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Sami Naïr: “Europa debe poner en marcha un Plan Marshall que integre a las clases marginadas y excluidas”

Sami Naïr / Foto: CGTS/Peter Natali

Jesús Conde

La UE mantiene uno de los PIB más elevados del planeta, pero los estándares sociales se han degradado. Se trata de estándares que hablan de altas tasas de desempleo, con un pico que llegó a los 22 millones de parados, “y generaciones enteras de jóvenes que no han encontrado trabajo”. Mientras que aquellos que lo encuentran optan a sueldos basura, y pasan a formar parte del ‘precariado’.

Es la reflexión de Sami Naïr, político y pensador francés, que ha pasado este fin de semana por Mérida como ponente del XIII Congreso Estatal y I Congreso Iberoamericano de Trabajo Social. Aboga por una construcción europea mucho más social, frente a la construcción económica.

Su diagnóstico le permite vislumbrar una clase trabajadora cada vez más pobre. “Un proceso de empobrecimiento no solo de esta clase trabajadora, sino de las capas medias bajas. Ellos han sufrido la crisis mucho más que el resto”.

“Tampoco hay que olvidar a los jóvenes, a aquellos que tienen entre 18 y 30 años. Son una generación sacrificada. En mi generación, yo podía planificar mi futuro, de modo que si quería ser profesor de universidad podía lograrlo. Ahora es imposible planificar tener un sueldo fijo”.

Reclama ante todo esto un gran plan de integración de empleo, “un gran Plan Marshall para la integración social de las clases marginadas y excluidas en Europa”. “Eso sería una Europa que podría aportar esperanza a la gente”.

“Si se trata de construir una Europa para el mercado precario, eso no me interesa. Prefiero quedarme en mi nación. Pero si se trata de construir un proyecto común y social, integrando a todas las poblaciones europeas y haciendo un trabajo para defender a las sociedades, como las clases humildes, los jóvenes, los obreros... Bajo este prisma, de protección y políticas sociales de la UE, sí la apoyo”.

Una Europa en crisis

Piensa que Europa está en crisis, “una crisis profunda en la que probablemente, si no se reorienta, puede desaparecer”. Sostiene que la amenaza son las fuerzas de extrema derecha, “que están subiendo por doquier”. “Si la UE no es capaz en los próximos años de solucionar los problemas que tiene en torno al empleo, la integración social y el euro, puede estallar”.

La pregunta, ante una hipotética desaparición, ¿qué puede pasar?. Piensa que puede aparecer un sistema nuevo en el que los países más ricos estarían juntos, y los menos ricos excluidos. “Algo que ya piden muchos en estos momentos, una Europa de dos velocidades. Y la salida de Reino Unido es un tema enorme, que no se subraya lo suficiente en los medios de comunicación, porque representan el 20 por ciento del PIB, del presupuesto de la UE. Cuando salgan definitivamente, habrá un 20 por ciento menos”.

Otro Plan Marshall ante la migración

Sami Naïr, doctor en Letras y Ciencias Humanas y Filosofía, también es especialista en cuestiones de inmigración. Apunta que los retos de la UE en esta materia son complejos, y aboga por 'organizar' la movilidad.

“No podemos abrir totalmente las fronteras porque podría plantear muchos problemas, pero sí que podemos aumentar el nivel de inmigrantes ilegales y organizar la movilidad. Crear estatutos de estancia en Europa para periodos determinados. Para trabajadores o estudiantes, y al mismo tiempo poner en marcha una gran política de ayuda a los países de origen. Y eso es lo fundamental, lo más importante”.

“Necesitamos un gran Plan Marshall para estabilizar las poblaciones en sus países. Una política de sostenibilidad económica y medioambiental para ayudar a la gente. Eso la UE lo puede hacer.  Me refiero a los países del otro lado del Mediterráneo. Necesitamos ayudar a los países de origen, los países de salida. Ahí reside el problema central”.

Reclama también una política de la paz ante los conflictos armados que de manera reiterada azotan estos territorios; “aunque desgraciadamente eso no depende exclusivamente de Europa. Sino más bien de la correlación de fuerzas y de la organización de la organización de las potencias a escala mundial, internacional”.

Plantea de este modo un gran Plan Marshall se ayuda económica para crear empleos en los países de origen de las migraciones, para poner en marcha políticas medioambientales, contra las sequías. También, políticas de educación, ayuda a las universidades y fomento de la investigación.

“Necesitamos una gran política macroeconómica que no se base en exclusiva en la cooperación comercial, sino de ayuda real al desarrollo. Necesitamos inversión, un 2 ó 3 por ciento del presupuesto europeo para los países de donde salen los inmigrantes”. 

¿Qué pasa con los refugiados?

Denuncia que la Unión Europea “se ha mostrado incapaz de poner en marcha una política de solidaridad, respetando sus propios valores”“. ”Efectivamente, no ha acogido lo que tenía que acoger y dos años después, de las 160.000 personas comprometidas, ha acogido no más de 44.000 personas“.

Para Sami Naïr existe una contradicción entre el sistema económico que mira de lado a las políticas sociales, mientras está más centrado en su propio enriquecimiento. 

La pregunta del millón: ¿La UE se merece el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2017?: “(Silencio …) Yo pertenezco al jurado Princesa de Asturias para el premio de Ciencias Sociales. Yo hubiera reflexionado muchísimo antes de dar este premio a la UE. No digo que no lo merezca, y creo que el premio ha sido dado, no por los méritos en políticas concretas, sino por el frente común que ha mantenido la UE frente a la salida de los británicos. Frente al Brexit”.

“No participé como jurado en este premio concretamente, pero entiendo que fue así. Que quisieron dar un apoyo a la construcción europea. Y en este sentido sí les apoyo, me parece que es muy positivo. Los británicos decidieron salir, pero nosotros tenemos que seguir”.

En cuanto al rumbo que debe dar la gestión de las personas refugiadas, apunta que esta crisis necesita cumplir simplemente la convención de Ginebra de los derechos humanos, porque su incumplimiento “es un gran problema para el derecho internacional. Hay que acogerlos e integrarlos”.

La culpa, ¿de la UE o de los estados miembros?

“Desde el comienzo la Comisión Europea ha sido mucho más generosa que los gobiernos, y es el Consejo Europeo, con los jefes de estado, que es el que adopta los tres criterios (en materia de acogida): el PIB, el paro y el crecimiento demográfico. Se pusieron de acuerdo para imponer estos tres criterios a la Comisión Europea, que intentó acoger más. Efectivamente es la verdad, mientras que los gobiernos se han mostrado muy fríos e incluso no han acogido el número al que se comprometieron hasta la fecha.

¿Qué se puede hacer? “Pues no se puede hacer nada, porque la Comisión no tiene peso político, es estrictamente es económico. Y la UE no es una federación. Existe como fuerza económica”.

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