José María Merino, premio Nacional de Narrativa 2013

En El río del Edén (Alfaguara, 2012), Daniel y Tere vivieron una apasionada historia de amor cuando eran jóvenes. Tras la muerte de su mujer a causa de un desgraciado accidente, Daniel vuelve a recorrer ese camino acompañado por su hijo Silvio, un adolescente con síndrome de Down. Ambos quieren depositar en la laguna la urna con las cenizas de la fallecida.

Esta historia del escritor y académico José María Merino ha obtenido hoy el Premio Nacional de Narrativa que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dotado con 20.000 euros, que reconoce la mejor obra de narrativa publicada en España en 2012 en castellano o en cualquiera de las otras tres lenguas cooficiales.

Un jurado formado por Salvador Gutiérrez Ordóñez, Darío Xohán Caban, Patricio Urquizo, Dolors Oller i Rovira, Teresa Moure, Paula Izquierdo, Ángeles Encinar Félix, Fernando Valls Gúzman, Paula Izquierdo y Marcos Giralt Torrente (ganador en 2011) ha considerado que “constituye una obra tan técnicamente arriesgada como bien resuelta, que va adquiriendo tensión a medida que avanza el relato y cuyos problemas cruciales, como el derecho a una muerte digna, se encuentran perfectamente expuestos”.

Laguna de Taravilla, territorio de leyendas

Cuando presentó la novela, Merino dijo que hacía tiempo que quería escribir una historia de amor. “Vivimos en una cultura de la deslealtad y de la palabra equívoca, y sería muy buena una cultura de la lealtad- comentaba. -Los primeros que tendrían que empaparse de ella son los políticos”.

El coruñés eligió un río porque también le gustaba porque “es como la memoria y el olvido. El río tiene ese significado de lo que fecunda y del abandono, lo que queda y lo que pasa”. Eligió el alto Tajo por su belleza natural y porque la laguna de Taravilla, que había visitado durante un largo fin de semana con su mujer, es territorio de leyendas: en ella el conde don Julián, “el gran traidor”, arrojó sus tesoros, arrepentido de haber facilitado la entrada de los árabes en España.

Merino quedó “impresionado por las aguas tan misteriosas de la laguna, con ese color especial que tiene. Era el lugar idóneo para contar una historia de amor; es una especie de paraíso y la novela es una metáfora del Edén”.

El río del Edén es el tercer título de una serie dedicada a los espacios naturales que empieza con El lugar sin culpa y sigue con La sima.

Una larga cola de premios

Aunque nació en A Coruña en 1941 y vive en Madrid, José María Merino Sánchez se considera leonés, donde ha sido nombrado recientemente hijo adoptivo. Ha sido colaborador de la Unesco para Hispanoamérica, director del Centro de las Letras Españolas (Ministerio de Cultura) y es miembro de la Real Academia Española de la Lengua. También es patrono de honor de la Fundación de la Lengua Española y Hans Christian Andersen Ambassador de la Fundación Alexander Pushkin por el gobierno de Dinamarca desde 2005.

Empezó en la literatura en el grupo Claraboya y escribiendo en la revista del mismo nombre. Y comenzó publicando poemas con Sitio de Tarifa (1972), dándose a conocer como narrador en 1976 con su obra Novela de Andrés Choz, por la que obtuvo el Premio Novelas y Cuentos.

Desde entonces alterna la publicación de novelas con la de libros de relatos, poesía y literatura para jóvenes. Este no es su primer premio; recibió el de la Crítica por La orilla oscura (1985) y el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil No soy un libro (1993). También se llevó el Miguel Delibes de Narrativa por Las visiones de Lucrecia (1996); el Ramón Gómez de la Serna de Narrativa por El heredero (2004) y el Torrente Ballester por El lugar sin culpa.

El mismo El río del Edén ya se había llevado el Premio de la Crítica de Castilla y León. El ganador de la pasada edición fue Javier Marías por Los enamoramientos, quien rechazó el galardón.