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ERC y CiU se disputan el timón del proceso soberanista

Oriol Junqueras y Artur Mas

Jordi Molina

Barcelona —

Convergència i Unió (CIU) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), socios en el Parlament, se disputan el timón del proceso soberanista en las elecciones europeas que se celebrarán este domingo 25 de mayo. Una victoria de CiU daría la legitimidad necesaria al presidente Artur Mas para gestionar los tiempos de cara el 9N, fecha en la que se debería celebrar la consulta. Por el contrario, si ERC es la fuerza más votada, se iniciaría un nuevo ciclo político que podría tener consecuencias inmediatas en el Parlamento y que, a todas luces, permitiría a los republicanos subir su tono respecto las exigencias soberanistas.

Si a lo largo de la campaña los candidatos de CiU y ERC, el economista Ramón Tremosa y el filósofo Josep Maria Terricabras, habían tratado de evitar el cuerpo a cuerpo, los días previos al 25M, la formación presidida por Oriol Junqueras ha pinchado el talón de Aquiles de los nacionalistas. A pesar del tono moderado y conciliador del candidato Terricabras –ha llegado a pedir el voto para “cualquier fuerza que defienda el derecho a decidir”–, su equipo de campaña ha lanzado un vídeo en el que se ironiza sobre la indefinición de Josep Antoni Duran i Lleida, la diana de todos los dardos. Los republicanos quieren dejar claro que el voto más fiable para garantizar el “Nuevo país” –el lema para estas elecciones– es el de ERC y no han ahorrado esfuerzos en airear las debilidades de CiU, con un pasado gris en esta cruzada.

Ante esta estrategia, CiU no se ha quedado de brazos cruzados y ha sacado a pasear su figura más atractiva por ahora, el presidente Mas. En el último mitin de campaña, celebrado en Barcelona, el presidente de la Generalitat conjugó la primera persona del singular para pedir el apoyo de los catalanes: “necesito vuetro voto”, dijo el líder nacionalista en la intervención más independentista de la formación, consciente de que la estabilidad de su Gobierno podría tambalearse si los resultados no acompañan. Tremosa lo remató: “espero que sean las últimas europeas de la Catalunya autonómica”.

“Mas sabe que hay mucho en juego en estos comicios y no ha tardado en pedir el voto por quienes se la juegan de verdad, en un claro intento de convertir las europeas en un voto de legitimidad a su itinerario”, explica el consultor político y periodista David Espinós. En la misma línea insiste el profesor de ciencia política de la Universidad de Barcelona, Rafael Martínez. Para él, las europeas se consideran como “un pretexto” de lo que sería el referéndum. “A unos y a otros, si el resultado les encaja, dirán: veis, ya estamos aquí, somos mayoría. Y si no les encaja: bueno, no lo extrapolemos que son coyunturas diferentes”, explica.

En cuanto a los candidatos de unos y otros, Tremosa vuelve a ser el de Convergència después de su primera legislatura como eurodiputado. El candidato convergente puede presumir de conocer bien las singularidades de la Eurocámara y, sobre todo, de haber sido uno de los eurodiputados más activos, particularmente en la defensa del catalán. Una experiencia que contrasta con la propuesta de ERC, que ha preferido buscar personas independientes, con prestigio, como Terricabras, y no militantes del partido. En este punto cabe destacar la habilidad de los republicanos para pescar a Ernest Maragall, que hasta hace poco era uno de los referentes del PSC.

La abstención europeísta podría obviar Catalunya

En Catalunya se podría romper la tendencia a la baja que siempre han caracterizado las europeas. Un dato revelador son las solicitudes de voto por correo, consideradas un termómetro de la participación, que se han incrementado en Catalunya hasta un 45%, mientras que en el resto del país han caído casi un 4,5% en relación con los comicios de 2009. Esta diferencia podría explicarse en clave catalana, dado la proximidad de la consulta y la vivacidad del debate sobre el proceso, pero también por algunas de las peculiaridades que presentan unos comicios tradicionalmente marcados por el abstencionismo. “El voto de los ciudadanos determinará quién es el presidente de la Comisión Europea, un órgano clave en el entramado de la UE, y esto debería ser un incentivo para la ciudadanía, que tendrá un poco más de poder del que tenía hasta ahora”, explica la politóloga Berta Barbet, del Círculo Gerrymandering.

El caso es que serán las primeras elecciones que se celebran desde que el Tratado de Lisboa otorgara en diciembre de 2009 nuevas competencias al Parlamento Europeo, como es el caso de la elección del presidente de la Comisión Europea. Cuando el Consejo tenga que nombrar, este mismo otoño, el sucesor de Barroso al frente de la Comisión Europea, deberá tener en cuenta los resultados de las elecciones de este domingo. Los cinco principales partidos europeos han nombrado por primera vez a su candidato a la Presidencia de la Comisión y, algunos, se han pronunciado en favor del derecho a decidir, como es el caso de la alemana Ska Keller, candidata de los Verdes, y el líder del partido griego SYRIZA, Alexis Tspiras, candidato de la Izquierda Europea.

Poco o nada claro se puede extraer de esta cuestión con respecto al candidato del Partido Socialista Europeo, Martin Schulz, actual presidente de la Eurocámara y la esperanza de los socialistas españoles. Por el contrario, el Partido Popular Europeo ha presentado a Jean-Claude Juncker, ex primer ministro de Luxemburgo y antiguo presidente del Eurogrupo, que ha apoyado la posición del Gobierno del Estado; mientras que el candidato de los Liberales y Demócratas, Guy Verhofstadt, ha dejado la puerta abierta a pesar de insistir en la necesidad de un entendimiento entre los gobiernos catalán y español.

Si las previsiones que proyectan el voto por correo son la cara de la moneda de la participación, la cruz la encontramos en los precedentes. Y es que en las anteriores elecciones europeas, celebradas el 7 de junio de 2009, las provincias con menos participación estuvieron lideradas por Cádiz (65,66%), seguida por Girona (65,11%), Lleida (64,63%) , Baleares (64,35%) y Barcelona (62,5%). “Hay una fuerte desconexión entre los ciudadanos y las instituciones europeas, sobre todo debido a lo que se ha denominado falta de demos europeo. O lo que es lo mismo, la falta de capacidad o voluntad de la mayoría de los ciudadanos por pensar en términos que van más allá de las fronteras de su estado”, explica Barbet. A nivel nacional, la abstención en elecciones al Parlamento Europeo ha ido experimentando un crecimiento progresivo desde 1987, cuando España empezó a participar en estos comicios por su entrada en la UE un año antes.

ICV tratará de ser el referente de las luchas y los movimientos sociales

Ni en Catalunya, pero tampoco en España, está siendo fácil canalizar el malestar social y las reivindicaciones de una democracia más participativa en clave de voto. Una fuerza que lo intentará será ICV, que se presenta en Catalunya como el partido que siempre se ha mostrado contrario a la Troika, igual que hace IU en el resto del Estado. Su principal cara visible será un Ernest Urtasun que ha ido de menos a más hasta convertirse en una de las sensaciones de la campaña. Secretario de su predecesor en Europa, Raül Romeva, conoce a la perfección el funcionamiento del Parlamento Europeo y ha tejido una campaña de calle, hablando de los riesgos de una Europa gobernada “por los de siempre”.

En el todavía reciente debate de TV3, Urtasun lo dejó claro: “quiero un mal resultado para CiU”. El ecosocialista espera, dijo, que la ciudadanía castigue a CiU y PP por haber “recortado sus vidas”. Una beligerancia que se ha criticado desde la mayoría de los medios catalanes para estropear el buenrollismo proconsulta. Urtasun ha firmado una campaña insistiendo en las vergüenzas de CiU y ha insistido en que “no todo es culpa de Madrid”, en alusión a la falta de autocrítica en clave social desde que el debate soberanista ocupa todo el protagonismo. En esta línea ha citado casos, desde la sede embargada, pasando por el caso Palau o por los pactos con el PP, hasta denunciar las ayudas a las escuelas de élite. Por todo ello, los ecosocialistas piden un “doble voto” para ICV: “una garantía para defender el derecho a decidir y una política económica y social alejada de la Troika”.

La campaña del PSC en clave España y el clamor unionista

Pocas cosas hacen pensar que el PSC pueda detener la dinámica de caída libre actual, reflejada en una gran pérdida de votos en las últimas elecciones municipales, autonómicas y estatales. Las encuestas indican que el PSC pasaría a ser la tercera fuerza, tras ERC y CiU. Tal y como nos explica el analista David Espinós, el PSC ha optado por una campaña “típica y fácil” apelando al recurso de el cambio. Pero lo ha hecho obviado los debates que se cuecen en Catalunya y mirando a España con el lema “Paremos Rajoy”, que recuerda mucho a las campañas de hace unos años: “Si tú no vas ellos vuelven”. Su candidato, Javi López, el más joven de todos, ha insistido en pactar la consulta para hacerla “viable”.

Desde las trincheras unionistas, PP y Ciutadans se disputan ser el garante de la unidad de España en tierra hostil. En Cataluña los populares han presentado a Santiago Fisas, un habitual de estos comicios, que ha insistido en señalar el buen trabajo del Ejecutivo de Mariano Rajoy, “que está liderando la salida de España de la crisis”. En clave catalana, niega cualquier tipo de posibilidad de supervivencia de Cataluña fuera de España en virtud de una legalidad constitucional hecha a medida. En el acto final de campaña, celebrado en la plaza fuerte de los populares en Catalunya, Badalona, Camacho trató de utilizar los escrahes que ha sufrido su formación en beneficio propio. “No he podido celebrar un acto en mi pueblo, en Blanes”, lamentaba la líder conservadora en una intervención donde aludía a la vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría, que acompañó el acto final del PP catalán, el partido “de la concordia en Catalunya”, tal y como lo definió refirió.

El interés radica ahora en si el crecimiento de Ciutadans, reflejado en todas las encuestas, roba o no poder al PP catalán. Su líder, Albert Rivera, aseguró el viernes en el acto final de campaña que su partido nació en catalán pero que ya es la punta de lanza de la sociedad civil española. El candidato a las europeas, Javier Nart, insinuó que en Catalunya hay catalanes de primera o segunda en función de la lengua o el lugar de origen, diciendo que a él lo consideran “una especie de chusma de segunda división”. Después de un abrazo al ex diputado en el Parlament, Jordi Cañas, criticó a los partidos que rechazaron ir al debate previsto en 8TV y dijo que, “o van de sobrados, o tenían miedo”.

El auge de la formación de Albert Rivera, especialmente crítico con el proceso soberanista y con los grandes partidos, podría perjudicar las aspiraciones de los de Sánchez-Camacho, que en 2009 obtuvieron un 18% del voto en las europeas. Para blindar su espacio, han invertido gran parte de la campaña en Cataluña en erigirse como el voto útil para detener el ‘proceso’. Peores son las previsiones para UPyD, con perspectivas de crecer en España pero con su espacio político blindado en Catalunya por Ciutadans

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