez de actitudes. Me lo encontré por primera vez cuando fui promotor de las consultas soberanistas en algunos pueblos. Para mi esas consultas estaban legitimadas si existían garantías de que sólo pudieran ejercer el derecho a voto los que estaban empadronados en el municipio, que sólo pudieran votar una vez y que la participación fuera alta. Pero por todas partes me decían que los resultados no importaban, que lo importante era el gesto, la movilización. Lo que a mí me importaba era el resultado. Lo que es necesario para conseguir la independencia es que haya voluntad, no un mero deseo, y un proyecto unilateral y de confrontación para crear un estado, no de crear un esplai [asociaciones de ocio educativo infantil muy extendidas en Catalunya] o unas fiestas cumbayá de autoafirmación.

Pese a esa opinión tan pesimista, usted se declara independentista

Sí, porque para mi la independencia es un proyecto político, no una terapia de grupo. La independencia no es ir haciendo procesiones sin conseguir ningún resultado ni querer conseguir ningún resultado. Es una cuestión de fondo vinculada a la cultura política del catalanismo. Lo mismo que hace que el pueblo catalán se haya mantenido dentro de un estado hostil como es el Estado español, con momentos muy graves de hostilidad como la dictadura de Franco, es lo que hace inviable que pueda conseguir la independencia.

¿El catalanismo, a su juicio, no está superado?

El catalanismo es un movimiento comunitarista de resistencia, de mantenerse todos juntos resistiendo frente a un enemigo exterior y, por lo tanto, sin admitir en ningún caso ni la crítica ni la discrepancia dentro del propio grupo. Hay siempre un enemigo exterior que es el malo. Ante este enemigo, el catalanismo no ha conseguido ganar, pero tampoco quiere ganar. Lo que quiere es darse estímulos permanentes de autoayuda considerándose los buenos, conseguir una superioridad moral. Por eso en el mundo, en el siglo de existencia del catalanismo unos 150 pueblos se han hecho independientes, en Europa unos 40, pero Catalunya no. Y por eso se llevan también Convergència, Esquerra y la CUP, porque siguen en el catalanismo de siempre. Se trata de poder decir siempre 'votadnos porque somos los que os protegemos'. Es una relación simbiótica. Necesitan a España y al maltrato español para poderse legitimar. Y en España ocurre todo lo contrario: necesitan al enemigo interior para poder decir 'nosotros somos los que os protegemos'. Son como Sant Jordi y el dragón. Para el catalanismo, el dragón es España. Y para España, Catalunya es el dragón.

¿Ve a corto plazo la fin del catalanismo?

No, nada lo indica. Llevan más de 100 años así, y por lo tanto continuarán.

No obstante, Junts pel Sí promete la independencia y con eso llena 20 actos en Catalunya cada día de campanya. A la gente le interesa

Se comete un error fundamental cuando se piensa que la gente en Catalunya está engañada. Esto no es así. Yo creo que la gente lo que quiere es precisamente esto. La gran mayoría de catalanes que apoya al catalanismo de Junts pel Sí o la CUP no quiere resultados. Quiere tener alguien que les proteja frente a la agresión exterior. En Escocia, meses después de perder el referéndum, el independentismo logra una mayoría brutal en las elecciones al parlamento británico. Es algo similar: no se quiere la independencia, pero se quiere un partido que proteja a Escocia frente a Londres.

Pero Junts pel Sí tiene un programa, un calendario y unas estructuras de Estado planeadas para una Catalunya independiente

Vayamos por partes. Lo máximo a lo que han llegado CiU y ERC estos tres años han sido los informes del Consell Assessor per a la Transició Nacional. En estos informes se plantea un acuerdo con el Estado para traspasar todo lo que ahora está en poder del Estado. El segundo escenario que proponen los informes y Junts pel Sí es que no haya acuerdo con el Estado. Aquí dicen que hay que hacer lo mismo, que es necesario que desde el primer día de la independencia funcione la Seguridad Social, Hacienda, el sistema financiero, las fronteras y las aduanas, todo el aparato judicial, etc. Pero dicen que si no hay acuerdo con el Estado será más difícil. Eso es todo. Ahí acaba. Será más difícil. ¿Cómo de díficil? Ni una palabra. Ni una palabra en los informes, ni una palabra en el acuerdo de Convergència, Esquerra, la ANC y Òmnium.

¿El Estado moverá ficha si el 27-S los independentistas logran la mayoría?

No, porque el paradigma cambió tras la mayoría absoluta de Aznar. El paradigma anterior era que no se podía gobernar contra Catalunya. Se podía gobernar al margen de Catalunya, pero no contra. Entonces el pacto era sencillo. Pero Aznar es el que descubre que se puede tener mayoría absoluta en España siendo marginal en Catalunya. En el año 2000, el de la absoluta de Aznar, el PP sacó 12 diputados en Catalunya sobre 46 que se elegían, sólo cuatro más que en en 1996. Fue la tercera fuerza más votada, el PSC y CiU sacaron más votos. Pero lo que vio Aznar era que sí se podía ganar en España gobernando contra Catalunya, porque la ventaja que se puede conseguir en escaños en las otras 47 provincias supera de sobra lo que se puede llegar a perder en las provincias catalanas. Por eso luego el catalanismo ha intentado subir el nivel de apuesta para intentar que el Estado les hiciera caso y conseguir el pacto fiscal, algo que llevar a la mesa. En estos últimos años siempre ha habido la creencia de que España haría alguna oferta. Pero no ha habido ninguna oferta, porque no es necesaria. Ni la habrá.

Entonces, ¿Catalunya llegará a ser independiente?

No, Catalunya no será independiente en ningún caso. Una cosa es que haya agitación, como la firma de un referéndum que ya llevaban CiU, ERC y la CUP en el programa electoral, con una mayoría parlamentaria más que sobrada para hacerlo, y que habían declarado que lo harían con o sin permiso español. Eso fue entre septiembre y noviembre de 2014. Si se hubiese organizado un referéndum para que se pudiera separar de España en torno al 20% de la población y el PIB, hubiera pasado algo con la prima de riesgo, o con la bolsa. Pero la bolsa siguió impertérrita, igual que la prima de riesgo. Los mercados no dieron ninguna credibilidad a esa consulta, y ahora pasa lo mismo.

¿Cómo fue su paso por el Consejo General del Poder Judicial?

Cuando estuve en el Consejo ví que la nomenclatura española, la gente que está alrededor del Estado, el alto funcionariado, la judicatura, no sólo la clase política, tiene una característica: saben mandar. Lo que no saben es gobernar, entre otros motivos porque confunden una cosa con la otra. Y gobernar es mandar, pero también es muchas cosas más. En cambio la cultura política catalana es lo contrario: se basa en el parámetro de llegar a un acuerdo, un pacto, para conseguir competencias. Esto para la cultura política española es absolutamente irrelevante, un sinsentido. La asunción de competencias en Catalunya se ha producido con la República o tras la muerte de Franco, esto son, dos momentos de debilidad del Estado.

Ha visto desde dentro dos de las instituciones principales del Estado y de Catalunya, el CGPJ y el Parlament. ¿Cómo le ha influido esto en su independentismo?

Antes de estar en el Consejo ya era independentista, aunque pensaba que la independencia era un horizonte al que se tendría que llegar a largo plazo, cuando la democracia española y la catalana fuese algo más que mecanismos políticos públicos. Hay que recordar que tanto España como Catalunya son países con una trayectoria democrática breve y reciente, y por lo tanto no existe todavía esta interiorización de la democracia. Sólo hay que comparar el trato que recibe Romeva por parte de los medios catalanes, que es de deferencia, de no insistir, de no poner de manifiesto sus contradicciones, con el que le brindó la BBC. Y ojo, que esto también pasa en España con los políticos españoles porque la capacidad de control de los políticos sobre los medios es muy alta.

Usted ha dejado Solidaridad Catalana, el partido con el que entró al Parlament

Sí, primero dejé los cargos directivos y ahora he dejado Solidaridad por el apoyo del partido a la lista de CDC y ERC. Pero es algo más profundo. He dejado a Catalunya. Una Catalunya provinciana, dependiendo de España y que frente a un estado como España no tiene ni la voluntad de independizarse no me interesa. No da para más y no dará para más mientras dure el catalanismo.

¿Votará el 27-S?

No votaré. No hay ninguna lista que tenga un plan viable, real y factible para hacer la independencia de Catalunya. Y a mí quien gestione una de las 17 comunidades autónomas españolas me da igual porque no soy español.

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