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Solo cuatro de cada diez alumnos gitanos termina la ESO

Un 64% de jóvenes gitanos no logra el título de Graduado en ESO (FSG)

Lydia Molina

A los 12 años, los estudiantes gitanos han repetido al menos una vez y, a los 16, abandonan las aulas. Es el perfil que recoge el informe “El alumnado gitano en Secundaria: un estudio comparado”, de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG) junto a otras instituciones, como UNICEF España. Mónica Chamorro, responsable de Educación de la FSG lo explica así: “Actualmente, la escolarización de las niñas y los niños gitanos en Primaria supera el 90%. Sin embargo, el absentismo escolar es muy alto a esta edad y provoca que su nivel académico esté por debajo de la media de su grupo. Por eso, muchos repiten. Llegan a Secundaria con desfase, se desmotivan y terminan abandonando”. La investigación, que se publica hoy y está basada en una muestra de 1600 entrevistas, concluye que los 16 años es la edad crítica en la que más abandono escolar se produce entre los jóvenes gitanos: solo un 20% continúa, frente al 70% del conjunto de los estudiantes.

A pesar de los avances que se han producido en los últimos 30 años, con nuevas generaciones de gitanos que superan los niveles educativos de sus progenitores, las cifras siguen en rojo. “No hay duda de que las cosas han mejorado respecto a sus padres y abuelos. Antes, la escolarización era segregada, era un modelo diferente en el que ni siquiera acababan la Primaria, pero los datos indican que hay mucho por hacer”, recuerda Chamorro. Por ejemplo, en lo referente al fracaso escolar, uno de los indicadores más relevantes y preocupantes. Un 64% de los jóvenes gitanos no consigue el título de Graduado en ESO. Y solo 3 de cada 10 cursa Bachillerato.

Actualmente, un alumno de 12 años estudia de media hasta los 20 y una alumna hasta los 21 años. En el caso de la población gitana, esa vida escolar no llega a los 18, medio punto menos en el caso de las chicas. Además, entre los 15 y los 19 años, un 43% de los jóvenes gitanos ni estudia ni trabaja, frente al 12,8% de la tasa nacional. Y entre los 20 y 24 años ese porcentaje se sitúa en el 48%, muy por encima del 27% del conjunto de personas de esa edad.

La investigación revela que los principales motivos que alegan para dejar los estudios son “estar cansado de estudiar” y “no gustarle lo que estudia” (30%), seguido de razones familiares (29,5%). “Las mujeres son las que salen peor paradas”, recuerda Chamorro. A los 12 años comienzan a salir del sistema educativo, un par de años antes que los hombres. “Desde muy jóvenes no se espera de ellas que sigan estudiando, sino que se dediquen a los suyos”. El 42% de las chicas abandona por causas familiares, relacionadas con ayudar en el hogar o el casamiento, frente al 14% de los chicos.

Unos van y otros vuelven. Un 25% de la población gitana que deja sus estudios los retoma en algún momento, siendo las mujeres las que más se reincorporan. Generalmente, a los 22 años, dice la investigación. Los chicos y chicas de 12 a 17 años vuelven principalmente a la ESO y los mayores de edad a la formación de personas adultas. “Para ambos grupos de edad el motivo principal es el hecho de encontrar una mejor salida al mercado laboral, aunque tiene un peso importante entre las chicas más mayores el hecho de que antes no podían estudiar, porque no era decisión propia, y ahora sí”, recalca el informe.

Con los datos sobre la mesa, ¿qué hacemos ahora? “Mejorar estas cifras es responsabilidad de todos, de los alumnos, de las propias familias, de los profesores... pero sobre todo de la Administración. Hay que poner en marcha medidas de acompañamiento de calidad. No hablamos de algo puntual, sino de un verdadero seguimiento que produzca cambios sociales reales. En la FSG, hemos demostrado que es posible, pero hace falta voluntad política”, defiende Chamorro, en referencia al programa Promociona, un proyecto de apoyo y refuerzo educativo. El año pasado, el 73% de los alumnos gitanos participantes concluyó la ESO y de ellos, el 96% accedió a estudios postobligatorios.

Con respecto a cómo va a afectar la nueva ley educativa, que se aprueba hoy, a la realidad de los estudiantes gitanos, Mónica Chamorro advierte: “con la información que tenemos todavía es difícil valorarlo, pero un modelo que promueve marcar itinerarios, de alta y baja calidad, a los alumnos puede dar lugar a la segregación. El talento de los alumnos no depende de ellos mismos, sino de muchos otros factores externos, como su situación socioeconómica, los referentes familiares o el contexto en el que vivan. Todos tienen derecho a tener las mismas oportunidades y parece que eso sí se va a poner en riesgo”.

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