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En Comú deja el debate sobre la estructura organizativa para después de su asamblea fundacional

Iñigo Errejón y Xavier Domènech, durante un acto en Barcelona

Arturo Puente

El nuevo partido de los comunes ha comenzado a gestar su apuesta ideológica a buen ritmo, después de que este domingo el grupo impulsor validara las ponencias que serán debatidas por la militancia en un proceso participativo. Todo lo contrario que el modelo organizativo, que no se discutirá hasta después de que el partido vea la luz. Según ha confirmado este martes fuentes de la organización, los planes pasan por hacer un segundo proceso participativo, después de abril, sobre esta cuestión.

Conscientes de que es uno de los asuntos más sensibles en la construcción de un nuevo partido que aglutine a otros ya existentes, ICV, EUiA y Podem Catalunya, los comunes han preferido separar en el tiempo el debate de los documentos ideológicos y organizativos. El primero comenzará este domingo y se extenderá durante el próximo mes de febrero, mientras que de lo organizativo hasta ahora ni siquiera se ha hablado en las reuniones a las que se ha convocado al conjunto del grupo impulsor.

No será hasta una vez nacida la formación cuando las bases debatan sobre cómo deben tomarse las decisiones, qué extensión territorial, con qué cargos se contará o cómo se elegirán estos. Pero, para inscribirse como partido, deberán cumplir previamente con los requisitos del Ministerio del Interior, que reclama al menos tener unos estatutos y unos cargos y órganos directivos, aunque sean provisionales

Documentos sin apenas cambios

Hasta ahora el grueso de debate ha tenido que ver con las propuestas ideológicas, sobre la que este domingo se consensuaron unos documentos cero con pocos cambios respecto a los publicados el sábado por Catalunya Plural. Pero la ausencia de cambios de calado respecto a la propuesta inicial no significa que en la reunión no quedaran patentes las divergencias existentes respecto a algunos puntos concretos, como la concrección de su apuesta de soberanía nacional, su visión de la Unión Europea o el enfoque económico.

La más controvertida de estas es la propuesta nacional, que incluso antes de llegar al documento cero ha tenido diferentes redacciones. En un primer momento, En Comú aseguraba que su apuesta era construir “una República que, a través de un proceso constituyente, podrá compartir soberanías, en lo que considere y decida la ciudadanía catalana, con un estado que debería ser plurinacional”.

En el texto presentado este martes, en cambio, hablan de “una República que debe constituirse en relación fraternal con el resto de pueblos de la Península”, y recalcan que “la expresión de esta construcción conjunta debe residir en la capacidad de compartir soberanías con un Estado que ha de desarrollar plenamente su carácter plurinacional”.

Unión Europea y anticapitalismo

Como en lo relativo a la configuración nacional catalana, los matices en redactados que pretenden generar consensos son fundamentales. Otro ejemplo es el texto que describe su visión internacional y de Europa. Tal y como ha reconocido uno de los redactores de la ponencia, Marc Parès, el consenso está en la refundación de la UE bajo criterios democráticos, pero en el espacio político también hay sectores que desean debatir sobre qué hacer si esta refundación no es posible.

Respecto a la posición internacional y europea del nuevo partido, el domingo se hizo explícita la existencia de dos grandes corrientes, una identificada con ICV y que apuesta por maximizar la cesión de soberanía a la UE, y otra más entroncada con los sectores anticapitalistas de Podemos que apuesta por revisar la soberanía cedida en el marco comunitario.

En la reunión del grupo impulsor también se trató sobre la propuesta del enfoque económico. Parès, junto a la otra ponente, María Corrales, han defendido su redactado como “un modelo económico plural, que apueste por la economía social y solidaria y por criterios de justicia y sostenibilidad”. Por lo tanto, han explicado, “contrapuesta al capitalismo”. Pese a esto, en el texto no aparece ni “anticapitalismo” ni derivados. Ocurre así porque este es otro de los flecos en los que el debate interno encontrará posiciones más alejadas.

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